24 abril, 2024

El Bautismo de Jesús. ¿Y el nuestro qué?

La fiesta del ciclo de Navidad se cierra con la fiesta del Bautismo de Jesús que se celebró el domingo pasado. Nacimiento histórico y nacimiento meta histórico, o sea divino, son dos hechos de un solo proceso: hacernos trascendentes, reconocernos hijos e hijas de Dios, venidos de una misma fuente, llamados a la plenitud. Sentirnos uno de tantos, “mientras estaba en la fila, entre muchos, se bautizó Jesús”. Sentirnos los predilectos: “Tú eres mi hijo amado, en quien me complazco”.

¿Por qué nos bautizaron de pequeños, sin nuestro consentimiento? ¿Tenemos claro que en el bautismo de Jesús, se revela su identidad y misión, su procedencia y proyecto? ¿Tenemos claro la diferencia entre el bautismo de Juan con agua, mera purificación y conversión y el bautismo de Jesús, con fuego símbolo del Espíritu que transforma la vida e invade con pasión el fondo de nuestro ser que revela nuestra identidad y cualidad primera: llamados al infinito y no arrastrarnos en las trivialidades de la vida?

Visiones y Deseos (Nuevo año)

¿Cómo despertar el ser que tenemos dormido? ¿Cómo hacer de los jóvenes lo que ellos desean ser y entrar en armonía con los demás? No hay otro camino que descubrir en el interior nuestros sueños y deseos, la visión que nos anima a caminar, a seguir en la búsqueda por más que caigamos o fallemos. La vida no es un ensayo, pero hay que ensayar modelos de humanidad para vivirla a plenitud.

QUERIDO JOVEN, cada ciclo que terminas, cada año que comienzas despierta una serie de sentimientos, temores y esperanzas, sueños y deseos. Eso es la vida, eso es lo que hay que concretar, ensayar para escribir tu propia historia. Tus padres escribieron la suya, tú debes escribir la tuya. Tú ocupas un lugar especial en el libro de la vida de tus padres, así como ellos un capítulo importante en tu historia. Pero hoy te toca a ti cambiar de diseño, usar nuevas tecnologías, emplear otro software. Atrévete a soñar despierto, es la mejor manera de ver el camino, de trazar tu ruta.

¿Cómo ser buen educador y no morir en el intento?

DESEOS: Estamos al inicio del nuevo año y todos nos planteamos metas y objetivos, como los grandes deseos para crecer y encontrar la felicidad o bienestar anhelado. Sabemos, creemos e intuimos que eso tiene una mezcla de suerte, trascendencia y esfuerzo. Mucho depende de nosotros, en algo no. Lo cierto es que no es una lotería sino una navegación, que requiere hoja de ruta, brújula y coraje.

Uno de los grandes deseos para quienes trabajamos con jóvenes, para padres que tienen hijos adolescentes es que sean felices, crezcan con sabiduría y superen los problemas. Para ello se requiere padres, madres y educadores con los mismos o mejores deseos y cualidades. No es fácil. El cansancio, la rutina, la brecha generacional, los problemas del trabajo y del mundo moderno, la falta de tiempo nos agobian y muchas veces nos impiden ayudar a los jóvenes y a las nuevas generaciones.

Hijos inteligentes gracias a Familias inteligentes (Día de la Sagrada Familia)

No hay duda, la inteligencia es un don y cualidad personal. Todos la tenemos, no todos la desarrollamos. No se trata de una parte de nuestro ser, la racional o mental, sino de la totalidad. Entendemos inteligencia como la capacidad de ver dentro, intus/ legere, leer la realidad de las cosas en su profundidad. El hombre y mujer inteligente será aquel que sabe leer los signos de la vida que lo llevan a vivir en plenitud, que no anda de tumbo en tumbo sino que sabe ver más allá de las apariencias, discierne lo bueno de lo malo. El hombre o mujer inteligente tiene las condiciones para elegir bien los caminos correctos y hacer bien las cosas. El hacerlo, es la lucha de la educación de toda la vida, unir cabeza con corazón para que las manos sepan actuar. Es una aventura.

El último domingo del año, la Iglesia nos invita a rezar, pensar y cuidar las familias, festejando el día de la SAGRADA FAMILIA. Es curioso, es una fiesta que no entra en la sociedad civil, que solo festeja por separado, el día del padre, el día de la madre, el día del niño, da réditos y productividad comercial. Pero no sabemos el crecimiento espiritual y real de las personas. Todos sabemos que no habrá jóvenes inteligentes sin familias inteligentes. Ya que la verdadera inteligencia que hablamos es integral y solo se desarrolla en un cultivo, el del hogar o un buen ambiente que respete y fomente la libertad, los valores, la búsqueda de la verdad.

