Recuerdo en mi primera juventud el ansia por ir a la fiesta. QuerÃa bailar, ver chicos, escuchar la música de Andy y de los Bee Gees, querÃa ser feliz, sin duda, metiéndome en un mundo ficticio, el de la fiesta, en la cual todo era una ilusión de felicidad. No siempre fue asÃ, en ocasiones la fiesta era un chasco, personal, sobre todo. Me recogÃan temprano para volver a casa, cuando recién todo comenzaba a prenderse. Y entonces solÃa recurrir a los sueños de mi imaginación, en donde, la pasaba bomba, divirtiéndome a más no poder, rodeada de amigos y amigas, vestida superespectacular, y por supuesto, en una madrugada sin fin en la cual no tenÃa por qué ni para qué regresar a casa.
De niña, era algo diferente, la fiesta era estar con la familia, sobre todo, y no entiendo el sentido (talvez eso es amar de verdad), era estar con mis abuelos. Verlos, escucharlos, mirarlos, saber que estaban ahà en la fiesta, y que por eso y solo por eso, yo estaba feliz. Se unÃan otros personajes, primos, tÃos y hasta el personal de servicio. No voy a negar que también los regalos le daban un toque único a la fiesta. Recuerdo tres de manera especial: un tocadiscos portátil de tapa roja, una muñeca que movÃa la cabeza a quien bauticé con mi nombre y aún conservo y una bicicleta Caloy color vino (aunque yo pedà una Chopper). Cada uno en distintos años, por supuesto, mi infancia fue una linda etapa en donde aprendà el valor de la austeridad.
Cuando estuve en la universidad, la fiesta era más deseada. No solo querÃa, necesita divertirme, vivir. Cuando la diversión era la farra, el alcohol y el cigarrillo. Una diversión insana, pero era la del momento. Pienso que tal vez no me perdà en el mundo caótico en el que se perdieron algunos, porque en mi casa se mantenÃa la tradición de llegar máximo a las 12 am, cuando todo recién se prendÃa, yo debÃa volver para acostarme a dormir.
Llegó el matrimonio y la fiesta se tornó muy aburrida. Era una joven esposa, con un esposo nada farrero, y casi de inmediato con una niña en brazos, que debÃa adaptarme a ir navidades y años nuevos a casa de mis suegros… Todo lo significativo para mà lo debà pasar a otro plano, mamá, papá y abuelos quedaron para después. Y asà año tras año, hasta que un dÃa decidà que las cosas iban a cambiar, desde ese año, irÃa a pasar Año Nuevo a la playa pase lo que pase y muera quien muera. Asà lo hice, por lo general mi mamá nos acompañaba en Año Nuevo, aunque no fue la mejor idea, ya que no podÃa disfrutar al cien por ciento mi independencia. Ella seguÃa ahà para inspeccionar mi forma de llevar la vida e intentar de imponer la suya.
Un año llegó en que mi mami tuvo que ser internada en el hospital, pasé con ella la Navidad, pero para Año Nuevo me fui a la playa, y ese fue el último Año Nuevo de mi mamá aquà en la Tierra, y el primero en el que fui realmente independiente.
Ahora me pregunto ¿qué y para quién es la fiesta? La fiesta es ese momento en el que simplemente eres feliz. Este año será tan reducida, sin el pianista, sin el abuelo que nos queda, solo los de casa… En toda la historia de la fiesta de mi vida, aprendà que el mejor lugar para disfrutar es el corazón, el mejor regalo es la misma vida; ahà debes bailar y gozar y no permitir que nadie lo arruine. Al fin y al cabo, la fiesta de la vida es algo personal y hay que aprovecharla, ya que nunca sabrás cuál será la última.
La pandemia cambio toda mi forma de ver la vida ahora la Familia es lo primordial para mi y dar gracias a Dios porque estoy viva pues todos nos infectamos con coviv y gracias a el tengo la dicha de tenerlos conmigo a mi familia completa.
La familia es la prioridad. Seguro que el tiempo es corto y no nos damos cuenta de la importancia hasta que perdemos al ser querido.
Karyna una revisión de nuestras etapas y la fiesta
Toda etapa tiene su encanto
Usted describió cada una
Y la última tan diferente
Excelente conclusión la fiesta es disfrutar vivir dentro lo que te da la vida
Depende de ti que la vida sea una fiesta
Buena conclusión la FARRA y todo es momentáneo y no te llena