28 marzo, 2024

En manos de la mafia

Parece que, pese a la acertada respuesta del pueblo ecuatoriano en las elecciones, al elegir la democracia y la honradez, eligiendo a Lasso, las raíces de la mafia son tan profundas y arraigadas, que vamos a seguir, aunque no queramos, en manos de la mafia.

¿De qué sirve que la fiscalía presente pruebas, si para los jueces, estas no son suficientes?

Parece que se ha conseguido aquí en Ecuador, tapar el sol con un dedo (o con un fajo de billetes), y las autoridades no miran y peor castigan, los delitos.

Tener fama de agresivo, patán, maldito, es la mejor defensa. Esto lo probó Rafaelito, durante su gobierno. Claro que de vez en cuando, es necesario hacer desaparecer, o pegarle una paliza a uno, para que los demás recuerden y entiendan quién manda.

El asunto es tan grave, que muchos jueces rehúsan atender los casos, o declaran inocentes a los acusados.

Parece que el temor supera y con mucho, a la razón.

El imperio del terror fue la fórmula empleada por la fatídica Revolución Ciudadana. El estar en el poder, le permitió a Rafiquito robar impunemente al Banco del Pichincha, más de $ 500.000 dólares, y condenar a miles de opositores políticos, porque jamás ningún juez se atrevió, aun sabiendo que sus demandas eran injustas, a fallar contra él.

Los más mafiosos de esa gente, aún sigue enquistada en el Gobierno y aprendieron bien la lección. Es que más grita, el más osado, el más pillo, el más desalmado, es el que siempre tiene la razón.

Creo que va a ser necesario perder a la poca gente valiosa de ese grupo y sacar a todos, si queremos enderezar el país.

“El que con lobos se junta, a aullar aprende”.

Correa dejó tan bien amarrada la balsa, que resulta una tarea prácticamente imposible para la justicia, condenar a los culpables. Siempre hay una excusa, o algún punto por el que se los tiene que declarar inocentes.

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El hombre bueno es aquel que vive practicando las virtudes morales e intelectuales, es decir, que se abstiene de hacer lo que sus pasiones le pretenden ordenar, para en lugar de esto cumplir normas que beneficien el Bien Común. Pero como nos enseñaba Winston Churchill: No es suficiente ser bueno, hay que hacer el bien.

Nadie es perfecto, así que no existe la persona virtuosa per se, sin embargo existen muchas personas que todos los días tratan de ser virtuosas porque para ser virtuoso, hay que serlo por medio del aprendizaje, práctica y habituación. Nadie nace sabiendo sobre moral.

La guerra con armas químicas

ABC

Toda guerra es inmoral. Destructiva. Inhumana. Desgraciadamente el hombre, que viene desde siempre hablando de paz, ha estado también desde siempre, principalmente, promoviendo la guerra… Violencia encaminada a obtener, de una u otra forma, el poder para imponer valores y principios en beneficio de los intereses sociales, económicos y/o políticos de quienes están encaramados en su gestión de mando. ¿Justificaciones? Muchas. Libertad. Democracia. Solidaridad. Hermandad en la fe. Igualdad. Podría llenarse una enciclopedia de buenas y maravillosas intenciones… Pero lo cierto es que, como dijera, terminantemente, el argentino Juan Bautista Alberdi, al sancionarse a favor de la guerra el despojo y la destrucción, es convertida en el “derecho del crimen; contrasentido espantoso y sacrílego, que es un sarcasmo contra la civilización”. Claro que para algunos de los apologistas y profetas de la devastación social, la guerra, tal cual predicaba von Moltke y sus émulos fascistas, da dignidad al humano y hace de la sociedad una fuente de creatividad. Algo tan difícil de creer y al margen de toda sensatez que, sin embargo, promovió, en la práctica, millones de muertes en las 2 guerras mundiales del siglo XX. ¿Esto es dignidad? ¿Dónde lo creativo? Hoy, incluso, más de un billón 300.000 millones de dólares están programados en compra venta de armas en el mundo, contra apenas 20.000 millones destinados para detener el hambre y la desnutrición…

2 comentarios

  1. Que pena leer éste tipo de opiniones sin sentido, eso pasa cuando un médico sin sentido de la parte judicial opina sin criterio profesional, y peor legal

  2. Dejémonos de quejarnos, el país se encuentra atestado de ignorantes, estúpidos y delincuentes, (lease correistas). Necesitamos un Pinochet o algo similar que barra la inmundicia social que apesta y repugna.

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