18 abril, 2024

Sin pena ni gloria

Vino el 14, llegó el 15, pasó el 16 de noviembre y nada ocurrió, como se habría esperado. Ni una voz, ni un susurro que haya provenido desde el revolucionario gobierno que tiene pintada la palabra “socialismo” en el esmalte de los dientes. Es posible que algún burócrata de segunda en alguna dependencia de tercera algo haya musitado, no lo descarto. Tal vez incluso algún alto funcionario, a baja voz, haya murmurado palabras inaudibles sobre la fecha, tan a baja voz que nada trascendió y nadie escuchó nada.

Parece ser que el populismo del siglo 21 es tan del siglo XXI, tan nuevaolero, iconoclasta y devastador que arrasa con todo, hasta con los recuerdos del siglo XX, haciendo tabla rasa de las conmemoraciones; más aún, cuando el vino que pretenden hacernos deglutir es lo más rancio del de antes, solamente que en odres nuevos. Pero, la Historia es Historia y el presente sólo puede ser entendido y descifrado a través de la memoria y la comprensión del pasado. Por eso es tan importante el recuerdo y tan imprescindible la Historia. Y por eso mismo los intentos de los tiranos y los beneficiarios de cualquier época para reescribir la Historia y para suprimir los capítulos que no les convienen o les restan protagonismo. Eso no es nuevo y tampoco es sorpresa.

El 15 de noviembre de 1922 es una fecha no solo memorable para la izquierda ecuatoriana (la clásica, la auténtica, no la del siglo 21), sino un hito que separa en dos segmentos la historia del país, y señala desde el punto de vista político y social el comienzo del siglo XX, así como la Revolución Liberal fue el acto político final del s. XIX. En una época en la que la Sierra no se desembarazaba aún de rezagos feudales y el eclesial-conservadurismo, aún vistiendo otras túnicas, hundía sus raíces en la capital, el modelo de desarrollo liberal, progresista y exportador generaba otro entorno y otro tipo de sociedad en la Costa, con su “capital” natural e histórica, Guayaquil, como epicentro. Eso determinó, especialmente en Guayaquil, el surgimiento de una clase obrera dinámica, al igual que el capitalismo que la generó, combativa, demandante y abierta a las ideas y movimientos sociales mundiales de la época, de la misma manera que sucedió a finales del siglo XVIII y XIX con el liberalismo.

El 15 de octubre de 1922 se estableció en Guayaquil la Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana, el 18 los obreros del Ferrocarril del Sur (de la Costa y básicamente de Guayaquil), que en ese entonces era probablemente la empresa más poderosa del país, presentaron un pliego de peticiones que incluía aumento de sueldos y demandas típicamente laborales. Ante la negativa de la empresa, el 19 decretaron la huelga que duró hasta el 26 con la solución del conflicto laboral. Pero en el camino algo inusitado ocurrió: el respaldo masivo del pueblo guayaquileño y de las poblaciones costeras a lo largo de la vía férrea al movimiento huelguista. La victoria obrera generó una ola de entusiasmo popular.

El primer núcleo socialista se fundó en Guayaquil en esos días, los obreros de la empresa eléctrica, de los carros urbanos y otros de las incipientes industrias guayaquileñas empezaron a presentar pliegos de peticiones en una ola que tendía a generalizarse. Proliferaban las asambleas populares a las que miles y miles de guayaquileños de casi todos los sectores empezaron a unirse. En pocos días la ciudad estuvo paralizada y el 13 de noviembre la Federación de Trabajadores decretó la huelga general que a esas alturas ya era un hecho. El pueblo permanecía presente en las calles impulsando demandas mucho más vastas y que rebasaban los discretos planteamientos laborales originales: demandas económicas ligadas al tipo de cambio, ocasionadas por la quiebra económica tras la caída internacional de los precios del cacao, demandas políticas, organización popular, organización gremial y sindical.

