18 marzo, 2024

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Desenlace Dominical No. 42 – 12 de Diciembre 2010

ENLACE CIUDADANO No. 200

El presidente se dedica a anunciar los proyectos con los que sueña aunque sólo queden en ilusorios proyectos y primeras piedras sin posibilidades de financiamiento. También se esmera por visitar todos los países posibles y asistir a toda reunión para hacer a nivel internacional lo mismo que a nivel nacional, es decir hablar y hablar, sin parar su verborrea para llamar la atención aunque nuestro país se esté hundiendo en pedazos, donde ni la producción ni el número de empleos crecen, mientras que crece la delincuencia.

Luego del fracaso en su intento de presionar, como mendigo con escopeta, a los países desarrollados para que lo apoyen económicamente para mantener el petróleo bajo tierra pidió el apoyo de OPEP para la iniciativa Yasuní, pero la reacción fue que OPEP da su apoyo pero cada país debe tomar su decisión individualmente, lo que diplomáticamente significa una buena lavada de manos.

Sí, nos preocupan los jóvenes, pero…

Desde que recuerdo a los ecuatorianos nos transmiten el mismo mensaje… “la educación es lo primero”, “hay que invertir en educación”, “los jóvenes son el futuro de la Patria”, sin embargo, al momento de rendir cuentas, es evidente que esas frases “bonitas” han sido sólo simples “distractores” que el “sistema” nos ha ofrecido como “caramelos” para darle… “tiempo al tiempo”. Me propongo analizar, desde mi perspectiva de educador, el terrible daño que se le hace a la supervivencia misma del país cuando se “deja para luego” la preocupación y la acción para servir al grupo más importante pero a la vez más desprotegido de la sociedad que son los jóvenes.

Los ecuatorianos seguimos escuchando que la educación “es lo primero”, sólo cuando no existe otro problema más urgente, es decir… ¡nunca es lo primero!. Los indígenas, los medios de comunicación, los intereses de las organizaciones universitarias, las pugnas en el partido de gobierno, los gritos de la oposición política, las relaciones con Colombia, los ascensos militares, las complicaciones de los Ministros de Gobierno y de Turismo con los bares y discotecas, las fiscalías y los jueces, etc, etc, lo cierto es que para responder a estos cuestionamientos tal vez se me diga… “todo esto es para dejarles un país mejor a los jóvenes”, lo cual lejos de convencerme de que es así, me abre otras tantas dudas acerca de algo tan decantado en los últimos cincuenta años, pues no se ve una propuesta a largo plazo, con mediciones secuenciales y con resultados que puedan ser observados, y más bien nos ahogamos en decisiones para “apagar incendios” tales como “detener estudiantes en las calles y regresarlos a los colegios”, “no usar teléfonos celulares ni portar joyas”, muy a tono con el desgaste tan de moda en la administración del siglo diecinueve. Hasta las mismísimas mediciones del “plan decenal” –dedicado a los jóvenes- nos alertan por atrasos inadmisibles y pocos avances.

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