29 marzo, 2024

Cultura de prevención

La semana pasada tuve la oportunidad de viajar a Canadá, específicamente de visitar la Universidad de Regina, ubicada en el pequeño poblado del mismo nombre. En esta hermosa labor de ser educador se exploran permanentemente nuevas oportunidades para los estudiantes y la firma de un convenio entre el centro de estudios mencionado con la empresa ecuatoriana EUROLINGUACORP fue la oportunidad.

Durante el trayecto se dispone de tiempo para reflexiones profundas a partir de lo que se vive, por ejemplo, resulta notorio la escasísima preocupación de los canadienses y hasta de los norteamericanos por la presencia del “cuco” –como aparentemente podría llamarse al famoso virus A H1N1

Evaluación… ¡la otra parte!

En dos artículos precedentes he enfocado el tema “del momento”, el de la evaluación docente, tratando de comentar el punto de vista de la sociedad ecuatoriana de la cual soy parte –y ustedes también-, a propósito de la negativa de los maestros y maestras fiscales afiliados a la UNE para someterse a un proceso evaluativo dirigido por el Ministerio de Educación del Ecuador.

Siempre me ha parecido correcto “pensar en otros puntos de vista” como acostumbraba a decir Margarita Amestoy, pues en ello se empeña la justicia y en gran medida la reflexión ética de quien juzga, de quien evalúa… en resumidas cuentas. Si no tomamos en cuenta, además, el punto de vista de los profesores fiscales de la UNE para entender holísticamente el problema es probable que culminemos sesgados en nuestros criterios, lo cual también, es poco deseable… ¿verdad?

¡En vida hermano…!

Una de las características más comunes que suele observarse en quienes vivimos este siglo, para muchos individualista y deshumanizado, es aquella de ser “mezquinos con el elogio” entre seres humanos. Nos cuesta realmente aceptar lo bueno del otro y decírselo… ¿por qué?. El egocentrismo gana adeptos cada día. ¿Cuándo fue la última vez que le dijo a alguien… “te admiro”?, “reconozco en ti estas cualidades”. ¿Recuerde si recientemente ha sido capaz de abrazar a su madre, a su esposa o a sus hijos y expresar un sincero “gracias”?.

“Competencias” en educación

De un tiempo a esta parte la ciudad se ha vuelto un terreno propicio para el desarrollo de cursos y seminarios acerca del tema “competencias en educación”.

Muchos de esos eventos nos dejan a los asistentes con amargas experiencias pues vamos alentados por aprender algo más y nos encontramos con teóricos que no dejan de repetir aquello que los textos señalan acerca del tema y que ya lo conocemos. La propia palabra “competencia” tiene múltiples acepciones, por supuesto, aunque en educación la utilizamos como…

¡Cultura de evaluación!

Cuando el piloto de un avión comercial sale, por ejemplo, desde Guayaquil hacia Miami llevando a más de un centenar de pasajeros, sabe que su objetivo debe lograrlo en aproximadamente cuatro horas y media. Sin embargo, durante el trayecto, está consciente de que tomará en cuenta una serie de cosas que influirán necesariamente en el tiempo de llegada, así pues las turbulencias, los problemas de cambio climático, los desperfectos en la aeronave, la salud del piloto o copiloto, las órdenes desde las torres de control de los aeropuertos, etc, etc, facilitarán o no el cumplimiento de lo planificado. Una primera pregunta que salta a la vista es…

¡Evaluación!… ¿para qué?

“Lo que no se mide no se mejora”… escuché una vez. Desde ese momento comprendí la relación directamente proporcional que tiene la evaluación con el mejoramiento de los procesos, en especial humanos. En Administración se acepta en general que son cuatro las intrincadas fases en el manejo de organizaciones.

Yo he llegado a la conclusión personalísima que lo mismo puede ser trasladado a la administración de una escuela, un colegio, una empresa de electrodomésticos, un país y aún la vida misma. Después de todo el “concepto” de empresa es amplísimo y profundamente cautivante en su descripción.

“Pensamiento” para maestros fiscales y el 13 de abril

¡Qué gusto!, y… ¡qué satisfacción!

Ver a tantos –más de mil- maestros y maestras fiscales de Bachillerato capacitándose en el tema de “Desarrollo de Habilidades del Pensamiento” usando el texto ofrecido por el Municipio de Guayaquil para su labor en las instituciones educativas de la ciudad de Guayaquil.

Trabajo concertado extraordinario del Alcalde Nebot y su dinámica Concejal Marcia Gilbert de Babra, así como la válida participación de una institución que hace muchos años trabaja incansable y calladamente por el bien del mejoramiento de la calidad educativa del país, la FUNDACIÓN ECUADOR.

¡Importante y urgente!

Existen cosas en el mundo que son importantes pero no necesariamente urgentes, otras son urgentes aunque poco importantes, las de menos suelen ser urgentes e importantes, por supuesto que la gran mayoría tal vez son cosas que ni son importantes ni urgentes, y son –éstas últimas- las que más nos desgastan y nos hacen perder el rumbo.

Con la educación ecuatoriana puedo establecer ciertas similitudes. Para todo político en campaña, para cualquier “educador” de esos que afirman saber mucho, la premisa acerca de la importancia de la educación les permite horas y horas de “cantaleta” verbal acerca de lo correcto y lo que debe hacerse para “apoyar a los niños y jóvenes de mi Patria”, lo hemos escuchado durante años, muchos años y … ¡no ha pasado nada!.

Instituciones educativas… ¡aparecen y desaparecen!

Sí, en efecto, a medida que avanza el tiempo hemos visto tantas y tantas instituciones educativas privadas que han aparecido, muchas con grandes expectativas generadas, y luego han desaparecido… Hoy, que en Guayaquil percibo algunas en ese trágico camino, me pregunto… ¿cuáles son las razones?. ¿Por qué una organización educativa “sólida” puede caer hasta el punto de desaparecer?

Múltiples razones puedo percibir desde mi óptica de educador, desde el mítico cierre del famoso “Dolores Baquerizo” hasta la intervención –paso previo al análisis de permanencia en el mercado- que hace el CONESUP a una que otra universidad guayaquileña.

Perder el año…

¿Recuerda usted su educación primaria y secundaria?. Para muchos, martirizados con ejercicios de altísimos grados de dificultad sobre todo al final del período escolar. Sí, en efecto, los profesores hacían durante el trimestre los ejercicios más fáciles que pudieran pensarse con sus alumnos y se esmeraban por buscar los más difíciles para ponerlos en el examen final y demostrar con ello que el estudiante no estaba preparado para “aprobar” el año.

Lo cierto es que reprobaban juntos, los unos y los otros, pues un estudiante perdiendo año es también un llamado personal de atención para el maestro que no pudo o no supo llegar –salvo especialísimas circunstancias-.

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