6 diciembre, 2024

Carta Abierta sobre la Consulta Popular – Pregunta 4

¿Está usted de acuerdo que la Asamblea Nacional, sin dilaciones, dentro del plazo establecido en la Ley Orgánica de la Función Legislativa, expida una Ley de Comunicación que cree un Consejo de Regulación que regule la difusión de contenidos en la televisión, radio y publicaciones de prensa escrita que contengan mensajes de violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios, y que establezca criterios de responsabilidad ulterior de los comunicadores o los medios emisores?

Explicación de la pregunta:

La pregunta es de la mayor importancia, pues, tiene que ver con nuestra libertad de información y con la libertad de comunicación en nuestra sociedad, sin las cuales viviríamos en una especie de aldea aislada de la vida planetaria.

Concretamente, primero, nos piden que decidamos que los asambleístas dicten una ley por la cual se cree un organismo, llamado Consejo de Regulación, pero que nosotros no decidimos su conformación, sino que lo hará la mayoría de la Asamblea que es afín al Presidente de la República, es decir, un nuevo ente de burócratas con mayoría de gobierno.

Segundo, se nos pregunta si estamos de acuerdo en que ese Consejo regule, o sea, supervise, controle y sancione la difusión de contenidos de los programas de televisión, radio y de publicaciones de periódicos y revistas que, a criterio de ese ente burocrático, estén comunicando mensajes de violencia, enseñando sexo en películas o que fomenten cualquier tipo de discriminación, por ejemplo, a los homosexuales o lesbianas, a los negros o blancos, a los altos o patuchos, a los ricos o pobres, a los jefes o empleados, etc.

En definitiva, quieren saber si estamos de acuerdo con que este u otro gobierno nos diga qué ver en los programas de televisión, qué oír en los programas de radio y qué leer en las noticias que publican los medios de comunicación privados, pues, como es natural las empresas estatales de comunicación serán reguladas al gusto y sabor del gobernante de turno.

Razones para el Sí:

Los que crean no tener el suficiente raciocino para seleccionar los programas que ve y escucha o las noticias que lee votarán Sí, pues, alguien por ellos debe convertirse en guías y guardianes de su mente.

El voto debe ser Sí para toda persona que estime que los gobiernos deben controlar la comunicación en la sociedad, es decir, qué debo recibir como información me lo dice el gobierno, cuál debe suprimirse como programa de televisión me lo indica el Consejo, que el programa de radio que no incluye un homosexual, una lesbiana, un negro, un blanco en forma proporcionada debe ser sacado del aire.

En fin, por considerarme incapaz de elegir lo que le veo, escucho y leo digo Sí gobierno asístame para no hacer mal uso de mi libertad y mi idiocia congénita, su Consejo de Regulación es el sabio que me dará luz en estas tinieblas mentales en las que vivo.

Razones para el No:

¡No! porque soy un ser libre y capaz de escoger lo que alimenta mi cerebro sin necesidad de tres o cinco empleados públicos que piensen o decidan por mí.

Votaré ¡No! porque la dignidad de todos los ecuatorianos no puede ser pisoteada imponiéndonos tutores de nuestra propia moralidad.

Diré ¡No! a todo intento de coartar la libertad de todos a generar las decisiones de rechazo a toda comunicación que no se desea ni se quiere, pero, en forma autónoma y argumentada, no por directrices gubernamentales.

¡No! porque nadie en el Ecuador quiere ser marioneta ni vivir pendiente de las decisiones de un carcelero.

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Ajusticiando la Legalidad

En Ecuador nuestro sistema legal está basado en Códigos estrictamente definidos y de muy lenta evolución. Para opinar de legalidad hay que ser jurista o al menos tener suficientes conocimientos sobre la ley.

Justicia y legalidad no son la misma cosa. Se trata de valores que poseen una naturaleza distinta. La grandeza de la justicia es que reside en la aspiración de todos los seres humanos.

Por incomprensible que sea, los jueces no están para hablar de justicia o injusticia, puesto que lo verdaderamente suyo es la legalidad, es decir, el apego a los principios y procedimientos procésales ordenados por la ley. De aquí que pueda decirse que el jurista no es necesariamente justo y también que el justo no es de ordinario jurista.

No hay comentarios

  1. Hay que buscar una solucion a la apatia popular. La maquina politica sabe que los resultados de la consulta popular se pueden controlar hasta cierto punto, limitando la libertad de expresion de los medios tradicionales de comunicacion. Sin embargo, se ha comprobado, basado en lo que esta ocurriendo en los paises arabes, que los gobiernos autocratas no pueden controlar los medios populares de comunicacion como Facebook y Tweeter. Quizas esos medios valgan para lograr un respuesta real a la consulta popular. El reto es encontrar un remedio para levantar a las masas de su apatia popular.

  2. Esa preguntita embaucadora, es la cereza sobre la torta. Es la niña de los ojos del correísmo.

    Es el único motivo del referéndum.

    La intención es crear una ordenanza mañosa, para que sirva de tapaboca a los periodistas resabiados que no agachan el lomo.

    La culpa de la represión que se abatirá sobre los periodistas de opinión o de cualquiera que se atreva a abrirla, sin el visto bueno de Carondelet, recaerá sobre el cuenteado pueblo.

    Así; si nos quedamos con un solo canal de televisión, un solo periódico y una sola radio correísta como sucede en esas otras < grandes democracias > de Libia, Venezuela, Siria, Cuba, Corea del Norte etcétera; durante los próximos 50 años, será porque el pueblo confiado y mal informado votó por ello.

    Votaré NO porque no tengo retardo.

  3. Resulta insólito y descabellado el pretender controlar la libre información que todo el pueblo requiere para su desarrollo y conocimiento, por eso debemos votar por el No.

  4. Caramba, que no se den cuenta de toda la sarta de mentiras que dice la prensa corrupta, y todo órgano de información radial, escrito y televisivo. Cuando no tienen nada que valga la pena para que puedan vender sus periódicos o noticias en general, simplemente inventan, y no les importa el daño que hagan a quien se ponga al frente de ellos.

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