24 abril, 2024

Un año para el recuerdo

Este debería ser un año para el olvido, pero las devastadoras consecuencias de la crueldad de esta pandemia serán difíciles de borrar por mucho tiempo. A partir del próximo año la vacuna nos brindará reconforto en salud pública y las elecciones nos ofrecerán una oportunidad más para reivindicarnos ante la perversidad del totalitarismo. Sin duda, esta pandemia no fue causada por el SSXXI nacional, pero la falta de preparación para enfrentarla debería constituir un perentorio testimonio de lo más protervo que la política puede infligir al ser humano y de la vulnerabilidad de toda una sociedad a manos de unos cuantos delincuentes.

Si bien no es menos cierto que un significativo caudal de electores sigue por ignorancia apoyando la tendencia revolucionaria, será crucial para la reconversión del país que el relevo en Carondelet establezca una verdadera cátedra de jurisprudencia ética a pesar de la complejidad del desafío. Las leguleyadas criollas son las vías más largas y tortuosas en el mantenimiento de un status quo que posterga indefinidamente la consecución del bienestar ciudadano.

Para vivir en paz, progreso y libertad debe existir justicia, no de mínimos acuerdos ni de requisitos básicos, sino de plenos, irrenunciables y contundentes derechos. El imperio de la ley, tanto en el papel como en la práctica, será siempre la piedra angular de nuestro ansiado desarrollo. Su ausencia, sin embargo, nos condenará a permanecer en la marginalidad y a merced del mercantilismo político. El país necesita un nuevo amanecer.

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Continuación del drama sobre la violación del derecho del paciente

Con respecto a la “Violación de la Confidencialidad entre Doctor-Paciente”, le dirigí al Ministro de Justicia y Derechos Humanos una carta. Recibí su respuesta a través del Subsecretario del Litoral, Lcdo. Kléber Loor Valdiviezo. Una respuesta inaceptable. Inaceptable por lo mediocre. Tanto que estoy seguro que no fue él quien la escribió y no sólo porque hay alguien que firma por él sobre su nombre.

La respuesta que me enviaron es la siguiente:

”Me permito señalar que los datos obrantes en estos documentos no pueden ser divulgados por los servidores públicos o privados que, en razón de sus funciones, llegaren a manejar esa información, so pena de las sanciones a que hubiere lugar tanto en el ámbito administrativo como eventualmente en lo civil o penal, si fuere el caso, lo cual garantiza que perviva la confidencialidad debida en todo lo relacionado a la relación médico-paciente.”

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