25 abril, 2024

Una vergüenza histórica

¡En verdad, no hay vergüenza más humillante, que la conchudez! El enconcharse y permanecer en un sitio donde no se es querido, es acto de sátrapas y gente de la peor calidad moral. Si alguna vez caes en eso y pese a todo, insistes en continuar, estás demostrando ser un sin vergüenza, amoral y sin nada de hombría de bien.

¡Eso es en lo que se ha convertido la porquería de ser humano que es el ilegal Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro! Llamar a elecciones al pueblo, arreglando fraudulentamente, para lograr como quiere, las condiciones, los opositores, y que el pueblo le responda negándose en su mayoría a acercarse a votar, pese a la obligación  y al miedo a represalias, y vote solamente un 30% del padrón, demuestra que ese pueblo está sojuzgado por ese tirano. El mundo, si no hubiera hipócritas, debería intervenir y liberar a ese pueblo. Desgraciadamente lo que sobra en el mundo, son egoístas, hipócritas y cobardes tibios, sobre todo entre los que gobiernan,  que miran por su propia conveniencia y como además, tienen rabo de paja, se quedan callados y permiten estas atrocidades.

Lo que ha ocurrido en Venezuela, es el summa cum laude del cinismo y la desvergüenza. El imponer en una Asamblea, personas que el pueblo no desea que sean electas, demuestra que el pueblo está siendo prisionero de ese Gobierno, que se mantiene en el poder solamente por la fuerza.

Creo que el mundo tiene la obligación de salvar a los venezolanos y exigir la salida de toda la carroña podrida que está instalada en el Gobierno.

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Somos productores de gramínea pero esta por su baja productividad, banal calidad, solo tiene un mercado, incluso cautivo: Colombia. Gracias a los colerinches del gobierno se cerró dicho destino convencido por cierto, que nuestros bolivarianos socios lo reemplazarían. Vana ilusión, apenas unas decenas de miles de toneladas pagadas tarde mal y nunca. En tanto que sobran millones de kilos en bodegas y en el campo. De lo que si podemos ufanarnos es que hemos demostrado ser unos soberanos… dueños de nuestro destino. El gran perdedor: el arrocero. Porque no aprendemos las cosas buenas del desorientado militar que aunque no pudo, falta de brújula, descubrir el oeste tiene el norte bien claro cuando se trata de vender su petróleo al odiado tío Sam.

Entonces se aplican medidas de treinta años atrás: fijar precios oficiales, crear empresas estatales de comercialización, ofrecer ampliar los silos de almacenaje. En resumen asumir la tarea llena de promesas que el actual ministro en época de su señor padre debió considerar como obsoletas y que en su paso como banquero, probablemente estimo como aberraciones al libre comercio

1 comentario

  1. CORRECCION: «SALIDA de toda la carroña podrida…» ¡NO!
    Lo justo es CARCEL, JUICIO Y RESTITUCION de todo lo robado.

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