29 marzo, 2024

La manipulación de lo sagrado

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:- Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: “El celo de tu casa me devora”. Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: – ¿Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó: – Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: – Cuarenta y seis años ha costado construir este templo ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo., cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús. Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre[1].

 

1.      Jesús, siempre tierno, pacífico y bondadoso, aparece hoy con un látigo en la mano, con un gesto impactante e insólito.

a.  Jesús, es un hombre normal, que tenía reacciones lógicas, aunque jamás pecaminosas. Es lógico que a veces reaccionemos con indignación, sin que ello suponga necesariamente una pérdida de control, ni falta moral alguna.  ¿Reaccionaríamos con tranquilidad y  parsimonia ante alguien que está ultrajando a una niña?  No debemos confundir la bondad con la ausencia de sentimientos intensos y con la imperturbabilidad. La ira como sentimiento psicológico no es el pecado capital. Es el ímpetu, la emoción, la vehemencia, y el ardor con los que reaccionamos, si somos normales, ante ciertos estímulos. Y Jesús era un hombre sumamente normal..,.a pesar de ser Dios.  

b.  Además, Jesús, Maestro, excepcional pedagogo, no sólo enseñaba con su palabra, sino también con sus gestos y modales. La enseñanza que quería dejar sentada era tan importante que incluso había que usar modos, formas y maneras que impresionen. A Jesús no se le escapa nada, ni pierde los estribos, ni tiene un “arrebato” de ira. De modo plenamente consciente, sabiendo perfectamente lo que hace, acude a la violencia y reacciona con violencia impactante, porque quiere impactarnos con violencia, y lo hace para que el mensaje quede claro. No es que haga teatro, o monte una escena, o aparente una ira que no siente, con miras pedagógicas. No. En el Misterio de la Encarnación nada es aparente. Jesús es un gran pedagogo, un insuperable maestro y usa los métodos que impacten en momentos en los que debe impactar; pero lo hace porque “le sale” así naturalmente. Esto es lo admirable en Él: compatibiliza lo espontáneo con lo intencionado.

c.  Hay otros momentos en los que Jesús procedió de modo chocante: Por ejemplo, cuando quiso enseñar a sus discípulos que no bastan los rezos para ser un hombre religioso, maldijo un árbol que te-nía muchas hojas, pero ningún fruto[2]; o cuando manda a Pedro que pesque un pez y le saque de la boca la moneda del tributo[3]; o cuando se postra ante sus discípulos para lavarles los pies[4] 

2.      Jesús rechaza la tendencia que tenemos los humanos de manipular lo sobrenatural al servicio de lo natural; condena la utilización de lo divino para lograr lo humano; reprueba la instrumentalización de lo sagrado para alcanzar lo profano; se opone al uso de lo sobrenatural para logra lo natural.  

a.  El hombre no puede poner a Dios al servicio de sí mismo, sino, justamente al revés: la criatura humana debe estar siempre al servicio de su Creador. La Biblia dice: No tendrás otro Dios más que Yo; pero el ser humano puede actuar tan chuecamente, que corre el peligro, a poco que se descuide, de él mismo ponerse en lugar de Dios, y ser dios de sí mismo.

b.  < /span>En concreto. Lo malo no está en que aquellas gentes negociaran, sino en que, primero, usaban el espacio sagrado para algo que, sin ser malo en sí mismo (comprar y vender no es en sí un pecado; moralmente es algo indiferente,[5])  para lo cual no es el lugar santo, y, segundo, se aprovechaban del sentimiento religioso, de la religiosidad de la gente para alcanzar sus fines materiales: su negocio.

3.      Por esto, la enseñanza de Jesús es mucho más amplia y actual de lo que parece:

a.  Más amplia. No se reduce sólo al mal uso del templo (el lugar sagrado) para obtener dinero. Se trata de rechazar la utilización de todo lo religioso (lugares sagrados, tiempos sagrados, objetos sagrados, funciones sagradas,  poderes sagrados, actos sagrados) al servicio de cualquier fin que no sea religioso, no sólo el dinero; aunque sean metas nobles y buenas. Toda utilización de lo religioso, de lo divino y lo sagrado, con fines que no son religiosos, divinos y sagrados es gravemente incorrecta y deshonesta; y peor si los fines son malos: vanidad, el afán de domino, egolatría…

