19 marzo, 2024

¡Salud!

Se apagaban las luces de la habitación, sin ganas de dormir porque ya había dormido todo el día, y éramos yo y el silencio. No tenía otra que pensar, pensar y pensar… […]

Como «El Chavo»

Debemos admitir que como sociedad hemos avanzado algo en cuestión de superación de prejuicios, pero aún tenemos muchos. La conquista más grande en este ámbito ha sido el tema masivo: el de […]

Cultura de descarte

El Papa Francisco habla mucho de ella porque es muy común en los países tercermundistas donde todo lo que “no sirve” se descarta. La conoció muy bien como Mario Bergoglio cuando tuvo […]

Yo Periodista

En enero del 2015 cumpliré 20 años como periodista. Y a lo largo de todo ese tiempo tengo el sano orgullo de decir que he servido más con el ímpetu con el que he vivido mi profesión que ocasionado daño con mis errores que sí, los he tenido y, sin lugar a dudas, los tendré. No he hecho periodismo para acumular medallas. Para que la gente me admire. Para adornar mi personalidad con el premio Pulitzer o el del ITV o las portadas de las revistas que aquí, principalmente “las peluconas”, siempre le dan la vuelta a los mismos. Mis causas en este camino han sido las de los menos favorecidos, las de aquellos a los que se les negó la oportunidad de denunciar. Las de los maltratados por el sistema. Las de los estafados. Las de los que fueron humillados por la indolencia y el sórdido quemeimportismo.

Su nombre lo dice todo

Fue sepultado sin hábito pero era el hermano más hermano de las Escuelas Cristianas del Ecuador. Lo acompañó en su sepultura ese traje azul marino con el que, sin querer haber llegado a ser rector o superior del Colegio y de su orden religiosa, impuso más respeto, dignidad, sobriedad y cariño que cualquier otro. Era la institución dentro de la institución.

Qué chocantes puede que resulten estas palabras a algunos pero creo que en honor a la verdad era el mejor. Y en honor al honor que merece esa insigne institución llamada San José, cuando algún joven pregunte cómo debe ser para convertirse en un buen hermano de las escuelas de La Salle, un buen amigo, un buen maestro, un buen educador, un buen cristiano, todos a una deben responder: como Adolfo Armijos!

Amor de Contrabando

Por mi trabajo permanentemente acepto invitaciones a eventos escolares para
hacer un reportaje o servir de juez de algún concurso. Hace unas semanas
estuve en uno de ellos. Para no encasillar el tema de mi análisis en una
parte del sistema nacional educativo -porque creo que la catástrofe es
general- no diré si fue en un colegio fiscal o privado. Fue un colegio nada
más donde a cada rato la voz ostentosa del animador decía que ahí se forjaba
el futuro de las familias y la Patria.

Estuve de juez en una gymkana ahí. Uno a uno pasaban por la tribuna números
llenos de energía y emoción propios de los jóvenes que le ponen ganas a todo
cuando son apoyados y animados. La mayoría de actos fueron bailes. Cómo
bailan los pelados de ahora! Es impresionante! Rompen las caderas, viran los
troncos, contornean las cabezas igual que la niña de El Exorcista… como sí
fuesen a arrancárselas! Se mueven como si fuera lo último que van a hacer en
sus vidas.

Únanse

La pretensión de Dalo Bucaram de que el centro, en el que se ubica su partido, y la derecha, que suma ya como cinco candidatos a la Presidencia, se unan, es prácticamente una utopía… ¡Los conocemos! Sabemos que la principal debilidad de cada uno de ellos es el súper ego que los tiene ensimismados, prácticamente desconectados.

¿Cómo se te ocurre, Dalo, pedir algo así? ¿Sabes cuándo se van a unir? ¡Cuando entiendan lo que está pasando! Y para eso debieron necesariamente cruzar por un proceso de madurez política y crecimiento personal que evidentemente ni piensan transitar. De madurez, te digo, para comprender que todo momento político no es igual (hasta el más caído de la hamaca se da cuenta de que hoy por hoy la cosa es complicada si lo único que se tiene es cara lavada o dinero) y crecimiento personal, porque sólo alguien con un profundo sentido de nobleza puede entender que en el renunciamiento también hay oportunidades. Yo no veo en ninguno de los precandidatos o candidatos de tu tendencia, o de la derecha, eso. Lo veo en ti, y te doy un punto a tu favor por el simple hecho de haber lanzado la propuesta. Aunque, obviamente, haya nacido del ferviente y noble deseo de que se apoye a tu padre.

