La percepción del poder que un cargo confiere, entontece a muchos; de igual manera la fuerza que se deriva del dinero trastorna, de ahí la despectiva adjetivación de llamar a alguien “Nuevo Rico.”
El “poderoso y el rico” pronto pierden la dimensión de su común humanidad y se exponen a riesgos peripatéticos.
Las operaciones sobre el margen no los arredra, el abusar no les afecta… pues: ¡Mi poder o mi dinero arreglan todo!