25 abril, 2024

Casus Belli

Que el gobierno de Uribe cometió un atropello a la soberanía ecuatoriana es cierto, y grave. Nadie lo discute. Frente a este hecho, el gobierno colombiano lo mínimo que puede hacer es presentar sus excusas y justificaciones, cosa que ya ha hecho, y oportunamente. Que el gobierno ecuatoriano tiene la obligación de protestar con energía, demandar respeto a Colombia y a cualquier país, y exigir, tratándose de una violación tan grande a las normas internacionales, no se vuelva a repetir, también es cierto y es justo. Pero de ahí a romper relaciones con un país tradicionalmente amigo, hermano por mil razones, importante socio comercial y con quien a pesar de coparticipar en desmembraciones territoriales, de esas que se han dado en nuestras fronteras americanas, históricamente difusas, pero sin embargo proverbialmente considerado un país amigo, hay una enorme, gigantesca distancia.

Correa podía haber chillado como lo ha hecho, podía haber exigido sanciones, compensaciones e indemnizaciones, si él y quienes hacen su gobierno lo creían pertinente, pero no romper relaciones. Es que ni siquiera con Perú, país con el que nos hemos enfrentado bélicamente en más de una ocasión y al que algunas generaciones de ecuatorianos consideraron su enemigo natural, no se rompieron relaciones, ni siquiera cuando los cañones atronaban en ambas fronteras y estaba siendo derramada la sangre de hermanos, de lado y lado.

Pero, parece ser que no es la violación de la soberanía lo que más molesta a Correa. Si eso fuera, ya lo habríamos visto iracundo y sin sonrisa cuando las mil y una veces las FARC violaron nuestras fronteras. No sólo que han violado fronteras, también han secuestrado ecuatorianos, exigido rescate, enrolado ecuatorianos a sus huestes, principalmente en la región amazónica. Pero ya sabemos que las FARC entran a Ecuador como Pedro por su casa. No solo entran, además crían gallinas y cerdos, establecen campamentos y duermen a pierna suelta en paños menores en plena selva, tan seguros están de que en territorio ecuatoriano nadie los toca ¿Será que tienen alguna protección desde lo alto, tan alta como la protección divina? No indigna a los ecuatorianos que Correa proteste por la violación al suelo y espacio aéreo nacionales, indigna que a él sólo le indigne cuando se los viola para perseguir y asesinar -es cierto que en asesinato a mansalva- a los bandoleros de las FARC, pero no cuando los bandoleros violan la soberanía de manera cotidiana. A Correa no le enfurece saber que al norte hay un pueblo entero asesinado, masacrado día a día -aunque dice que le indignan las masacres-, expoliado, torturado, humillado por facinerosos que corren a tomar vacaciones y a dormir la mona tras nuestras fronteras luego de sus crímenes. Correa no ve la televisión, no lee los periódicos y no ve a los secuestrados, a los masacrados en Colombia por las FARC, porque nada de eso le encoleriza y porque para él no son terroristas. 

Ya sabemos lo que viene. La comunidad internacional, entre dientes y para quienes bien entienden, ya lo está diciendo: está mal la violación a la soberanía ecuatoriana por el gobierno de Colombia, pero no es para tanto, porque la cosa no irá más allá. Eso es lo que le dirán -en privado- los mandatarios de los países americanos visitados. Es que la muerte del máximo dirigente de las FARC -máximo porque si Marulanda aún vive, ya no cuenta- deja a ésta agónica, con los días contados: ya no serán necesarias más incursiones colombianas tras nuestras fronteras. Lo que viene después es un sucesivo bajar de la temperatura, acelerado por los paños fríos que los organismos internacionales aplicarán.

Entonces, lo que verdadera y mayormente enfurece a Correa es que le destapen los oscurísimos manejos de su gobierno con la narcoguerrilla colombiana, las mil preguntas que le van a venir dentro del país; que no pueda dilatarse más la distracción de lo inoperante y negligente de su gobierno ante la terrible situación climática que deja a medio país en escombros -la mitad de siempre-. Le molesta que se evidencie lo mal cantante que es haciendo la segunda en el dueto con Chávez. Lo que más molesta a Correa, es el nuevo frente que se le abre. Porque es ahora que le van a venir las preguntas.

Que Correa exija a Colombia que se comprometa a nunca más incursionar en nuestras fronteras. Pero los ecuatorianos exijamos a Correa que nunca más nuestro país se convierta en santuario de bandoleros. Que nunca más haya campamentos de las FARC en Ecuador.

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No hay comentarios

  1. No hay mas ciego que el no quiere ver!

    4o anios de guerrilla les dieron hectareas a estos bandidos(pastrana) pq sera q aun estan alli sera que es el modus vivendi de colombia verdad q si! asi q hay q tener mas propiedad en los comentarios

    saludos

    Barbara

    la verdara historia de uribe

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