25 abril, 2024

Médicos y Agricultores

Una de las constantes de la humanidad ha sido autodestruirse por territorios, credos o religiones abanderadas por la malsana vanidad de endiosados líderes. El hombre inventa y gasta miles de millones de dólares en armas, mucha de ellas de destrucción indiscrimada y masiva; al tiempo que ese mismo hombre es inclemente con la naturaleza, el oxígeno, los mares, los ríos. Todo lo depreda o contamina.

Adicional, hoy tenemos un feroz enemigo, que sin arma alguna nos ha atemorizado y está liquidándonos. Nos ha llenado de pavor y ha paralizado al mundo entero. Nos ha demostrado que somos débiles y frágiles, que no es selectivo de humanos, ni de regiones, que no existen fronteras, su acción es violenta y globalmente destructora.

Ante esta realidad, la humanidad entera debe reaccionar y comprometerse. No más guerras por credos, religiones o fronteras. Todos somos iguales, hijos  y seguidores del Dios de las creencias de cada ser humano: Hermanos.

No más armas mortales. No más contaminación y destrucción a la naturaleza. No más gastos en vuelos espaciales soñando en la luna y marte, si aquí en la tierra tenemos millones de infantes que mueren de hambre y desnutrición cada año.

Tenemos que ser realistas y objetivamente humanos. Debemos convertirnos en el nuevo hombre universal que entienda que este planeta es de todos y a valorar a cada ser humano en su verdadera, real y justa dimensión; pero sobre todo ahora ante este terrible mal, acudir a lo más íntimo de nuestras conciencias, para apreciar cuales han sido y son los seres humanos que con infinita abnegación han antepuesto todas sus capacidades antes que sus vidas y seguridad personales, para mitigar las mortales dolencias en los humanos y curarlos con la asistencia del Supremo Creador. Junto a éstos, también en primera línea estuvieron otros seres maravillosos que con infinito sacrificio han servido y continúan sirviendo a la humanidad para que ésta en su aislamiento no perezca por falta de alimentos.

Entonces, esos seres especiales: nobles, generosos, sacrificados son los médicos con toda la gama de profesionales de la salud que pusieron su ciencia y pasión a una noble causa: la vida del ser humano. Pero, el otro grupo humano que hizo posible que la humanidad enferma o no, siguiera subsistiendo son los agricultores, seres inmensamente generosos y abnegados que no han dejado de labrar la tierra y cultivar los productos necesarios para que el mundo de hambre no fallezca.

Ante esta realidad la humanidad debe ser inmensamente justa con estos seres maravillosos: los de la salud y los de la agricultura. Ellos deben ser tratados con el máximo de los respetos por su superior calidad humana. Deben ser merecedores de las mayores consideraciones y salarios a nivel mundial. Todos los estados tienen de ahora y para siempre el deber de legislar en beneficio de ellos, salvadores de la humanidad. 

Soñemos en grande.

 

Artículos relacionados

1 comentario

  1. En la «Cumbre de la Tierra» 1976 un profesor universitario holandés aseguraba que el planeta Tierra tenía una capacidad de auto saneamiento para 2.500 millones de habitantes.
    En la actualidad somos más de 7.400 millones…..!!!
    TODO ABSOLUTAMENTE TODO en este planeta está contaminado, desde las altas cumbres hasta las fosas marinas. Desde los desiertos hasta las selvas ignotas y profundas.
    ¿Algún país tiene políticas demograficas?
    Entonces solo nos toca aguantar con la boca cerrada……!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×