9 septiembre, 2024

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La Política de Palabras

“Que un político confíe en su palabra, nada más natural ni más lógico. La palabra es don divino, gracias al cual el hombre puede ocultar sus pensamientos cuando los tiene y simularlos cuando no los tiene.”
Julio Camba

Esa es la realidad de la política en los actuales momentos en algunos países. Una hemorragia de palabras justamente para ocultar pensamientos, ideas y programas en un caso, o para simular que los tiene en el otro.

Se nos pide elegir en muchos países a nuestros futuros gobernantes en el marco bajo y vulgar de la ofensa, el insulto y la palabrería hueca, vacía y demagógica. Es que acaso debemos elegir entre quienes insultan más, quienes gritan más, quienes dicen más palabras por minuto, pero no concretan ninguna idea o programa o temen hacerlo, no definen un plan de gobierno, no orientan al desorientado ciudadano hacia dónde vamos.

La santa inquisición

Los hechos demuestran que en los cientos de años comprendidos entre el 1200 DC y el 1900 murieron cientos de miles de personas; así como otros tantos fueron torturados y se cometieron barbaridades en las cuales se procedieron incluso a raptos de niños en nombre de Dios. La santa inquisición se convierte en el centro del odio y la motivación esencial del repudio a la Iglesia Católica, porque era la manera de oprobiosamente controlar al hombre por parte de un supuesto poder superior. Maneja la publicidad y una aureola de verdad incuestionable. El que se oponga a la Santa Inquisición corría peligro de muerte.

Los extremos de la verdad propia, que no admiten la posibilidad de la equivocación llevarán a la vivencia de extremos en los que lo primero que peligrara será la libertad, porque es necesario acallarla para hacer brillar su supuesta única verdad, la del santo inquisidor, caudillo, o llamase como quiera autocalificarse el detentador del poder que utiliza los métodos de esa oprobiosa institución para hacerse de los absolutos poderes, manejando la verdad, diciéndola a medias o creándola a la conveniencia para en su nombre, hacer vivir a los pueblos en la norma que considera correcta…

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