La revolución bolchevique estaba fresca, fresquísima entonces, y al puerto principal, junto con las mercancías llegaban las ideas y las corrientes sociales y de pensamiento del mundo entero. Obviamente una brisa socializante soplaba sobre estos acontecimientos. La respuesta, a pesar de la rectitud y honestidad personal del presidente Tamayo – comparables solamente con su tozudez – fue su adhesión a la línea dura de un gobierno “liberal” que había abierto las puertas al conservadurismo capitalino y confesional: sangre y fuego. El pueblo guayaquileño en las calles fue ametrallado por el ejército y los muertos llegaron a no menos de 500, en una época en que la población de Guayaquil ni llegaba a los 100.000 habitantes. El terrible acontecimiento tuvo consecuencias políticas que preñaron todo el siglo XX. El ilustre y ya desaparecido historiador Dr. Elías Muñoz Vicuña, dice: “El 15 de noviembre de 1922, tuvo hondas repercusiones. El movimiento obrero y sindical ecuatoriano lo considera la fecha más importante de su historia”. Consecuencia directa de ello fue la fundación de los Partidos Socialista, Comunista y todos sus vástagos, con los cuales Alianza País y el populismo del siglo 21, a pesar de su discurso, tienen tan poco o nada que ver.

Este gobierno ha ignorado la fecha. Para ellos no ha sido importante. Para ellos el antecedente histórico más importante de la “revolución” y magno acontecimiento de la historia ecuatoriana es la revuelta “forajida” y las protestas populares contra Lucio Gutiérrez. Me pregunto si el señor presidente y Patiño, que saben perfectamente lo que fue el 15 de noviembre, recordaron la fecha, porque el neoministro del Litoral probablemente desconoce mucho o todo sobre ese día, eso es casi seguro ¿Y Bustamante? Bueno, sabemos que él, entre ceja y ceja tiene otras preocupaciones, por ejemplo, el debate entre Vito Corleone y Max Weber.

Pero nada es accidental, ni siquiera los olvidos. Oswaldo Hurtado en su archi-reeditado “Poder Político en Ecuador”, de entre 400 páginas solo dedica un medio párrafo al asunto. En la “Nueva Historia del Ecuador”, editada por Enrique Ayala, un tal Alexei Páez sólo le dedica 3 párrafos, y para el propio sociolisto Ayala merece tres líneas en su “Resumen de Historia del Ecuador”·

Lo más sorprendente es que Leonardo Vicuña, ex-gobernador del Guayas, ex miembro del Partido Comunista, antes de hacerse bucaramista y coautor con su pariente, el insigne Dr. Muñoz Vicuña, de la “Historia del Movimiento obrero del Ecuador”, también lo olvidó. Es que las alturas del poder, a más de soroche, también produce amnesia.

La historia de cuándo y cómo murió la izquierda ecuatoriana la auténtica a partir del gobierno de Rodríguez Lara y de los factores en ella implicados, incluso el regional, es otra historia. Sobre ello volveremos en otra ocasión. Seguro que volveremos.

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Servir

¿Quiénes son los necesitados? Esa es una pregunta que debemos hacernos porque escuchamos mucho que hay que ayudarlos. Pero ¿quienes son? ¿Donde se encuentran?

Generalmente tendemos a dibujar una línea imaginaria donde por un lado están los que tienen, y por otro los que no tienen y por ende necesitan. Pero en realidad si bien hay gente que tiene mucho y gente que no tiene nada, en el intermedio hay una infinidad de personas. Así que no es que hay un grupo que necesita y otro que no necesita. Ni los necesitados están tan distantes que nos cueste tender la mano.

No hay comentarios

  1. Apreciado Gustavo:

    Recuerdo que la semana pasada leí en los periódicos quiteños alguna nota a respecto, así que me di una vueltita por Google y encontré los siguientes artículos:

    En http://www.ecuadormundo.com: El Gobierno Nacional recordó el 15 de noviembre de 1922 como fecha histórica. Nayón, 15 de noviembre de 2008

    En http://www.elciudadano.gov.ec: El Presidente de la República, Rafael Correa, rememoró la masacre de los trabajadores en Guayaquil del 15 de noviembre de 1922.

    En http://www.presidencia.gov.ec: El Gobierno Nacional recordó el 15 de noviembre de 1922 como fecha histórica.

    En http://www.elnuevoempresario.com: El Presidente de la República, Rafael Correa, rememoró la masacre de los trabajadores en Guayaquil del 15 de noviembre de 1922.