María: ¿La mujer perfecta, la mujer ideal, o la compañera ideal?

Al pensar en María, la madre de Dios, modelo de fe, no siempre pensamos en la mujer real y concreta, humilde y sencilla que fue, sino que la adornamos de oro y esplendor para ver en ella lo que no vemos en nuestro alrededor. En esta navidad debemos recuperar la imagen real de María: mujer, virgen, campesina, compañera, amiga, madre, esposa y creyente. La amiga de Dios y nuestra, como cuando visitó a Isabel, para amar y servir (Lc 1:39-45).

Por todo lo anterior, al pensar en María, pienso en mujer amiga y compañera de camino, “la que sabe ponerse en camino”, al lado no detrás ni delante, no sería compañera, la que sabe cuándo y cómo decir las cosas y en especial comunicar alegría y vida con su ser de mujer, de madre, de esposa, de amiga y amante: “Por los ojos que saben decir lo que llevan dentro/ por los pies que se acercan a los que están solos/ por el cuerpo que expresa nuestros sentimientos/ por los corazones que laten al unísono/ por quien con su amor nos comunica vida/ TE DAMOS GRACIAS CON FUERZA Y TERNURA”.

La imagen del Hombre/Mujer Fuerte

La forma como se nos presenta la imagen de Juan el Bautista, con quien estamos reflexionando sobre la imagen auténtica del hombre y de la mujer que necesitamos en nuestra sociedad es una imagen fuerte. El que se atreve a pasar por el desierto, mal comer, mal vestir, vivir austeramente sin los lujos ni superficialidades con que hoy muchos nos llenamos como necesidades instantáneas; nos hacen pensar que su carácter, su imagen es lo de un hombre fuerte, duro, que sabe de desafíos, que enfrenta y supera problemas, que sabe decir las cosas, sea a quien sea, por algo Herodes lo mandó a decapitar. ¿De dónde le venía la fortaleza de su carácter? ¿La fidelidad a su misión?

Sin embargo, este hombre fuerte, rápidamente abatido, no es un super héroe al cual debemos imitar irracionalmente. El creyente interpreta las escrituras con la sabiduría del Espíritu y con la inteligencia de la fe. Sobre Juan el Bautista nos dejaron en labios de Jesús las palabras más halagadoras que se le escuchó al profeta de Nazaret: “de entre los nacidos de mujer, ninguno es mayor que Juan”. ¿Qué grandeza admira Jesús en Juan? Nos desconcierta, cuando el mismo Jesús nos advierte, “Sin embargo, el último del Reino de Dios es mayor que él”. En donde reside la fortaleza de Juan, quien bautizaba, predicaba, tenía muchos seguidores y era admirado por muchos hasta el punto de confundirlo con el Mesías, como lo atestigua el interrogatorio al que fue sometido el Bautista en Juan 1: 19. ¿Qué mismo vemos en Juan el Bautista? Nos interroga Jesús: ¿una caña sacudida por el viento? ¿un hombre elegantemente vestido? (Lc 7: 25). De la respuesta a estas preguntas dependerá la imagen que me haga del verdadero hombre y mujer fuerte en la Biblia. Veamos qué le pasa al helecho y al bambú, imágenes nada fuerte, en apariencia, pero que nos hablan de ella:

Joven, ¿Cómo forjas tu imagen? Adviento 2012 (1)

La imagen que uno tiene de sí mismo es clave para caminar en la vida con dignidad y con sentido. Pero, ¿cómo se forma nuestra imagen? Son muchos los elementos que tenemos para ello: oír lo que dicen de nosotros, ver los modelos en la sociedad y los referentes más cercanos, buscar el ideal en el estudio atento de nuestra historia y cultura, este último, suele ser el más descuidado o el más manipulado por intereses ideológicos: ¿Alfaro? ¿García Moreno? ¿Simón Bolívar? ¿Manuela Saenz? Entre muchos otros, nos guste o no son referentes para unos o para otros. Querido Joven, ¿cómo te formas la imagen del ser humano que deseas ser? Esta visión te ayudará a levantarte con optimismo y esperanza, como también si es errónea te desviará del centro de la vida, del ideal posible y mejor, por algo existe el narcicismo y el hedonismo, como imágenes deformadas del ser humano, sin descuidarse que existe las lights, relativistas, aventureras, superhéroes, entre tantas otras que podemos describir.

