29 marzo, 2024

Oportunidad perdida

“¿Qué es la verdad?” , dijo burlonamente Pilatos, mientras secaba sus manos. Y no se quedó esperando la respuesta. Así se consolidó la mentira , a la que Maquiavelo otorgó plenos poderes como instrumento político. Plenos poderes que la mentira no ha cesado de ejercer, conduciendo a nuestro Presidente a celebrar un triunfo electoral precisamente en la plaza donde había sido derrotado.

Alguien le mintió, sin duda, y pudo sentir en carne propia lo devastadora y repulsiva que puede llegar a ser una mentira. No fue una falta de respeto , como afirmó Nebot. Fue algo peor: una pueril equivocación, sustentada en una servil e interesada información. El malestar experimentado debió reavivar sus sectarismos ideológicos y el discurso que se esperaba, triunfalista aunque magnánimo, abierto al diálogo y a la concertación, fue un discurso triunfalista, sí, pero mezquino, apuntando a la polémica de la que estamos saturados y apelando a la intimidación de siempre . Su voluntad dinámica se puso una vez más de relieve y sus manos, que debieron tenderse a la oposición, tuvieron ademanes de rechazo y menosprecio. Debemos, pues, resignarnos a seguir escuchándole, no sé por cuanto tiempo más, como al poseedor de todas las verdades, no sin pensar que es más fácil lograr una victoria que asumirla de modo tal que no culmine luego en derrota .

El momento histórico nos imponía –nos impone – que le dejemos gobernar y que el invencible imperio del tiempo se encargue de demostrarnos si tuvo éxito o si fracasó. Al fin y al cabo, todo lo que tiene éxito en política suele pasar como verdad , pese a que las verdades más evidentes a veces son las más desfiguradas. Correa había triunfado en el resto del país, pero su triunfo se desfiguró con su derrota en Guayaquil , poniendo al descubierto el mito de su invencibilidad. Nuestra ciudad – me apena hablar tan sólo de ella – demostró que todo lo que puede ser negado debe ser negado. Y así, Guayaquil negó una Constitución preñada de ilusiones quiméricas en el ámbito de los derechos humanos y de intervencionismo estatal, retrógrado y enervador de la libertad de gestión de empresarios y de entes seccionales. Juegos estériles sobre grandes temas, el primero. Fracaso seguro , el segundo.

El diálogo se frustró. No se podrá dar una discusión imparcial, con la que la gente se aproxima a la verdad. De tal discusión se habría sabido que, quizás, Correa tiene alguna razón. Se habría sabido que, quizás, la oposición también la tiene. Se habría sabido que, quizás, las dos partes están equivocadas. Pero ambas se habrían ubicado en una posición ética. Desaparecida esta oportunidad, volveremos a la bronca , para desgracia del país.

Vamos a experimentar la llamada democracia participativa. La posibilidad de implementarla correctamente anima nuestro espíritu. Mas , estaríamos acercándonos a la democracia ateniense , bajo una óptica optimista, o a la democracia cubana , bajo la peor de las ópticas. La primera se vivió con algunas restricciones que hoy serían extemporáneas e inaceptables. En Cuba, se privilegió la línea partidista , la postura ideológica, la falssa igualdad a tabla rasa y el autoengaño .

Todo un fiasco. La incorporación de todos los estamentos sociales a la discusión y resolución de los problemas locales, regionales y nacionales , hoy en día y en el Ecuador, será caotizante. Son mitos de campaña , ceguera histérica escondida tras máscaras que no quieren ver la realidad. La democracia participativa exige un cierto nivel cultural y cívico , porque los ciudadanos pasarán a ser pequeños cogobernantes y pequeños contralores en sus espacios territoriales. Mas, en países como el nuestro , donde la ignorancia y las pasiones inflamadas por la demagogia jugaron un papel decisivo en el referéndum, la imaginaria solución inmediata de todos los problemas personales y familiares de los desposeídos, se grabó en sus mentes.

¿ Cómo entendió el pueblo ecuatoriano la democracia participativa ? Pues echando mano a lo que su desesperación les impulsaba a hacer : invadir propiedades ajenas . Así sucedió en Quito, en Guayaquil, en Esmeraldas, en Durán y en las Galápagos, apenas veinticuatro horas después del referéndum. Los invasores blandían la nueva Constitución que, según ellos, les permite apoderarse de bienes ajenos. Resulta un crimen tener la propiedad sobre ellas y hay que castigarlo . Y nadie mejor que los traficantes de tierras para ello, al grito de “¡Arriba los pobres del mundo !” ¿Seguirán su ejemplo las brigadas barriales, emulando por añadidura lo ocurrido en la Cuba castrista ? El Ministro de Gobierno, con nuevos pucheros, anticipa oponerse; pero pronto oiremos corear los cánticos hipócritas que exalten la igualdad a puntapiés entre los hombres.

Alguien debe comprender que sí tiene sentido ejercer el poder sin abusar del mismo. Lástima que se haya perdido la oportunidad para acordarlo y confirmarlo.

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No hay comentarios

  1. Dr. Cuesta
    Reciba mis saludos, despues de tanto tiempo. Felicitaciones por sus valientes y oportunos comentarios, «La critica duele pero construye»,decia Fouche.
    Maria Eugenia

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