    Saludos,

    MAD

  2. Excelente articulo,por favor comencemos a escribir la verdadera historia del Ecuador, tal parece que cada autor siguiendo consignas politicas terguiversa infamemente la verdad.
    Enrique Ayala es un conocido socialista pero lo malo de el es que es un TREMENDO REGIONALISTA ENCONTRA DE GUAYAQUIL y por eso este individuo no tiene credibilidad para escribir la historia del Ecuador, lo mismo Hurtado y el tal Paez que desconosco su pasado.
    He leido varias historias del Ecuador todas casi iguales la mejor y la mas apegada a la realidad es la de Efren Aviles Pino, porque reconoce y le da a Guayaquil el verdadero papael que esta tuvo en las luchas independentistas del Ecuador.
    Los otros autores tocan el tema efimeramente minimisando la importancia de esa ciudad, talve por envidia o por consignas politicas que se quiere tapar la verdadera verdad historica que tienen que saber los ecuatorianos.
    Como aquella mentira que hay en la Catedral de Quito, en la tumba del Mariscal Antonio Jose de Sucre, enm la parte derecha de la pared donde esta el monsuleo se representa a Abdon Calderon, sosteniendo en su mano a la bandera del Ecuador, pues la verdadera bandera que este soldado mantuvo en lo alto como abanderado del batallon Yaguachi era LA BANDERA DE GUAYAQUIL!!.
    Lo peor de todo es que nadie dice nada y ninios hombres ignorantes y visitandoes extranjeros ven como realidad una tremenda mentira.
    Cuando visite Quito hace dos anios, proteste energicamente con la guia que me companiaba y lo unico que ella me dijo fue»disculpe senior pero el artista se equivoco».

  3. Señor Pérez:

    Hasta este momento, muchos pseudohistoriadores, que no son más que escritores con mucha imaginación y más rabia y resentimientos aún, se pasan escribiendo libros y libros cargados de visceralidades y falacias de todo tipo. No siempre, por más que escriban lo que queremos oír, tienen razón. Por eso, siempre hay que procurar ver las cosas no acusando al otro de regionalista ni yendo con ese prejuicio, sino hay que verlas dando a los otros el beneficio de la duda, más aún si uno no es historiador y, peor aún, si se nota que se tiene poca formación formal («desconosco», «minimisando», «verdadera verdad», «monsuleo»… deja mucho que pensar).

    Eso sí, usted tiene tooooda la razón cuando comenta lo de la guía que le ha tocado en su visita al Centro Histórico de Quito. Por lo general, uno se encuentra en ese y otros sitios de dicha ciudad con gente con bajísima formación con respecto al tema. Es algo que he visto desde que vine a vivir en esta ciudad en 1991 en guías del Museo Jijón y Caamaño de la PUCE, en el Museo Mena Caamaño, en el Palacio de Carondelet, en la Mitad del Mundo, etcétera.

    Ahora, en nuestro país existen CIENTOS de estudiosos de las diferentes áreas de las Ciencias Humanas (Historia, Geografía, Antropología, Sociología, Genealogía), todos muy buenos y muy capaces, muchos de ellos con especialización en EE.UU., Europa, México y Argentina, entre otros lugares; y que nosotros no los conozcamos no implican que sean cualquier cosa (como el «tal» Páez, a quien no conozco en persona, pero he leído varias cosas de él), lo único que se demuestra es que nosotros no podemos saberlo todo ni conocer a todos los especialistas.

    ¡Peor aún si nuestra miopía intelectual nos hace pensar que sociólogos, politólogos, antropólogos o especialistas en esos temas son «vagos»!, como diría por ahí un abogado comerciante.

    Por ejemplo, ¿sabemos quién es Pedro Porras Garcés?, ¿quiénes son Rosemarie Terán Najas, Carlos Landázuri Camacho, Marcelo Quishpe, Byron Castro, Milton Luna, Pilar Pérez Ordóñez, Carmen Sevilla Larrea, Patricio Moncayo Echeverría, José Echeverría Almeida, Guadalupe Soasti, Guillermo Bustos, Vladimir Serrano Pérez, Juan Maiguashca, Sebasitán Donoso Bustamante (que esribió sobre los piratas en Guayaquil), Fernando Jurado Noboa, Ana Marìa Goetshel, Mireya Salgado, Valeria Coronel, Juan Fernando Regalado, etcétera?

    Existe una verdadera pléyade de estudiosos del ser humano y sus vericuetos, los que puede que no sean conocidos en el mundillo «fashion» o que no tengan apellidos rimbombantes o pertenezcan a familias conocidas, pero sus estudios (que es lo que importa) y sus aportes han sido de gran importancia para el análisis social del país.

    Que no sean «famosos» al estilo de los que dicen lo que a nosotros nos gusta leer, no quieren decir que haya que tratarles de «el tal» Sánchez o «el tal» López. Que no los conozcamos sólo implica que no nos interesa el tema y que si lo oímos nombrar, no se nos va a grabar el nombre.

