19 abril, 2024

A la 9na promoción de Bachilleres del Colegio Steiner de Guayaquil

¡Bachilleres de la 9na promoción del Colegio Steiner de Guayaquil!

¡Aquí estáis listos al futuro! Para emprender una carrera que será la decisiva de vuestros destinos. Destinos que dependen de cual de los caminos escogen: el fácil, corto, placentero y débil o el fuerte y difícil, el que exige poner a prueba no solo los conocimientos, sino, sobre todo, temple y fuerza de voluntad para afrontar y vencer las vicisitudes e injusticias del mundo.

Mentira que el destino de los hombres está marcado. ¡No! ¡El destino lo hace cada uno!

¡Jóvenes del siglo XXI! El siglo exige hombres y mujeres que puedan enfrentar los oleajes de una civilización que cada vez se vuelve turbia, revolcando los valores humanos. Civilización que está en peligro de perecer si no salen a enfrentarla, jóvenes como ustedes del Steiner, no individualistas, sino conscientes de que forman parte de toda la humanidad. Comenzando por su conglomerado familiar, nación, continente y mundo, a los que tienen el deber de darles felicidad: a su familia como hijos, hermanos, esposos y padres; a su nación continente y mundo como ciudadanos de su patria, para la que tienen que ser preparados e incorruptos; guardianes de la libertad, la democracia y, sobre todo, de los derechos humanos inalienables.

Nuestro Ecuador nos necesita: a ustedes como jóvenes y a nosotros los no jóvenes, para ser grande sobre las riquezas que la naturaleza le otorgó.

En América latina hay países que están en grave encrucijada, entre los que está el nuestro, siendo victima de políticas de siglos pasados en la que la pobreza es explotada ¡Alerta de no caer en ella!

Esto de “gobernar” engrandeciendo la pobreza, sosteniéndola con canonjías y arrullos momentáneos, convirtiendo al pueblo en seres improductivos, míseros y pedigüeños, es un atentado de lesa humanidad.

Tampoco es el remedio a la pobreza, quitarle al que tiene para darle al que no tiene; más bien, “el mejoramiento de la suerte de los pobres, debe ser el fruto del aumento de la riqueza de toda la colectividad…” (Ravel) y la clave de ello es el trabajo.

¡Bachilleres! de este nuestro Ecuador! Vuestro desafío y el todos los ecuatorianos es engrandecerlo con el trabajo. “El trabajo dignifica”, lo vienen diciendo desde mis abuelos, entonces trabajad y trabajad para ser ciudadanos dignos.

Ustedes, luego de una preparación de ciclo superior! Y para los de todas las escalas sociales y económicas, es la educación la base de superación a convertirse en entes productivos en el desarrollo del País-

Después de la libertad y la vida- la educación es el más grande derecho de los hombres y lo único que nos hará libres.

La patria necesita ciudadanos educados para ser libres y coadyuvar a su desarrollo y ustedes serán unos de ellos.

¡Adelante! y ¡Animo! ¡Novena Promoción del Steiner!

¡El futuro del Ecuador está en vuestras manos!…

¡Vamos Bachilleres! por última vez en este patio, convocados por mi, a reafirmar nuestros compromiso, con el pregón del Colegio:

¡Juventud del Steiner!

¡Presente!

Caminando con paso seguro entre libros,

la fe y el saber.

Nuestro Credo es confianza en si mismo;

educando mente, espíritu y cuerpo,

armonía que nos hará triunfadores,

ciudadanos de nuestro ecuador.

¡Juventud del steiner!

¡Presente!

Caminado con paso seguro,

respetando el deber y el derecho.

Y mi último mensaje a los padres de estos Bachilleres, también –padres del siglo XXI-¡Formad! con ellos una sola legión, marcando cada uno en su propio terreno, pero con un solo ideal. ¡Unid vuestras fuerzas! a los de ellos. El mundo necesita hombres y mujeres de todas las edades, que marchen de frente para engrandecer las patrias de todos los rincones. Padres e hijos fuertes en su propia lucha, cuidándose mutuamente de no caer y si eso pasare, darse la mano para levantarse, de cualquiera de los dos lados.

Porque – tengan presente que- si bien es digno de respeto el que no se ha caído y/o resbalado, más lo es quien sabe levantarse y seguir adelante…

Y por último, quiero dejarles a ustedes un aporte de ternura indomable, de las madres quienes, de cualquier, manera llevamos el timón del barco de las vidas de padres e hijos en nuestras familias; las líneas que escribiera como periodista hace algunos años inspirada en un relato de Germán Arciniegas sobre Paula la madre de Faustino Sarmiento el gran político, escritor, educador y gobernante argentino, quien a los 84 años de edad, por su hijo era capaz de recordar los signos del alfabeto.

Mis palabras:

“Y nosotras las madres, como Paula, capaces de tantas cosas por los hijos, sin importarnos los años que tuviéremos seguiremos limpiándoles por siempre los abrojos del camino, para que marchen ustedes sin tropiezos.

¡Y si cayeres de repente, solo nosotras, hijos! Con constancia y fe inquebrantable trataríamos de reparar sus vidas estropeadas, para que puedan seguir el resto del sendero; porque ricas o pobres igual que Paula, llevamos dentro la fuerza incontenible, que nos hace capaces de tantas cosas por ustedes”

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