El régimen polÃtico centralista, en nuestro caso, es supremamente negativo, está destruyendo los sentimientos de la nacionalidad ecuatoriana. Debemos reestructurarlo, de lo contrario como estado vamos a perecer.
Desde la fundación de la república nos ha oprimido. Dos centurias con gobiernos de todo: unos cuantos visionarios y humanos y otros liderados por sátrapas que han mancillado el honor nacional, como el de la década 2007 – 2017, cuyo cleptómano por su ego y vanidad personales convirtió a la administración pública en una cueva de Ali baba y los 40, quienes como parásitos servÃan únicamente para el aplauso y el robo al erario nacional, quienes han quedado evidenciados en los actuales procesos judiciales con encarcelados y prófugos.
Entonces, el estado centralista ha devenido en una orgÃa miserable, impidiendo el desarrollo pleno, armónico y económico de las distintas regiones o provincias del paÃs, dado que mediante las polÃticas estatistas las contribuciones vÃa impuestos se los engulle la cuenta única del tesoro nacional, de la que a cuenta gotas por las demandas de los pueblos le devuelven tarde o nunca en mezquinos dividendos. De ahà que cada provincia o cantón está impedida a labrarse su propio futuro; pero el mal no solo es esto, es la vasta y pesada legislación centralista que en maraña perversa ha enredado, muy calculadamente, todo el andamiaje legal – administrativo para impedir que las actividades productivas del paÃs no se ejecuten y desarrollen directa e independientemente sino se cumple con trámite previo en un ministerio, secretarÃa u organismo de Ãnfimo nivel asentado en la capital Quito.
Siendo esta la cruda realidad de la administración centralista no cabe que continuemos postergando el florecimiento de las distintas provincias del paÃs. Para ello el régimen de estado federal serÃa lo conveniente y positivo para que dentro de la unidad como república el Ecuador esté constituido por varios estados, que bien podrÃan ser en el número que de acuerdo a la idiosincrasia y proximidad en lo humano y territorial varias provincias por estos lazos se constituyan en una unidad: en un estado, de modo que y atendiendo a esta simbiosis el Ecuador bien podrÃa estar constituido por cinco o seis estados.Â
En esta configuración estatal al Ecuador con Quito como su capital le corresponderÃa: la gobernanza nacional como a cualquier paÃs de régimen federal; la dirección y ejecución de la polÃtica exterior; la dirección y control del sistema monetario; el mando de las fuerzas armadas para la seguridad e integridad nacionales; el ejercicio de la legislatura nacional; y, la administración de justicia a través de una Suprema Corte para la resolución de los conflictos que debidamente detallados contemple la Constitución; y, obviamente, la interpretación con carácter obligatorio de todas las normas de la Carta Magna. En lo económico, la imposición de reducidos y singularizados tributos que tengan como única y exclusiva finalidad el mantenimiento de las funciones que a nivel nacional corresponda al gobierno central.
En cambio, cada estado federado tendrÃa de manera exclusiva: Poder ejecutivo con las direcciones u organismos administrativos que sean menester para su eficiente desarrollo de acuerdo a las particulares necesidades. Legislatura, ejercida por un número mÃnimo y racional de legisladores: capaces, probos e idóneos para ejercer con sapiencia y honestidad las funciones legislativas y fiscalizadoras de su propio estado. Corte de Justicia constituida por juristas probos para una correcta y pronta justicia. Entonces cada estado nominarÃa y elegirÃa por su conocimiento directo y cabal a los mejores ciudadanos. Nunca peloteros, payasos o gente de farándula.
Constituido asà el nuevo Ecuador, cada estado respetando y acorde a la constitución nacional, dictarÃa la suya propia y las normas legales necesarias para una eficiente coexistencia y honesta administración.Â
Dentro del equilibrio racional de estos poderes al ejecutivo de cada estado le corresponderÃa, con la aprobación previa de su poder legislativo la imposición de tributos permanentes, temporales y/o especiales que sean de estricta aplicación para el desarrollo y crecimiento integral de su estado y sus habitantes.
En este nuevo sistema la administración pública de cada estado tendrÃa la facultad intrÃnseca de dictar las polÃticas que sean oportunas para privilegiar la salud y seguridad, incentivando además el desarrollo de todas las actividades productivas, pero sobretodo con énfasis en la educación, para formar el nuevo ciudadano ético, honrado y humanista; asà como la apertura y fomento a la inversión nacional o foránea, y, en este contexto, la apertura a la banca extranjera para terminar con el bicéfalo monopolio bancario nacional.
En la justa aspiración de que la inversión nacional o extranjera se afinquen en el respectivo estado las leyes deberÃan encuadrarse en un marco que lo esencial sea la seguridad jurÃdica, sin olvidar jamás que las cargas tributarias no deben asfixiar a las empresas y empresarios que al luchar ellos diariamente por su crecimiento, están forjando el bienestar del estado y sus habitantes.
Soñemos y hagamos realidad el nuevo Ecuador Federal.
muy bien de acuerdo
BIENINTENCIONADA INICIATIVA
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MAS COMO LLEVARLA A LA PRACTICA ..? HABR7A QUE INCLUIRLA DENTRO DE LA CONSULTA POP. LA PARTIDOCRACIA S
Y LOS SAQUEADORES DEL PAIS HARAN HASTA LO IMPOSIBLE POR IMPEDIRLO
200 años y no hemos podido salir de la pobreza, miseria y corrupción, herencia afrentosa que nos dejó el colonizador español. Podredumbre y latrocinio generalizado, en todas [TODAS] las instituciones públicas del Estado, fomentados por bandas organizadas que disfrazadas de «partidos y movimientos polÃticos» saquean nuestros recursos y el erario nacional, en perjuicio de los más pobres y necesitados. Y ojo, prácticas corruptas ordenadas por los más altos cargos de la nación. Vale entonces ir tras nuevas formas de administración, y el Estado federal parece ser una buena opción.
Aplaudo su opinión, señor Santillán.
200 años y no hemos podido salir de la pobreza, miseria y corrupción, condiciones afrentosas en las que nos dejó el coloniaje español. Latrocinio generalizado en casi todas las dependencias públicas, ergo lo sucedido en la década perdida donde por investigaciones que adelanta FiscalÃa, sale a la luz el monumental saqueo de los fondos públicos, en perjuicio de nuestra nación. Vale entonces ir tras nuevos esquemas de administración, y el Estado federal parece ser una buena opción.
Saludo au opinión, señor Santillán.
Muy buen artÃculo de Luis Santillán. Asertivo y conciso.
Basta ya, alto al centralismo
Federalismo es la solución
Hace mucho, vengo pensando en que se deberÃa formar LOS ESTADOS FEDERALES DEL ECUADOR. Porque históricamente desde la época de la Colonia, todo lo que producÃa y produce el Puerto de Guayaquil es llevado a Quito. Siempre QUITO NOS QUITÓ nuestros dineros y NUNCA nos ha devuelto lo que nos corresponde. Ya es la hora de que seamos GUAYAS FEDERAL.
Ojala que esta iniciativa haga eco en la sociedad ecuatoriana por aquel cambio profundo que le urge