La Asamblea y la "Salud Sexual"

Jesús decía que debemos de ser buenos como palomas, pero también  inteligentes como serpientes (Mt 10,16); y lo decía porque tanto mal puede hacer un ingenuo como un malo. Concretamente, en tema de gobernantes y legisladores, no sólo los malos son dignos de mucho cuidado, sino también los ingenuos y simples; porque los malos se aprovechan de la ingenuidad de los ingenuos para introducir y fomentar la corrupción y la maldad. Lo de ‘tonto útil’ no es precisamente una tontería, porque los tontos útiles realmente existen, y no pocos.

El artículo 45 del Proyecto de Constitución de la Constituyente dice: El Estado promoverá la salud sexual y reproductiva.  Aparentemente propone algo bueno, pero no es así,  debido a la malicia de los agentes de la cultura de la muerte (CM), que se infiltraron en la Comisión que elaboró este Proyecto[1]. Si las ideas de estos “agentes”  se  llevan a la práctica será  por la desinformación e ingenuidad de unos Asambleístas que  no captan que van a promover la corrupción y el empobrecimiento de nuestro Ecuador.

¿Qué hay detrás de la ‘salud sexual y reproductiva?

Los agentes de la CM, tan empeñada ella en introducir y fomentar en nuestro mundo el menosprecio a la vida humana (aborto, eutanasia, clonación, manipulación de embriones, reproducción artificial, destrucción de la familia), usan abundantemente una innoble estrategia: vacían las palabras y frases de su significado ordinario, y las usan, una vez trucadas y amañadas, como ‘caballo de Troya’ para sus perniciosas ideas. Ellos bien saben que si al pretendido ‘derecho al aborto’, llamaran ‘derecho al aborto’, encontrarían oposición; por eso prefieren hablar retorcidamente de ‘derecho a la salud sexual y reproductiva’.  

En muchos países se piensa que el aumento de población es una amenaza para la seguridad y el  bienestar de la humanidad,  y que es un grave problema, especialmente del tercer mundo;   y se deciden aplicar políticas de control natal y aborto, bajo el escudo de salud sexual y reproductiva.

Algunos llegan a decir: Millones  de mujeres pobres mueren en el mundo en el parto. Para evitar las muertes, hay que evitar los partos. Para evitar los partos, hay que evitar los embarazos. Para evitar los embarazos hay que hace campañas masivas de anticoncepción física (preservativos, dispositivos intrauterinos), química (píldoras, implantes, sustancias) y quirúrgica (ligadura)[2]. Si estos caminos fallan, se puede acudir, en segunda instancia,  a la eliminación del ‘producto’ del embarazo a través del aborto. Eso sí, el aborto debe ser ‘seguro’, debe llevarse a cabo en modernas clínicas dotadas de personal especializado.

Corromper a la niñez, la adolescencia y a la juventud

Además – y esto es muy grave – los adolescentes y jóvenes, al igual que los mayores tienen derecho a la ‘salud sexual y reproductiva’: hay que realizar campañas masivas para el conocimiento y el ejercicio de tal ‘derecho’ entendido tal como lo hemos explicado. ¿Exagero? Lino Ciccone, profesor de bioética de la Facultad de Teología de Lugano (Suiza), en el Lexicón del Consejo Pontificio para la Familia[3] desenmascara a la “salud sexual y reproductiva”.[4]

Sabido es que en ciertas zonas del Tercer mundo hay tanta pobreza que las parturientas ponen en peligro su vida por las pésimas condiciones en las que dan a luz. Y, yo me pregunto, ¿por qué no gastar los fondos que se gastan en ‘abortos seguros’ en la consecución de ‘partos seguros’?

Y detrás la anticoncepción masiva, ¿qué hay?

La ‘salud sexual y reproductiva’ es sólo la piel de oveja en la que se camufla el lobo de la CM. Pero no todo termina allí; porque detrás de esa piel de oveja se oculta otro lobo feroz: el control masivo de la población y sus funestas consecuencias, tal como se ve en el ahora conocido Informe Kissinger[5].

Mario Monteverde, Marcelo Pólit y J. Miguel Páez, conocidos médicos de nuestro medio,  han entregado al Presidente Correa una carta en la que han escrito[6]: “Los países ricos, sufriendo una disminución y envejecimiento de su población, consideran como una amenaza para su seguridad y bienestar el crecimiento poblacional del tercer mundo y deciden aplicar políticas de control natal y aborto, bajo el escudo de Salud Sexual y Reproductiva.  Después de varias décadas de difundir ampliamente la anticoncepción y esterilización quirúrgica en el Tercer Mundo, con particular dedicación en los pueblos indígenas, africanos, latinos y de otras regiones en vías de desarrollo, han decidido en los últimos años aumentar la presión para conseguir la legalización del aborto en América Latina y  África, bajo las banderas de Salud Sexual y Reproductiva y Derechos de la Mujer”

Los Asambleístas, han de saber, pues, que detrás de la ‘salud sexual y reproductiva’,  hay todo un proyecto económico fatal para nuestro País: la anticoncepción nos llevará a la disminución de los nacimientos, y ésta determinará – como sucede en Europa –  el envejecimiento de la población, que malogrará nuestro desarrollo para siempre en beneficio de los intereses capitalistas.

Por algo el Presidente Lyndon Johnson al festejar el 20º aniversario de las Naciones Unidas en 1965, dijo:
“Actuemos sobre el hecho de que 5 dólares invertidos en control de población equivalen a 100 dólares invertidos en crecimiento económico”. Cuando Estados Unidos intuyó que su crecimiento económico dependía de su población, en 1873, promulgó la Ley Comstock que prohibía la anticoncepción. Hoy, partiendo de su propia experiencia (un país con población numerosa tiene garantizado su desarrollo), captando que la gran riqueza de los países latinoamericanos está en su población, impone programas  control natal a nuestros pueblos y condiciona las ayudas económicas al cumplimiento de esos programas. Jamás entendí por qué el Gobierno condecoró al conocido personaje que creó, desarrolló, anima y…por supuesto,  vivió de APROFE.

Conclusión: Asambleístas, oigan a Jesús; sean, no sólo buenos como palomas, sino también sagaces como serpientes. De lo contrario, la Asamblea, de Constituyente, puede transformarse en Prostituyente… Y ‘prostituir’, es sinónimo de  degradar, envilecer, corromper, degenerar…