28 marzo, 2024

Entendimientos del debate racional I

Sin crecimiento económico liderado por la empresa privada no es posible desarrollar sosteniblemente ningún país. Esta premisa no admite desafío alguno y está al margen de cualquier debate racional. El grado de libertad, en el sentido más extenso de su definición, determina la potencialidad de todos los actores de la economía por alcanzar los máximos réditos posibles en dicho crecimiento.

El país conoce el tema de los derechos adquiridos al que su sociedad ha estado expuesta desde el nacimiento de la república. Entre los más recientes, la semana laboral de 40 horas, los quince sueldos al año de sus trabajadores, la afiliación al Seguro Social de quienes no contribuyen al sistema, los bonos de desarrollo humano, entre muchos otros. Estos derechos, equivalentes a subsidios, fueron la consecuencia de distorsiones económicas, señaladas como desigualdades. Los subsidios cumplen una función socioeconómica cuando se ajustan a determinados periodos de tiempo. Cuando se perpetúan pasan a llamarse derechos sociales, jamás pierden su condición de subsidios, y terminan por agudizar los desequilibrios. Esos derechos adquiridos nunca cumplieron sus propósitos, hoy resultan insuficientes, jamás derrotarán a las inequidades.

Para vencer las históricas desigualdades se necesita de una extraordinaria agenda social a través de un alto y permanente crecimiento económico logrado por entes privados y un Estado proponente, pero además garante, de las libertades económicas. Las deficiencias sistémicas deben corregirse estructuralmente.

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¿Qué tiene este Muerto que a tantos vivos fastidia? ¡Que está vivo!

1.     
“¿Qué tiene este
muerto que a tantos vivos fastidia? ¡Que está vivo!”
Ignoro a quién se le
ocurrió este genial razonamiento en torno a Jesucristo. Ciertamente, Él es el
personaje histórico que más oposición ha desencadenado y  desencadena en la Historia humana; nadie
con tantos e incondicionales amigos, pero nadie también con tantísimos y
furibundos enemigos…. Hoy, sin ir más lejos, toda la terrible oposición y
combate que soporta el cristianismo por parte de la masonería, la sociedad secreta más influyente de la historia[1],
no es otra cosa que odio a Jesucristo, Dios y hombre verdadero. La creencia
masónica en el ‘Gran Arquitecto del Universo’ es, en el fondo, la negación de
la divinidad de Jesucristo; porque, Dios es el Gran Arquitecto, Jesucristo ya
no es Dios, hasta tal punto que si crees en el Gran Arquitecto, no puedes creer
que Jesús es Dios; si crees que Jesús es Dios, no puedes creer en el Gran
Arquitecto. No se puede ser verdadero masón y verdadero cristiano. La pregunta
es: ¿A cuento de qué la persecución masónica al ‘hecho cristiano’?… Y
¿por qué  la oposición
actual a toda las Enseñanzas de la Iglesia?
Toda la doctrina moral
católica cuenta con la frontal oposición y rechazo del mundo de hoy; pero, en
el fondo, todo es simple ‘fastidio’ por Jesucristo, y tanto es así que ante
tanto rechazo, oposición y odio, la Iglesia puede decir a Jesucristo: “El odio del que te odia, en mí recae”…[2].
 El odio a la Iglesia, no es
sino odio a Jesucristo.  Pero, ¿por
qué Jesús es tan combatido? ¿Se puede combatir tanto a un muerto? ¡En modo
alguno!: “¿Qué tiene este Muerto que a tantos vivos fastidia? ¡Que está vivo!” Veámoslo.

Irresponsable manejo diplomático

El 12 de enero de 2013, escribí un artículo con el título: “PERÚ DEBE AGRADECERLE A CORREA”.  “El expresidente peruano Alan García en declaraciones publicadas por el diario Perú 21, manifestó que […]

2 comentarios

  1. Pero lo principal es el equilibrio fiscal y demostrar que se lo puede sostener en el largo plazo.
    Sin ello no habrá inversión privada ni créditos blandos.

  2. El priblema son toda esa serie de beneficios electoreros q a lo unico q sirven es a ganar elecciones, pero q hunden cada vez mas al pais en un sistema economico q no es sostenible en el tiempo

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