¿Porqué odia tanto el gran enemigo de Guayaquil?

En la naturaleza existen animales que resultan ser engendros perversos que atentan contra su misma especie. Estos se caracterizan por devorar a sus congéneres sin ninguna explicación justificable. Son depredadores de su misma carne, que cometen crímenes salvajes contra su propia raza.
Así por ejemplo la mantis religiosa, es un insecto de cabeza triangular que acepta gustosa la cópula del macho y mientras aquél se encuentra orgasmando en su interior; lo devora.
De igual manera, cuando las leonas paren, los leones atacan furiosamente a los cachorros para asesinarlos y así evitar la presencia de nuevos machos para que en el futuro no sean su propia competencia.
Esta actitud depredadora, es una aberración que se encuentra presente en muchas especies, incluyendo también la de los seres humanos.

En el Ecuador sucede lo mismo.
El gran enemigo de Guayaquil constantemente ejecuta ataques de canibalismo contra sus  hermanos Guayaquileños.
Esta injuria sistemática y obsesiva contra todo lo que signifique nuestra ciudad, solo cabe en la mente insana de quién tiene una idea fija de dañar, sin importarle el costo de su insano propósito.
El gordito que se está quedando pelado y usa camisitas bordadas a mano, es el más grande enemigo que tiene la ciudad de Guayaquil.
Superó con creces al cobarde del otrora diputado Castillo.
Pero… ¿porqué una persona que debe ser el ciudadano más sensato de la patria odia tanto a quienes más debería amar?

Hay varias hipótesis para tratar de explicar este fenómeno.
La primera sería que quién hace tanto daño a la ciudad donde nació sea malo de nacimiento y que su beligerancia radique en un descontrol de sus execrables instintos.
En este psicópata se hablaría de un ser genéticamente perverso, que alberga sentimientos ruines e instintos malvados que no puede controlar. En este caso el problema es gravísimo e incurable ya que para esta condición genética no existe tratamiento médico o ayuda psicológica que valga.

La segunda posibilidad es que un envenenado contra su lugar de origen, lo sea por que en su niñez sufrió grandes postergaciones ocasionadas por el medio donde vivía. En este caso, los traumas psicológicos se convierten en odios intestinos llenos de venganza que se devuelven como una tirria salvaje contra lo que cree la causa de su infortunio.
En este ejemplo hablaríamos de un impacto psicológico en la infancia; causado por ausencia forzada de padre, madre o hermanos.
Estos sentimientos siniestros se los lleva escondidos y afloran alrededor de los cuarenta años o cuando el individuo tiene el poder para consumar la venganza contra lo que cree ser la razón de su trauma.

La tercera posibilidad se da en aquellos individuos que aparentemente son sanos pero tienen consignas de maldad preestablecidas para un fin determinado.
Este sería el caso donde el fin justifica los medios.
Los fines pueden ser políticos, religiosos o de cualquier actividad donde una actitud malvada es solo parte de una estrategia seguida para obtener un resultado.
Pero aún en este caso donde la maldad es vivida concientemente por quién la hace, se necesita ser depravado de antemano, ya que solo un ser maligno puede atacar a sus coterráneos, por más que el mismo crea que ese fin justifica los perversos medios que esté usando.

El gordito con un hueco entre los dientes es el peor enemigo de Guayaquil.
Nadie en tampoco tiempo ni tan sistemáticamente, a ejecutado tanto daño a la ciudad de Guayaquil.
Peor aún nadie lo ha hecho con tanta obsesiva vehemencia.
No solo que ha atacado a los guayaquileños que la representan, sino a sus instituciones y a su patrimonio físico.
Toda esta beligerancia desenfrenada está solapada bajo el pretexto mentiroso de obedecer el mandato popular.
Igual que la mantis religiosa, el belicosito de los bordados, ha hecho falsos enamoramientos al acercarse a la autoridad local, para que una vez extasiado y engatusado mientras hacen la cópula, se lo devore sin empacho mientras le sonríe.

Solo en el desparpajo propio de quien no entiende el significado de la palabra lealtad hacia la tierra donde nació, se puede entender como tras una falsa sonrisa que ya no le gusta a nadie, se puedan esconder los resentimientos más bizarros de una prepotente y transitoria autoridad.

! Ojo gordito de los bordados !-!Los Guayaquileños no te lo permitiremos!.
La garra Huancavilca no dejará que uno de sus peores hijos, pueda consumar una agresión tan rastrera contra una ciudad que lo único que desprendidamente hizo fue permitir que en sus entrañas nazca, crezca y se desarrolle, el principal enemigo de su propia sangre.