20 abril, 2024

Los problemas del tránsito

Al margen de la forma intemperante y falta de respeto público con que día a día  es manifiesta  la  personalidad del presidente Correa, el  adelantarse  al veto  de las reformas a  una  Ley de Tránsito  que aun no estaba  configurada como tal, es  un criterio  por demás descabellado y  ausente de todo tino político. Sin embargo, lo válido de  esta contradicción es  poder aclarar  el significado real  de los problemas del tránsito, tal cual existen y que, por ningún pretexto, pueden soslayarse, defenderse o peor  aun proteger  sus excesos  casi siempre sinónimo de  muertes, o de víctimas  con discapacitación permanente. Es que el accidente  causado  por  un vehículo (automóvil, camioneta, camión, tractor, volqueta, bus colectivo, motocicleta, etc.)  rara vez  es fortuito. O sea, rara vez  no responde a una causa concreta con posibilidades de inculpación mediante  la justicia.

De una u otra manera  están  presentes en los problemas de tránsito 3  elementos  básicos: el  chofer, la  institución pertinente y el peatón. Pero los valores culturales es el  contexto en que  interactúa  el  conflicto. ¿Cómo dejar de lado la ruralización de las ciudades y la ausencia de perspectivas urbanas  en quien conduce,  en quien  camina en las calles y en quien  como funcionario pretende  aplicar la ley?  Claro  que hay corrupción. Pero también  está  a la luz del día el quemeimportismo en concubinato con la ignorancia del aprecio a la vida y  los derechos del otro, la deshumanización  del individuo social, el oportunismo  inmoral  de atropellar  y a sancadas trepar la escalera del estatus.

¿No es ya casi normal que  el chofer  que  está al volante de un bus de pasajeros,  si comete una infracción le da  unas monedas al  guardia de tránsito, y “aquí no ha pasado nada”? ¿Es qué importó, acaso, en esta miserable transacción,  las mujeres embarazadas, los niños, los ancianos, los colegiales, los padres de familia que, como usuarios, viajaban al trabajo, a la casa, al mercado en dicho transporte? ¿Y los miles de accidentados por año, y todos los años, presidente Correa, deben ser aceptados por la alcahuetería politiquera de la impunidad? ¿Si no es por dinero, por falta de escrúpulos, por inconsciencia porqué, entonces, la Comisión de Tránsito o la Policía Nacional  permiten que los carros de cualquier  tipo  transiten  sin luces,  con las llantas lisas,  con deterioros visibles en el motor,  el chasis, la carrocería  y les entregan, sin asco, el revisado?

Por cada  vehículo en mal estado que  cause un accidente  las autoridades que autorizaron su circulación deben ser  penalizadas. ¿Dónde están los culpables  de  los accidentes mortales  en  las ciudades o en las carreteras?  Deberían estar presos, pero de las sentencias contra estos victimarios muy poco se sabe. ¿Para qué están los fiscales, los jueces? Bendito dinero! Los peatones, sin embargo, también son culpables. Multas y cárcel también tiene que recibir el ciudadano que no acata  las reglas y normas de tránsito!

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