    Por mi parte, yo he revisado lo que han escrito el citado Efrén Avilés, he conversado con Melvin Hoyos, Ezio Garay, Rodolfo Pérez… He leído a Julio y Emilio Estrada, a José Antonio Gómez Iturralde, Calderón Chico, Guillermo Arosemena, Jenny Estrada y otros. Pero si a mi me dijeran el nombre de alguien que no conozco, antes de hablar de esa persona, lo honesto sería conocer su obra.

    Aparte de esos autores «desconocidos» ecuatorianos, existen estudiosos alemanes, franceses, italianos, gringos y de otras nacionalidades que han estudiado el país… Pero, claro, ellos tienen apellidos más sonoros, ¿no?

    Bueno, de lo que he podido conversar sobre todo con Rodolfo Pérez y con Ezio Garay, lo que pasa en mi hermosa ciudad de Guayaquil (mía, porque soy ecuatoriano que ama a su patria íntegramente, y no sólo a su pedazo de tierra -en mi caso, Ambato) es que no ha habido un interés por los estudios sociales ni por las carreras afines, razón por la cual la mayoría de quienes escriben sobre esos temas son empíricos.

    La historia del Puerto Principal tiene mucho que aportar a la historia nacional, es cierto, pero a su gente le interesa más el trabajo duro y tesonero que los conflictos de tipo social como los que se desarrollan en TODA capital política de CUALQUIER país del mundo, no sólo en Quito. Por lo tanto, los hitos de trascendencia nacional son muy puntuales y se pueden reseñar rápidamente, ya que la misma practicidad del pueblo porteño ha hecho que se solucionen rápido… No como aquí, que las cosas se dilatan.

    Espero haber aportado a la discusión y…

    ¡Que viva Guayaquil!

  4. Y si finalmente el Gno. decidiera festejar el 15 de Noviembre, de seguro que nuestro escritor de marras, enamorado platónico y camuflado de la izquierda, también protestaría.

    Finalmente la decena de párrafos que escribe el Dr. Ramírez, son para defender a los que están a favor de dicha celebración, o para atacarlos?

    Aquí, en este rincón de la Trinchera hay un soldado INDECISO, HIBRIDO, hincha del RIVERPLATE y del EGG; en este rincón donde la SEñORA sinceridad intelectual es la ausente; y sin ella, dónde la confianza y dónde la certeza moral?

  5. lo que me pregunto es qué harían los articulistas de de esta pagina si no existiera correa….. si no fuera por este abusivo, los articulistas no tendrian inspiración ni temas interesantes para tratar…..

  6. Formo parte activa de una sociedad de historiadores con sede en Lisboa, Portugal. Misma que se fundó en 1.945 con miembros de todas partes del mundo. Considero que en Ecuador, existem demasiados datos inconclusos en el campo histórico y que se están muriendo de sed al pie de la fuente. Si hay un historiador serio y documentado en ese país, que bien pudiera aclarar todas las dudas expuestas, es el reconocido historiador Dr. Ezio Garay Arellano, entiendo que es guayaquileño y sé que posee aproximadamente 40 años de experiencia en investigaciones históricas, por lo tanto, la única palabra autorizada en ese país para aclarar cualquier duda. Porqué no comienzan por reunirse con el y entrevistarlo?, Reciban mis cordiales saludos, Atte, Dr. Larrea y Ribeyrro de Souza, Portugal

  7. Doctor Larrea:

    Definitivamente, Ezio Garay, colega de historia a quien conozco desde 1991, es una de las voces más autorizadas sobre genealogía en Ecuador. Si alguien lo duda, no conoce de historia y, mucho menos, de genealogía. Es más, Ezio tiene una visión más amplia y general de la historia de Guayaquil que muchos de los más conocidos historiadores (y novelistas los más) de la región. En este sentido, Garay es menos prejuicioso, además de no ser regionalista.

    Pero que sea la única voz autorizada es simple y llanamente una falacia.

    Además, según Fernando Jurado Noboa (el mayor investigador en estas disciplinas que ha habido en el país, nos guste o no), nos cuenta que Ezio comenzó su labor investigativa en el Archivo Histórico del Guayas desde 1985, y 2009 menos 1985 no dan 40 años, sino 24 (ver: «Contribución de la SAG a la cultura ecuatoriana, Quito, octubre de 1991).