b.  Más actual. Esta lección es muy actual, porque el peligro nos acecha a todos: Los Dirigente religiosos, la jerarquía católica, los poderes públicos, y a cada uno de nosotros. Lo dice Alfonso Gálvez: “Es lamentable que el sentimiento religioso del hombre sea aprovechado para aquellas cosas que son puramente humanas: la mezcolanza de lo divino con lo humano – Aprovechar que la gente viene al templo, aprovechar el sentimiento religioso de las gentes, ese instinto del corazón humano por el que el hombre busca de lo divino; aprovecharlo para hacer de ellos negocios puramente humanos, es una tentación que ha asaltado a los hombres de todos los tiempos…:  -“Pues, ya que la gente viene al templo, ya que la gente es religiosa, ya que la gente busca a Dios y busca la auténtica y verdadera Iglesia, aprovechemos todo ello[6].

c.  Pongamos algunos ejemplos; no sin antes dejar claro que no estamos aludiendo a personas concretas, sino a actitudes. Si lo que vamos a decir afecta a alguna persona concreta, no es nuestro problema, sino suyo. Veamos algunos casos.

4.      Funciones  sagradas o poderes religiosos.

a.  Sacerdocio:

                 i.     Un predicador que pusiese su predicación sagrada al servicio de su popularidad, de su vanidad, callando lo que debe decir o diciendo lo que debe callar. Yo, como sacerdote, debo poner mi persona al servicio del mensaje de salvación, y no el mensaje y la Palabra de Dios al servicio de mi ego personal. Santa Mariana de Jesús tenía muy claro esto, por eso, ella le dijo a un sacerdote muy sabio pero muy vanidoso después de un brillantísimo sermón: "Mire Padre, que Dios lo envió a recoger almas para el cielo, y no a recoger aplausos de este suelo".  

                ii.     Un confesor que por ser popular o simpático permitiera lo que prohíbe la Iglesia. Si yo confieso, no puedo poner el sacramento de la Reconciliación al servicio de mi persona. Hoy, hay personas que dicen: “Anda al padre fulanito, porque él te va a permitir esto (por ejemplo, el uso de anticonceptivos, o comulgar estando divorciado y casado de nuevo por lo civil); no vayas a menganito porque es muy radical”.

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iii.    
Un sacerdote que en TV buscara, no el bien y la verdad, sino vender su imagen; que utilizara su condición sacerdotal para ganar ambiente, para hacerse simpático, para subir en popularidad, para causar sensación. Para intervenir en TV hace falta ser muy honesto, muy sincero y muy humilde porque, apenas sales, te haces de mucha popularidad y si uno se descuida, como “a nadie le amarga un dulce” puedes ser presa muy fácil de la pura vanidad; y de lo que era una consecuencia inevitable (hacerse popular) se ha hecho un fin intensamente buscado…

b.  Episcopado.

                 i.     Un obispo vanidoso, que hablara de temas políticos o interviniera en asuntos no puramente religiosos porque le encantase llamar la atención, caer bien, ser polémico, singularizarse, estar en boca de todos, sentirse admirado. Un pastor al que le gusten los baños de multitud, estaría poniendo su altísima función de Príncipe de la Iglesia al servicio de su personal y triste vanidad.

                ii.     Un obispo socialista: Un obispo que difundiera un plan de salvación vaciado de su trascendencia, usara su Biblia para difundir el programa socialista o marxista: Es el intento de la llamada Teología de la Liberación. El último fin y la más elevada intención de un obispo (o de un cura) debe ser la salvación eterna de los hombres; no sólo la simple consecución de un mundo mejor, donde el desarrollo sea tan alto que se llegue a un nuevo paraíso terrenal. Si un utópico país ha logrado la cumbre del desarrollo, y ya no hay hambre, ni enfermedad, ni pobreza, ni analfabetismo, ni desigualdades económicas… en ese tal país la Iglesia de Cristo tiene enterita su misión: llevar a esos hombres al Cielo. Unos Pastores que se propusieran sólo metas humanas, muy buenas, pero simplemente terrenas, naturales, temporales… estarían defraudado a la gente y ‘maltratándola’: mirándola como si fueran animales sin trascendencia, sin destino eterno, sin un más allá… Y esto es sumamente grave.

