Si alguien, temeroso del esperpento constitucional que está cocinándose, decide apostar que no estará listo el 26 de Julio, estará haciendo una evaluación lógica y un cálculo razonable,
¡ pero perderá la apuesta ¡ . No puede olvidarse que el país, en un eructo democrático del que la ciudadanía comienza a arrepentirse, acordó crear una Asamblea con plenos poderes. Y esos plenos poderes facultan plenas torpezas. Ochenta ciudadanos -ahora menos, pero suficientes para el descalabro nacional fueron investidos de un ropaje magistral absurdo. Esos ciudadanos, muchos de los cuales han exhibido su falta de preparación, su poca o ninguna cultura y otros ni siquiera han abierto la boca, suscribirán el futuro de trece millones de ecuatorianos. Cuando pienso en ello no sé si esbozo una mueca o una sonrisa despectiva. Hay algunos a quienes no me atrevería a preguntar por donde aparece el sol cada mañana…