Los Sufridores

Nuestro país está jodido porque está repleto de ellos. En todas las instancias. En todas las familias. En todos los grupos, gremios y movimientos sociales hay un sufridor al acecho… Ahí están, son causa y motivo de la destrucción de hogares. Del odio y desentendimiento en los barrios. Del mal ambiente en las empresas. De la separación de los grupos de amigos. En general, del estancamiento de los países. Porque el sufridor es el sinónimo patético del peor grado del acomplejado: el que sólo mira lo malo.

Para el sufridor, que es por esencia murmurador, todo el mundo es marihuanero, drogadicto, pandillero, puta, maricón o ladrón. Nunca nadie tiene buenas intenciones. Todos tienen un objetivo escondido y se satisface y solaza “descubriéndolo”. Es más, le dedica tiempo a eso. Mide cada palabra, cada gesto, cada tartamudeo en su afán de demostrar que quienes lo rodean son tontos y quieren hacer o hacen mal. No hace ni deja hacer. Sufre por eso. Pero, sorprendentemente, sufre además porque los demás también hacen.

El padre de todos los juicios

Ante la Constitución de la República todos, absolutamente todos, somos iguales. El chamberito, el jornalero, el ejecutivo, el banquero, el presentador de farándula, el deportista, el periodista, el policía, el militar, el presidente, el director de un medio; cualquiera, si se siente afectado en su honor por lo que otro hable o acuse sobre su persona, tiene derecho a demandar y a exigir reparación. Este es un principio fundamental del estado de Derecho aquí y en todo el mundo. Por eso no encuentro digerible la idea por algunos esgrimida de que el Primer Mandatario ante el juicio interpuesto a Emilio Palacio y El Universo esté atentando contra alguien y hasta contra la misma democracia. ¿Por qué pues? Que un ciudadano se acoja a un recurso amparado en la ley y busque la aplicación de los derechos que ella contempla no puede ser un atentado contra el Derecho. Para mí es claro que Rafael Correa Delgado está actuando como lo haría cualquier otra persona si le insinúan que es asesino y eso lo ofende. No veo que atente a nada más que contra su tiempo como todo ciudadano que va a la susodicha Corte a seguir el engorroso proceso.

Que se escuche a todos

Yo quiero que alguna vez se escuche a otros abogados. Aquellos que no tienen el apellido rimbombante ni sean conocidos por sus suntuosos estudios jurídicos. Quiero que se escuche al defensor que muy temprano en la mañana se levanta a esperar en las afueras de la Corte para ingresar al juzgado a revisar personalmente sus procesos; no al que manda al practicante de universidad a chequearlos y que igual cobra un montón de dinero. Quiero que se escuche al que tiene el cuello de su traje curtido y raído porque ha tenido que ponérselo seguidamente pues o no tiene muchos ternos o mandarlo a lavar le cuesta. No al que ingresa a cada diligencia con traje de lino italiano nuevo anunciando además su llegada por el perfume que huele a metros, con actitud triunfadora porque ya todo está hablado. Quiero que se escuche a aquel abogado que huele a humilde y debe dar crédito a su cliente para pagar su defensa y no al que cobra por adelantado y hasta le da redactada la sentencia al magistrado. Al que merodea en los zaguanes alrededor del parque Centenario, esperando después del almuerzo la hora de la audiencia, para entrar secándose la frente con su pañuelo y exponer sus argumentos; no al que llega en un carrazo y es dejado al pie de la puerta junto con su séquito de asistentes y guardaespaldas, con quienes una noche antes estuvo también visitando la casa o invitando a una cena en un buen restaurante al juez. Al que en la audiencia cita artículos y códigos y no al que guiña el ojo al secretario.

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