Los textos bíblicos de este tiempo de adviento, para quienes tenemos fe, nos darán pautas para vivir la vida sabiendo esperar y fomentando la esperanza. En los inicios del cristianismo Adviento, significa advenimiento, se refería a la aparición del Señor al final de los tiempos. Cuando la Iglesia fijó la fiesta de Navidad y Epifanía se relacionó con la venida de Jesús en la encarnación. Estas dos venidas, la histórica por medio de María, en la Navidad, y la escatológica al final de los tiempos, en la Parusía, se consideran una sola espera desdoblada en dos etapas, por lo tanto lo que define al ser religioso, su imagen de varón o de mujer, que mide su temple y la calidad de su fe, es la espera y la esperanza.

La excelencia: Un valor para nuestro trabajo

“Cualquier cosa que esté a tu alcance el hacerla,
hazla según tus fuerzas” (Eclesiastés 9:10).

Podemos dar muchos nombres de personas que nos enseñan el camino de la excelencia.
Podemos pensar en las estrellas del atletismo, el caso Jefferson Pérez es un claro
ejemplo. Me viene a la memoria Sofía, nadadora y además excelente alumna, llegó
a ser escolta de la bandera en su colegio en la ciudad de Portoviejo. Pero, esta
excelencia surge de una superabundancia de dones naturales. No importa que tan duro
practiquemos algunos no llegaremos a alcanzar los records de Jeff, campeón mundial,
ni de Sofía, campeona del Pacífico. La excelencia está no solo en la perseverancia y el
esfuerzo, sino en desarrollar tu propio talento y el de los que te rodean. La raíz latina de
sobresalir transmite el sentido de surgir por encima de algo o de sobreponerse. Eso es
lo que la excelencia significa sobreponernos a nosotros mismos y levantar a los que nos
rodean, sacándoles el mayor partido a nuestros talentos y dones.

La historia del Hermano Duffy, un religioso jesuita que dio clases de latín y de religión por
más de cincuenta años en un colegio de EEUU es un ejemplo que nos ayuda a cualquier
educador en nuestro trabajo diario, como a cualquiera que sepa admirar de la creatividad,
constancia y coraje para sacar lo mejor de los adolescentes.

¿Qué tipo de cultura deseas construir?

Vivimos la cultura del depende: papá: querido hijo ayúdame en esto,
responde el hijo, “depende”… depende de qué, que termine mis cosas, desee
ayudarte, pueda hacerlo, si lo hace mi hermano, etc. ¿Cómo te sientes?
Depende, las circunstancias, como amanecí, etc. Suelen ser respuestas de
algunos jóvenes, que dependen de muchas cosas para afirmar su voluntad
de independencia. Suele ser normal y comprensible. Ojala se encuentre
maestros, padres, madres de familia que sepan educarlos en los valores
adecuados para responder a las exigencias de la realidad, en donde él depende
no es la respuesta adecuada a los compromisos y oportunidades de la vida.
¿Deseas ser feliz? No puede aceptar un depende, sino una firme, consciente e
inteligente respuesta que le ayude a armar un proyecto de vida.

Otros, dicen vivir la “Cultura del como si”. Algunos buscan la riqueza “como
si” su propósito en la vida fuera adquirir dinero. Y ojalá se entienda que
adquirir dinero es necesario, más no puede ser un propósito, es consecuencia
de mi propósito de vida. Otros viven como si estuvieran aquí en la tierra
para dedicarse al sexo, divertirse, evitar el aburrimiento o simplemente para
presentarse a diario en el trabajo y después irse a casa. “El como si” es otra
respuesta insuficiente que se da en una cultura.

¿Cómo formular un Propósito en la vida?

Propósito: intención clara y determinada de conseguir y hacer algo. Saber la
materia que se trata. Objeto a conseguir, meta. (DRAE). Las definiciones de los
diccionarios son claras. Las visiones de nuestras vidas no siempre son claras,
algunas veces borrosas, por algo se usa lentes.

Al vicepresidente de una gran Corporación aeronáutica se le hacía difícil
integrar su vida profesional, familiar y religiosa, como que la fe y la vida son
dos cosas distintas. Una cosa es la Iglesia, edificio, donde suelo ir y otra la vida
cotidiana, la calle. ¿Cómo integrarlos? Saltaba la pregunta ¿para qué estoy
aquí? ¿Cuál es el propósito de mi vida?

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