5.      Actos religiosos

a.  Unos novios que quisieran casarse con el sacramento del matrimonio por puro afán del lujo, por ostentación, por lo llamativo de la ceremonia, los pajecillos, las damas, la ropa; y no con el deseo de fundar un hogar cristiano y para servir al Señor dándole los hijos que Él les pidiera. Hay parejas que no se casan en la iglesia por lo religioso, sino por lo social, por el folclore, por lo bonita que es la ceremonia. Acuden al Sacramento, pero a la vez han hecho una despedida de soltería de tipo pagano, y ya han decidido no tener hijos desde ahora, y casi nunca se han confesado, o ido a misa… Y de pronto, se vuelven “religiosos” y buscan el sacramento. En el fondo, están manipulando lo sagrado al servicio de lo mundano. ¿Quiere usted fiestas bonitas? De acuerdo; pero no use de un Sacramento para ello. Sea usted más honesto…folclore

b.  Unos padres que usaran la Primera comunión de su hijo para hacer una gran fiesta, llena de lujos y vanidad, alquilando los exclusivos salones de los grandes y lujosos hoteles; o que reparten obsequios carísimos a todos los invitados, víctimas de la sociedad de consumo. No se puede usar de un acto tan espiritual como el de la Primera comunión de un niño para mostrar el poderío económico…

6.      Lugares sagrados:

a.  Ir a misa para encontrarse con el enamorado, o por pretexto para salir con los amigos: como sé que mi madre no me deja salir, le digo que voy a misa, y todo resuelto. Buscar novio, no es pecado ni es algo malo; pero hacerlo en la casa de Dios, so pretexto de ir a misa, es manipular lo religioso. Quizás esto les podría suceder a los chicos  y chicas que van a misa y se quedan fuera expresamente: no entran al templo, &ldqu
o;oyen” misa, y lo pasan de película entre ellos. No es malo buscar amistades y tratar en plan social con los amigos; pero no uses la misa para eso: sé más honesto con Dios, con tus padres y contigo mismo…

b.  Ir a misa para jugar con el celular: si quieres jugar con el celular, hazlo, no pecas; pero no en la Santa  Misa. Mandarse mensajes con el celular no es pecado, siempre y cuando sean mensajes sanos. Hacerlo en misa es pecado y burlase de lo religioso…

c.  Tomas de templos por huelguistas. Por muy nobles y justas que sean las causas de ciertos sectores laborales, jamás será correcto utilizar los templos para hacer oír sus reclamaciones. No se puede usar lo sagrado al servicio de uno mismo.

7.      Tiempos sagrados:

a.  Uso de la Semana Santa para hacer turismo. Todas las religiones tienen sus tiempos sagrados (el sábado judío, el ramadán musulmán). No es correcto usar los días santos, el Jueves, el Viernes, el Sábado Santo, para hacer turismo. Haga usted turismo; no es malo, pero no precisamente esos días… al menos si usted se cree cristiano.

b.  Uso del Domingo de Resurrección en la playa para celebrar una gran fiesta en los casinos superlujosos y en los clubes de la Costa. Si usted, señor dueño del club, quiere ofrecer fiestas a la juventud, no lo haga justamente la noche Santa en la que los cristianos celebramos la Resurrección de Cristo. Nuestra alegría cristiana, no es lo mismo que la mundana. No use un tiempo sagrado, un día sagrado, para forrarse de dólares.

8.      Objetos religiosos:

a.  Imágenes para adorno de lugares de recreo: bares, restaurantes, discotecas… Soy testigo de la barbaridad – sí, ‘barbaridad’ porque el origen de esta palabra está en los tiempos antiguos, cuando las tribus bárbaras invadieron Europa y a su paso fueron arrasando con todo lo que encontraban a su paso – que han llevado a cabo los curas que, so pretexto de pobreza, quitaron de los templos todo lo que les parecía lujoso – sagrarios tallados y cubiertos de pan de oro, comulgatorios bellísimo, imágenes preciosas, púlpitos barrocos de un encanto impresionante, ornamentos sagrados – y lo vendieron a anticuarios a preciso irrisorios; y estos, a su vez, vendieron tales objetos sagrados a decoradores, quienes los colocaron, cobrando a precio de oro, en discotecas, bares, mansiones de gente millonaria… He visto comulgatorios, formando parte de los mostradores de hoteles… [7]

b.  Crucifijos en el cuello de cantantes, o como parte de los atuendos de desfiles de moda.

