Desde el boom petrolero que se dio a comienzos de los años 70, la economía del Ecuador comenzó a depender de la cotización del precio del barril en los mercados internacionales, que solo entre 1972 y 1980 pasó de comercializarse en 2.50 a 35.20 dólares el barril.
Dada esta situación de bonanza los gobiernos de los años siguientes proyectaron el presupuesto general del Estado teniendo como principal fuente de ingreso la explotación y exportación petrolera, lo que generó un notable descuido de otras áreas estratégicas de la economía como la agricultura, ganadería, industrias, que en aquel entonces, con una eficiente atención pudieron convertirse en rentables generadores de ingreso, más aún al ser fuentes renovables. Pero no sucedió de esta manera y es un problema que se arrastra hasta nuestros días cuando vemos que la agricultura y ganadería son dos de los sectores más abandonados, escenario lamentable que no permite establecer ni aplicar un desarrollado modelo agro-industrial con el que podríamos tener líneas de producción nacional estables y eficientes.