23 abril, 2024

El apego

Para algunos, la actitud de la Virgen en el camino al Calvario, podría parecer la de una persona cuyo cariño no era muy grande, porque no se habla en ningún momento de una mujer que ataca a los guardias, les tira piedras, o llora inconsolablemente a gritos. Ella iba junto con la multitud callada, llorando y sufriendo en silencio, viendo el injusto sufrimiento de su Hijo. Ella es el ejemplo vivo del desapego. Aún cuando su amor por Jesús era más grande que cualquier otro, ella sufre en silencio, ni siquiera cuando se acerca a Él profiere gritos o maldiciones. Su desapego es enorme, pues sabe, como sabemos, que hay otra vida, una vida eterna, una vida donde el amor nos perfecciona, donde no hay sufrimiento y el amor puro es la felicidad completa.

La única causa del sufrimiento es el apego, ese bichito egoísta que nos hace creer dueños de lo que tenemos. Es increíble que el ser humano por el apego llega incluso a matar, ya sea por poseer algo o por conservarlo. Los celos, ese sentimiento que nuestro egoísmo nos hace confundir con el amor, son un ejemplo: nos hace crueles con la persona a la que decimos amar. Recuerdo un viejo refrán chino: Si amas en verdad algo, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no vuelve a ti es que nunca fue tuyo.

El desear tener algo es otra forma de apego. Para ser feliz necesito tener esto. En realidad el hombre se vuelve esclavo de lo que tiene o de lo que desea. El miedo a perderlo, nos impide disfrutarlo y cuando conseguimos lo que deseamos, empezamos a desear algo más. ¡Cuándo aprenderemos a desprendernos de lo que poseemos! ¡Cuándo entenderemos que lo único que poseemos es nuestra vida, ni siquiera el cuerpo que tenemos nos pertenece, pues al irnos lo dejamos! Como dice Amado Nervo en su poema “En paz”, “porque veo al final de mi rudo camino, que YO FUI EL ARQUITECTO DE MI PROPIO DESTINO”.

Lo material va y viene. Recuerdo la triste historia de una bella señora que tenía una ropa interior muy sexy que había comprado y guardaba celosamente para una ocasión especial en que emprendería (en algún momento) un viaje a un balneario en el exterior con su marido, para una segunda luna de miel. Luego de su muerte violenta por un accidente, el marido lloró al encontrar esa prenda y oír a su cuñada contar la historia.

Disfruta lo que tienes mientras está contigo y en vez de sentirte mal por haberlo perdido, recuerda los momentos de felicidad que viviste con quien estuvo a tu lado.

De tu paso por la tierra nada es tuyo. Recuerda que:

Desnudo viniste,
desnudo te irás;
de Dios has venido
y a Él regresarás.

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