9.      El nombre de Dios y la misma religión:

a.  Igual digamos de los programas de TV en los que se trata de ganar tele audiencia a base de presentar temas religiosos en plan polémico y sensacionalista: celibato sacerdotal, escándalos protagonizados por ministros sagrados, sacerdocio femenino…

b.  En la política, en tiempos de campaña electoral, para ganar adeptos y votos, salir en las cámaras con el crucifijo o la Biblia en las manos o ir al templo a rezar acompañado de los canales de TV, comulgar ante las cámaras, ir a los templos a ‘rezar’, no solo y en privado, sino ante las cámaras y acompañado de los partidarios…

c.  Igualmente se podría decir de un mandatario que para perpetuarse en el poder, manipulara los sentimientos religiosos de su pueblo y saliera con crucifijos en la mano… Una de las características típicas del populismo es la manipulación, y dentro de la manipulación, la manipulación de lo religioso es muy importante.

d.  Un cineasta puede ganar dinero con su cine; pero no es honesto que acuda a la imagen de un sacerdote, y lo haga en plan absolutamente innoble, brindando al público la conducta vergonzosa e inmoral de un supuesto cura. No se puede usar la blasfemia como método para ganar dólares. Ni siquiera las miserias reales y verdaderas del clero pueden ser usadas para buscar sensacionalismo, espectadores o dinero… El cine protagonizado por curas inmorales es hoy una excelente fuente de ingresos para Directores a quienes les importa un comino la moral de los niños, y tanto que no dudan en hacer películas corruptoras de los menores. No hay peor inmoral que el moralista inmoral.

10.    El templo por excelencia es nuestro corazón: ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? [8] A veces, los mercaderes somos nosotros, cuando intentamos ‘negociar’ con Dios dentro del templo de nuestro corazón, sometiéndole, a la humillante compraventa de su Amor, a la prostitución del Amor divino. A veces pensamos así: “Yo le doy a Dios mis oraciones y sacrificios y Él, si me ama, está tan obligado a darme lo que le pido, sencillamente porque yo ya he hecho mi parte”. Sin embargo, nuestra relación con Dios no debe ser ni como la que mantiene el esclavo con su amo (temor servil), ni como la que hay entre el cliente y el comerciante (interés mercantil), sino la de un hijo con su padre (amor filial). El Amor de Dios no puede ser objeto de comercio, porque, como dice la canción, “el cariño verdadero ni se compra ni se vende”, y, como dice Dios mismo en la Biblia: “Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio”[9]


[1] Juan 2:13-25

[2] Mt 21:18-19; Lc 13:1-9

[3] Mt 17: 24-27

[4] Jn 13:1

[5] La Moral distinguen tres tipos de actos humanos:   los malos en sí mismos (mentir, abortar…); los buenos en sí mismos (rezar, dar limosna…) y  los indiferentes (caminar, hablar, comprar, en sí mismas no son acciones ni buenas ni malas). La bondad o maldad de las acciones indiferentes, depende: a)  Del fin o intención con que se hagan (caminar para ir a robar o caminar para ir a asistir a un enfermo) y b) De las circunstancias en las que se actúe (las circunstancias son los pormenores o eventualidades que rodea a la acción: quién actúa – esposo, sacerdote, niño -; a quien – robar $ 1 a un pobre, dar mal ejemplo a un niño, pegar al Papa -; el tiempo – comer carne en Viernes Santo, no ir a misa el domingo -; la publicidad – calumniar en público o en privado -; el modo (corregir con dulzura o dureza); el lugar donde actúo: vender en una tienda no incorrecto, vender en el templo, sí lo es… Y este es el caso de los vendedores del templo.

[6] Alfonso Gálvez, Meditación del 25 de marzo de 1984

 

[7] Lo vi en España, en mis años de estudiante. Uno se queda admirado de la paranoia a la que pueden llegar los clérigos cuando adquieren una manía, como la de la pobreza: ¡Pobre, Iglesia, pobres fieles, pobres parroquias, pobre Dios, pobre virtud evangélica de la pobreza…!

[8] 1 Co 3:16; 6: 19; 2 Co 6:16

[9] Cantar de los Cantares 8:7

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