¿Recuerda usted su educación primaria y secundaria?. Para muchos, martirizados con ejercicios de altísimos grados de dificultad sobre todo al final del período escolar. Sí, en efecto, los profesores hacían durante el trimestre los ejercicios más fáciles que pudieran pensarse con sus alumnos y se esmeraban por buscar los más difíciles para ponerlos en el examen final y demostrar con ello que el estudiante no estaba preparado para “aprobar” el año.
Lo cierto es que reprobaban juntos, los unos y los otros, pues un estudiante perdiendo año es también un llamado personal de atención para el maestro que no pudo o no supo llegar –salvo especialísimas circunstancias-.