28 marzo, 2024

La junta consultiva de relaciones exteriores

Un organismo de gran trascendencia para la dirección de las Relaciones Internacionales en el Ecuador era la Junta Consultiva que estaba conformada de acuerdo con la ley de la siguiente manera:

a) El Presidente de la Corte Suprema de Justicia, quien la presidia;
b) El Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana o su representante;
c) El Jefe del Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas
d) Dos representantes de las universidades del país.
e) Diez ciudadanos con quienes el Presidente de la República resuelva integrar esta Junta.

El Ministro de Relaciones Exteriores debería convocar a la Junta Consultiva de manera ordinaria, al inicio de cada semestre del año. De forma extraordinaria se podría convocar a la Junta en cualquier momento, por iniciativa o a pedido de cinco de sus miembros.

La Junta de Relaciones Exteriores tenía las siguientes funciones:

a) Absolver las consultas y asesorar en los temas que le solicite el Ministro de Relaciones Exteriores;
b) Proponer temas de interés nacional para el estudio y evaluación del Ministerio de Relaciones Exteriores;
c) Conocer y emitir dictamen favorable previo, para la designación de los nombramientos de excepción (Jefes de Misiones
Diplomáticas y Cónsules Generales de la cuota Política del Servicio Exterior)
d) Emitir dictamen previo al nombramiento de Embajadores de Carrera en Jefaturas de Misiones Diplomáticas del Ecuador en el exterior.
e) Emitir informe previo a la extensión de límite de edad a los Embajadores de Carrera (65 años) extendiéndolo a cinco años como máximo.

Por otro lado, al inicio del Gobierno de Rafael Correa se presentó una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional para que se deje sin efecto que la Junta Consultiva confirme los nombramientos de Embajadores y Cónsules. Asimismo se dejó sin efecto también que el Presidente solo pueda nombrar dentro del 20% de la cuota política a Embajadores y Ministros. De acuerdo al fallo del Tribunal Constitucional el Gobierno puede nombrar desde Embajador hasta tercer secretario.

Pese a estos inconvenientes la Junta siguió trabajando, pero, de manera poco frecuente ya que, después se conoció el hecho de no haber sido convocada para sesionar. En pocas palabras, comenzó para ese organismo el principio de su fin.

Por los motivos expuestos, esperamos que el Gobierno Nacional no cometa este gran error y convoque nuevamente la Junta Consultiva que seguramente ayudará y evitará que el régimen cometa errores en el ámbito internacional.

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No hay comentarios

  1. Señor estarellas,espermos que el presidente de en el clavo , esperemos que n se vuelva a equivocar .puedo decir q su articulo refleja ciertas medidas que se deben seguir es lógico por su experiencia en el derecho internacional ,los asesores del presidente deberían leer este espacio el cual los van ayudar . Desde estados unidos sigo este espacio.felicitaciones Dr. Estarellas .

  2. En hora buena que sus comentarios van dirigidos a analizar la política exterior, porque no hay nada más importante que mantener una relación de respeto y buena voluntad con los vecinos. Pues considero fundamental estas reglas de vida para evitarse consecuencias negativas.

    También comparto su artículo en el cual señala a este organismo tan importante para la buena imagen de nuestro país, de por sí algo deteriorada. La Junta Consultiva cumple funciones que no deben de ser ignoradas por ningún funcionario de turno, en este caso el Ministro de Relaciones Exteriores, sino aprovechar al grupo conformado de acuerdo a la ley, para esccuchar el asesoramiento que le ofrecen y poder llevar a efecto las mejores desiciones.

  3. Muy buena iniciativa la de este artículo, y es interesante que se explique cómo debería funcionar el Servicio exterior, pero me temo que sean palabras echadas al aire.

    Primero porque quienes rodean a Rafael Correa no saben leer, segundo porque en una dictadura no se consulta a nadie y tercero, por si acaso no se hayan dado cuenta, el Ecuador está bajo un régimen totalitario arropado de un simulacro democrático, basado en elecciones a repetición, donde el dueño del país y sus socios cuentan los votos. Amén.

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