Relaciones publicas en la globalización
El proceso de globalización que se desencadena a raíz de la caída de la Unión Soviética, marca un nuevo rumbo de la economía, que influye en la política mundial, pues genera lo que hoy se llama el pensamiento único y provoca discusiones sobre el futuro de nuestros países. La amenaza es evidente; nos insertamos en la globalización o quedamos excluidos.
Pero esta inserción está condicionada al grado de conocimiento. Los debates a nivel de políticas conducen a escoger entre el Mercado o el Estado. Los científicos sociales se afanan en descubrir nuevos instrumentos de cambio en los sistemas, distintos a la planificación o la revolución. Pero mientras el proceso se desarrolla, existe una realidad; la economía se está globalizando con el predominio de los países industrializados, el mundo se interconecto mediante redes computacionales que abrieron la puerta de la información y democratizaron el acceso a nuevas formas de comunicarse y a nuevos conocimientos.
El dilema es ¿Qué hacer?. Los países no pueden perder su capacidad de decidir sobre cómo deben insertarse en esa nueva realidad y que utopía puede mantenerse para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes. Esta decisión tiene que ser legitima para generar compromisos concertados. De aquí depende la prosperidad o el grado de conflicto en este siglo, y surge una gran pregunta ¿puede haber mayor reto para quienes investigan, ensenan o practican algunas de las disciplinas de las ciencias de la relación?
Empresa y Universidad
Desde los años 80 del siglo anterior las empresas advierten la inevitabilidad del cambio. La literatura sobre la materia es abundante, pero no influyo lo suficiente para remover las viejas formas de organizarse y gerenciar. Solo algunas empresas se adaptaron en la Región. Lo grave no es la inadaptación, sino que la realidad se sobrepuso a las anacrónicas estructuras y aunque algunas de estas siguen igual el entorno se modifico y los públicos están más actualizados en sus exigencias que las empresas en el servicio que prestan.
Hoy las empresas hablan de Universidades Corporativas. Están creando sus propios Institutos de formación y como le aseguran al individuo empleo para toda la vida, no importa el titulo, más vale el conocimiento para realizar la tarea. Esta actitud no la han entendido algunas Universidades y siguen formando profesionales que no reciben formación integral para el trabajo. El asunto representa un riesgo, pues la universidad que no solo debe formar profesionales, sino que también le corresponde formar al ser humano, puede ceder su misión escencial y perder en el futuro la posibilidad de formar lideres para legitimar decisiones en Relaciones Publicas.