    Disculpe, Enrique (en caso de que en realidad se llame así), pero categorizar de la manera en que usted lo ha hecho me hace dudar de que pertenezca a una sociedad de historiadores; lo mucho es que pertenezca a un grupo de aficionados a la historia, pues un historiador de verdad no dice lo que usted ha dicho.

    La historiografía ecuatoriana es mucho más amplia, y Ecuador, aunque pequeño, es mucho más amplio en su historia de lo que lo vulgarmente sabemos.

    Yo he citado autores poco conocidos, pero se pueden citar CENTENAS de investigadores SERIOS Y DOCUMENTADOS de toooodo el país: Cuenca, Ambato, Manabí, Ibarra, Quito, Latacunga… ¡Uf!

    Se nota, señor Larrea, que usted no es hhistoriador.

  8. Soy el «tal Páez» al que se refiere el articulista. Quisiera señalar que el texto que escribì en la Nueva historia del ecuador es referido al Movimiento Obrero entre 1925 y 1960, por lo que mal podía referirme extensamente al 15 de nobiembre de 1922, sino como un punto muy importante para entender la dinámica organizacional del naciente Movimiento Obrero ecuatoriano. Si el ilustre articulista se dignase en leer mis libros «El Anarquismo en el ecuador» y «Los Orígenes de la Izquierda Ecuatoriana», encontraría bastante más sobre el tema. Sin embargo, la carga visceral y nada objetiva del escrito que presenta, hace dudoso que este caballero tenga la sensatez de matizar sus argumentos con un mínimo conocimiento y que se pierda en adjetivaciones sin sustento.

  9. Apreciado señor Páez:
    Conozco desde hace varios años las 178 páginas de su investigación «El Anarquismo en el Ecuador». Lamentablemente no conozco su trabajo «Los orígenes de la izquierda ecuatoriana», que por cierto, me interesa mucho.
    ¿Sería tan amable en indicarme cuándo y por quien fue editado? Facilitaría mi búsqueda en librerías, y de paso, seguramente aportaría matices a mis conocimientos y sustento a las adjetivaciones.
    Saludos.

    Gustavo Ramírez Amat

  10. Estimado Doctor Enrique Larrea:
    Le saludo desde la ciudad de Quito, Ecuador. Usted posee un gran conocimiento sobre la realidad de quienes se dedican a la historia en nuestro país, y lo felicito. Efectivamente, y sin lugar a existir duda alguna, el historiador Ezio Garay es desde hace aproximadamente unos 35 años, el más notable hombre ecuatoriano dedicado a la investigación histórica, lo que pasa es que existen muchos quiteños regionalistas que no quieren aceptar que el más destacado historiador sea guayaquileño, ese es el todo el meollo del asunto, simple y sencillamente. Sin embargo, los resultados de sus investigaciones y publicaciones hablan por si solas, y así como usted conoce la trayectoria del historiador Garay, es ampliamente conocido en todo el mundo. También confunden ciertos aficionados, por ignorancia, inmadurez o perturbaciones emocionales, que el historiador Garay se inició realizando investigaciones de caracter histórico desde la corta edad de 18 años, y considerando que actualmente debe tener unos 60 apróximadamente, pues las matematicas son muy claras: lleva más de 40 años haciendo historia. La genealogía es apenas una rama auxiliar de la historia, y el señor Garay fue candidato este año al Premio Eugenio Espejo en la categoría de historiador, no ganó por temas meramente políticos internos, nada más, pero lo merecía ampliamente y todos lo sabemos muy bien. Si usted no conoce al respecto, el Premio Espejo es nuestro Nobel local.Puedo garantizarle mi apreciado amigo, que el psiquiatra Fernando Jurado Noboa ni se le acerca al historiador Garay Arellano, nada tienen que ver el uno con el otro, Jurado Noboa es detestado en su propia tierra por despotricar de sus paisanos en publicaciones de mala muerte, por mentir, por ocultar información y por, en general ser un hombre sin ética, lo que lo ha descalificado en lo absoluto. El caso de Garay es todo lo contrario, es objetivo, serio, sesudo, investigador incansable, maduro, estudioso, equilibrado, honesto y ajustado a la exactitud histórica como si se tratara de ciencias matemáticas. Lamentablemente la internet soporta todo, y Jurado Noboa estrena cada 10 años a un nuevo esbirro para que lo defienda y lo adorne, sin lograrlo por supuesto; porque se trata de los pacientes que atiende en su consultorio psiquiátrico y que por ende, son tan retorcidos como el mismo; como usted comprenderá no se les puede dar crédito a personas con estos perfiles, bajo tratamientos especiales y menos bajo los efectos de barbitúricos. La genealogía es apenas una rama auxiliar de la historia, y el doctor Garay es un historiador profesional antes que genealogista. Y en ambos campos ha destacado, le comento que posee una columna de genealogía en importante diario, la única en el país, y con índices de lectoría asombrosos. Además es paleógrafo y los últimos años se ha dedicado ha publicar con el auspicio del Banco central del Ecuador y del Ministerio de Cultura, estudios en los que rescata a los sectores marginados por la sociedad, tales como las comunidades indígenas y negras del Ecuador, es un apreciado ciudadano que ya está sobre el bien y el mal, un erudito!, ¡Ya quisiera tener Fernando Jurado Noboa la aceptación y credibilidad que posee Garay dentro del Ecuador y lo que es más, fuera de su país! Lo felicito por no responder a las necedades escritas por personas que a simple vista es notorio que lo único que desean es perjudicar la honra e imagen de profesionales serios, y otorgárselas infantilmante a sus amigos personales, a cambio…no sabemos de qué…
    Mis apreciados saludos a los miembros de su academia en Lisboa, y una vez más, le ruego disculpar las expresiones incorrectas vertidas en este espacio por personas a las que no vale la pena siquiera tomar en cuenta. Nos hace usted un honor al conocer y reconocer a uno de los miembros más destacados de nuestra Academia de Historia Ecuatoriana, el historiador Ezio Garay Arellano es desde hace mucho, un orgullo nacional.

