29 marzo, 2024

Sólo por un instante…

Imaginemos, solo por un instante, que el embarazo de la Virgen María, no hubiera ocurrido hace más de 2000 años y que recién ahora, mandara Dios al Arcángel Gabriel a la tierra, a anunciar a María que va a ser la Madre de Dios.

María, recién desposada con José, sin haber vivido juntos siquiera, está en cinta. José, hombre mayor y respetuoso de la ley, se encuentra con el problema de descubrir que su esposa, con la que nunca ha estado, se encuentra embarazada.

El chismorreo, en el pueblito de Nazareth! Muchos pensarían que José se había adelantado y muchos verían con malos ojos a María, la cual, inocente, no había pecado.

Imaginen los consejos que le lloverían a María, para que aborte. La cantidad de amigas de esta chiquilla inocente, pidiéndole y rogándole que se saque ese chico, que qué va a decir la gente cuando se entere,

Incluso en esta época, ¡cuántas no se ofrecerían a acompañarla para el aborto!

A lo mejor, no llegaba a nacer Jesús, el Salvador del mundo y a lo mejor las autoridades, hubieran estado de acuerdo con que lo crucifiquen después.

Yo creo que es hora de reflexionar para todos, católicos, protestantes de cualquier grupo, sobre lo que significa el aborto. Sólo un fanatismo loco puede justificar esa forma de pensar. El asesinato de un inocente que no pidió venir a este mundo y que, por designio de Dios, vino a estar entre nosotros. Sólo Dios sabe porqué lo mandó a este mundo. Sólo Él sabe cuál es su misión, que viene a hacer.

No nos dejemos manejar por el odio o la comodidad. Tampoco por el pánico o por el temor. Aceptemos mansamente los designios de Dios y actuemos con valentía, enfrentando con serenidad la realidad, como lo hizo María hace más de dos mil años.

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