25 abril, 2024

Señora Alcaldesa, no cierre las Bahías

El mercado popular denominado la Bahía nació en 1944 a la altura del Reloj Municipal, pero no fue hasta 1968 que fue reubicado en la calle Villamil, desde Colón hasta Manabí. 52 años después, 20 manzanas del patrimonio urbano de Guayaquil conforman las Bahías, probablemente la primera invasión metropolitana del puerto principal. Este fenómeno social, desarrollado bajo el tutelaje del contrabando y la desidia de las autoridades, la falta de control de cabildos contemporáneos y una informalidad de multiniveles, se ha atrincherado contra el desarrollo de la ciudad y el bienestar de sus habitantes.

Decir que es quimérico hacer lo correcto solo porque las Bahías presuponen el establecimiento de comportamientos humanos imposibles de franquear sería como aceptar la corrupción por su condición de enquistamiento en nuestra sociedad. Señora Alcaldesa, no cierre las Bahías, reubíquelas definitivamente, restableciendo así el ornato de la ciudad, recuperando un señorial legado urbanístico y devolviéndole al sector el esplendor largamente perdido, ejecutando un plan de regeneración multidisciplinario y dándole a la Plaza del Bicentenario un entorno digno de su monumental significado. Si estos argumentos carecen del suficiente peso que la racionalidad les otorga, considere que no podrá vencer la enraizada indiscipina de un conglomerado que pretende sobrellevar la crisis con una pandemia a cuestas y sin criterio de supervivencia. Los verdaderos líderes asumen retos con temple y convicción. Excusas sobran, razones bastan.

Indisciplina

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Hay dos hecatombes que pueden destruir la revolución ciudadana: La caída severa del precio del petróleo y los estragos del fenómeno del niño. El precio del petróleo no depende de nosotros, sino de la comunidad internacional, de la OPEP y de los Gobiernos de varios países, pero el fenómeno del Niño, si bien depende de la naturaleza (Dios perdona siempre; el hombre, a veces; la naturaleza, nunca. Dice un viejo y sabio refrán), sus efectos dependen de lo que se haga en el país para atenuar la destrucción que nos amenaza y para proteger los poblados, los cultivos, las tierras y sus habitantes.

¿Qué debería hacer el Gobierno para protegernos de esta amenaza? No podemos impedir que llueva, pero podemos y es imperativo prevenir la subida de las aguas, la inundación. ¿Qué hay que hacer? Hay que dragar la desembocadura de los ríos como primera y elemental acción. Esto permitirá que el agua fluya al mar y bajará el nivel de los ríos. Segundo, hay que hacer y reforzar los muros de los poblados que están a la orilla de los ríos. Todos los años, poblados importantes como Salitre, Babahoyo y muchos más, se inundan todos los inviernos, aún sin niño e incluso en los inviernos secos y hasta ahora se hace muy, muy poco. Nuestro hermoso Río Guayas, está tan embancado que ya hasta tiene nombre el islote que formó el puente de la Unidad Nacional sobre el Daule, el Palmar (aunque no tenga una palma). Tercero, hay que hacer refugios y puestos de socorro en sitios altos cercanos a las poblaciones críticas para poder dar asistencia a nuestros compatriotas afectados cuando se presente el problema. También hay que reforzar las vías de la costa. Esperar a que venga el niño para realizar estos trabajos, será un lamento grave cuando estas obras se requieran.

3 comentarios

  1. Me parece correcto la sugerencia de reubicar la bahía. Y efectivamente Guayaquil recupera la belleza del malecón, hay muchos sitios donde se puede reubicar sea por los Guasmo, vía la costa. E incluso en Duran .

  2. La manera como yo la veo la Alcaldesa no desea cerrar la Bahía, son los comerciales informales los que la obligan a cerrarla, yo la apoyo,no hay disciplina sino en enero 2021 vamos a abarrotar los hospitales y los cementerios.

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