  11. Apreciado Fernando:

    A pesar de las diferencias personales que tengo con Jurado y de muchos cuestionamientos que se le pueden hacer, sobre todo en sus publicaciones de los últimos 10 años, no cabe duda que es el mayor investigador que ha tenido el país; se lo puede preguntar al mismo Ezio, quien fue incluído en la Sociedad Amigos de la Genealogía por 1987 por invitación del mismo Jurado, quien reconoció en esos tiempos la valía de Garay y la sigue reconociendo.

    Ezio es sin duda el mayor conocedor actual en cuestiones relacionadas con Guayaquil, El Oro, Los Ríos, las provincias fronterizas e incluso el norte del Perú. Es más, con respecto a estos temas, el mismo Jurado me ha dicho que no se mete mucho, que Garay es el que sabe.

    Pero con respecto a Ecuador: la Sierra, Manabí, Esmeraldas y el Oriente, el que más sabe es Jurado. A su vez, así como Ezio es especialista en el norte del Perú, Fernando es especialista en el sur de Colombia (es lógico, desde el punto de vista geográfico). La obra de Jurado incluye CIENTOS de libros y miles de artículos que sirven de referencia para investigadores no sólo nacionales, sino también de otros lados del mundo. Entre los 10 libros que más se han vendido en el país en los últimos 30 años, se encuentran dos de Jurado.

    Ya quisiera que Ezio participe en esta discusión, pero sé que si se lo propongo, no lo hará, pues él no es de andar hablando de sí mismo.

    MAD

  12. Un jovencito sin experiencia no puede autodenominarse «colega historiador» de un profesional de la talla de don Ezio Garay, primero, porque el jovencito inexperto no está al mismo nivel del maestro historiador en cuestión, y segundo, porque el jovencito inexperto no es historiador, sino: «un aficionado a la genealogía», ser genealogista no hace historiador a nadie, lo uno no tiene que ver con lo otro. Diferente es el caso del doctor Garay, quien es reconocido historiador y paleógrafo, que -además- destaca en el campo de la genealogía. Eso por un lado, por otro lado está la ética, la honestidad, la seriedad que ha demostrado el doctor Garay a lo largo de más de 40 años de trayectoria ininterrumpida; lo que automáticamente pone una distancia abismal con el trabajo del doctor Jurado Noboa, quien sin dejar de ser valioso en su dimensión, lamentablemente adolece de varios vicios que manchan su ejercicio, restándole credibilidad. ¿Qué es un genealogista sin Credibilidad?, nada. En resumen: el sitial en el que se encuentra el doctor Garay, nada tiene que ver con la triste realidad del doctor Jurado, es como comparar un diamante con un trozo de carbón. Tema de interés general es que el doctor Ezio Garay es el presidente fundador de la Sociedad de Amigos de la Genealogía de Guayaquil, y que renunció a la SAG de Quito, a principio de los años 80′ cuando decidió no verse relacionado con las retorcidas prácticas genealógicas del Fernando Jurado. No son comparables, no cabe. El joven en cuestión deberá tener sus razones personales para defender de tal forma terca a su amigo Jurado, pero la realidad es muy diferente y ya nada está oculto entre el cielo y la tierra, todos conocemos en Ecuador de que «pata cojea el Jurado», así como de la valía que posee el doctor Garay, tanto como historiador, como genealogista.

  13. Apreciado Fernando:

    Me dirijo a usted directamente, como bien procede en discusiones de altura. Sí, soy un aficionado a la genealogía. Mis estudios formales de Historia, mis actividades de investigación desde 1989 y mi ejercicio en diferentes actividades en el área se han visto enriquecidos por esa afición a la genealogía, pues ésta me ha permitido comprender ciertos intríngulis socio-históricos que no pueden aprehenderse como es debido desde perspectivas demasiado especializadas. La multidisciplinaridad y la interdisciplinaridad son importantes hoy en día: la psicología, la antropología, la sociología, la estadística, la demografía, la geografía, la genealogía, la politología, la economía y varias otras de las denominadas ciencias humanas nos ayudan a comprender mejor el comportamiento humano, que es en definitiva de lo que se trata el estudio histórico bien concebido.

    Conozco, como muchos, las patas cojas de Jurado, pero éstas no le restan importancia ni relevancia a los aportes reales que ha hecho. No lo defiendo como persona, pero sí defiendo su obra, así como sé reconocer también sus errores y hasta sus pecados en este aspecto.

    Pero, por honor a la verdad, hace falta que aclaremos algunas cosas que requieren una satisafacción histórica: Ezio no pudo renunciar de la SAG a principios de los ochenta, pues la SAG se fundó recién en 1983. Garay ingresó, si no me equivoco, en 1986 ó 1987, con una interesante introducción por parte de Jurado.

    Ezio se separó de la SAG a principios de los noventa, en 1993 si mal no recuerdo, y sí fue por diferencias de criterio con la directiva vitalicia, cosas que se dan en cualquier gremio o actividad humana.

    Le pido, Fernando, que lea todas mis intervenciones y que note el reconocimiento que hago a Ezio y su labor. Usted ha hablado de Ecuador, yo hablo de Ecuador al referirme a Jurado, en honor a la verdad.

    Por cierto, yo no soy quiteño, y en mis orígenes tengo sangres de 11 provincias actuales del país, incluyendo Guayas, Los Ríos y El Oro.

  14. Por cierto, el argumento de la edad es falaz aquí y ahora así como en todos los tiempos. Sólo un ejemplo: hace unos cinco años, debatiendo sobre varios temas antropológicos en un foro de Internet boliviano, un indígena saraguro disertaba con una sabiduría tal, que yo llegué a pensar que se trataba de algún yaccha o algo por el estilo, ya que se manejaba con un conocimiento no sólo de la situación actual de su pueblo y sus circunstancias, sino además que trataba con una ponderación y un respeto tales a sus oponentes que dejaba ver en él una madurez poco habitual en ese tipo de foros; pues bien, el rato del rato, descubrí que era un «muchacho» de 18 años. Más tarde, traté con él personalmente en varios foros presenciales, y el «muchacho» se destacaba no sólo como líder de su comunidad, sino también como buen contendiente para debates.

    Eso sí, yo no me comparo con él: ya quisiera haber sido así a su edad y haber podido aportar como él aporta. Con ésto, sólo quiero dar un ejemplo de que la edad no siempre es parámetro para evaluar el criterio de una persona. Lo que se debe hacer es evaluar los argumentos, y éstos se rebaten de una sola forma: con otros argumentos. Las arguementaciones ad hóminem son clásicas falacias que no llevan sino a distorsionar un debate serio.

  15. Veo en el señor Alvarado-Dávila mucha ponderación en sus comentarios. Lo felicito. Tanto el autor de este artículo como varios comentaristas caen en sarcasmos innecesarios y que no sirven para nada.

    Les copio a continuación un artículo en el que encontrarán algo sobre el sarcasmo. Espero que sirva en estos días en los que todos nos desamos bendiciones y que son solo de labios para afuera.

    La no-violencia tiene muchos aspectos. Ella implica no herir en pensamiento, palabra y acto. Hay muchos mat …ices de la no-violencia que ni siquiera imaginamos. Sabemos que no debemos matar ni golpear a nadie. Quizá podamos desarrollar el control sobre nosotros mismos para no herir físicamente a nadie, pero somos bien descuidados cuando no-violencia en palabra y pensamiento.
    Analicemos estos dos hábitos y descubramos la manera de superar
    nuestras fallas. La violencia en palabra puede ser ensordecedora. Sabemos que no debemos llamar a nadie con nombres que hieran sus sentimientos. Pero, ¿cuántas veces al día no decimos cosas que lastiman los sentimientos de alguien por levantar nuestro propio ego?
    Si nos escucháramos a lo largo del día, veríamos que cuando los demás cometen un error, asumimos que son tontos o estúpidos.
    Cuando alguien nos responde incorrectamente, lo hacemos sentir avergonzado e inferior. Cuando la gente comete errores, de hecho ya se sienten bien mal, como para que nosotros le agreguemos más sal a la herida al señalar sus equivocaciones. La mayoría de nuestras palabras violentas resultan de tratar de resaltar nuestro propio orgullo y nuestra superioridad. Pero en este proceso herimos los sentimientos de muchas personas. Muy a menudo usamos el sarcasmo pretendiendo ser graciosos. Tratamos de lucir inteligentes e ingeniosos, pero lo hacemos a costa de los sentimientos de los demás. El humor es positivo y siempre es bienvenido. Pero no debe hacerse a expensas del corazón de nadie. El humor algunas veces se mofa de las situaciones. Pero no debemos burlarnos de la gente ni romper sus corazones en el proceso.
    Otra forma de violencia en palabra es el prejuicio y el fanatismo.
    Ampliar detalles en el siguiente enlace: http://www.sos.org/spanish/folletos/semana18.pdf

  16. Mis mas sinceras felicitaciones Sr. Gerardo Braganza. Su comentario vale para todos los otros foros existentes en el medio ecuatoriano. Debemos ser ojtetivos y puntuales en nuestros comentarios. El periodismo serio lo exige!!!

  17. Mauricio!!!!! Qué gusto encontrarte por acá profe….

    Parece que algunas personas tienen aquí algo de desinformación sobre lo que se refiere a investigaciones históricas y de estudios sociales en el Ecuador y por eso les voy a contar mi experiencia……

    Yo soy de la tamarinda tierra de Portoviejo pero me fui a vivir a Guayaquil cuando era niño…. alguna vez encontré un fichero del lic. Garay del Banco Central y eso fue lo que me hizo nacer una curiosidad por la historia y por la genealogía.. así que le agradezco muchísimo al lic Garay por el impulso…… pero no podía estudiar ni lo uno ni lo otro en GYE así que cuando pude me fui a estudiar a Quito….

    después de reflexionar mucho, en Quito estudié antropología en la universidad Católica, y ahí tenemos muchos profesores de distintas ramas y hay historiadores, sociólogos antropólogos economistas psicólogos…. allí nos enseñaron que el estudio de documentos antiguos es muy importante para conocer de primera mano la historia para tratar de interpretarla e interpretar así los comportamientos humanos….. en un seminario en mis primeros niveles, allá por el año 2000, uno de esos profesores fue don Mauricio Alvarado-Dávila, quien nos enseño bases de investigación de archivo y algunos datos de paleografía, materia que él no domina pero que es necesario que conozca cualquier individuo medianamente interesado en estos temas, y nos llevó al archivo nacional de historia y nos hizo conocer un par de archivos eclesiásticos….

    después nosotros debíamos seguir nuestro camino como es lógico…. eso sí, los estudiantes de la carrera de historia van todo el tiempo a los archivos y revisan todo el tiempo documentos antiguos….. en Quito eso es muy común, la paleografía es parte de nuesta formación….

    mauricio me presentó a una paleógrafa muy buena, Lourdes Obando, que es contratada por muchos historiadores para que les dé traduciendo documentos desde el siglo XVI….

    lo que quiero decir es que un investigador de historia, de antropología o hasta de sociología en quito se convierte necesariamente en paleógrafo porque su labor le obliga…. cosa que es muy rara en guayaquil porque casi a nadie le interesa…. entonces cuando conocen un paleógrafo les parece una cosa rara…. en quito eso es muy común

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