Si bien da la impresión que los contagios y muertes por el COVID-19 tienden a decender en  relación a marzo y al trágico mes abril, donde Guayaquil y el Ecuador fueron noticia a nivel mundial, también no es menos cierto que la pandemia sigue su curso, y un segundo brote no esta muy lejano, razón por la que no es el momento de poner en la picota al gobierno, Autoridades Seccionales y polÃticos ambiciosos.
La virulencia de la pandemia ha sido medida por el número de muertos y por la deficiencia para darles sepultura. Igual por la carente atención a contagiados en los hospitales públicos, la falta de insumos y,el poco cuidado a médicos y enfermeras.
El coronavirus broto y se propago por el mundo. En cada paÃs las realidades fueron diferentes. En China su lÃder Xi Jinping ha recibido fuertes crÃticas y su figura es más débil luego de la pandemia. El presidente Trump reacciono tardÃamente, al punto de que Nueva York, la ciudad económicamente más grande de EE.UU., es la más afectada. Van cerca de 100 mil muertos en los EE.UU. Italia y España ya bordean los 30 mil, y sus gobernantes son motivo de censura.
Ecuador no tenÃa porque ser la excepción. Un gobierno con problemas económico. Con un sistema hospitalario deficiente y una corrupción galopante, donde el robo de medicinas e insumos estaban en su máximo apogeo, lo tomo como se dice vulgarmente con los pantalones abajo. Agravado con una clase polÃtica que sin deponer actitudes se ensaño en sus criticas y buscando desesperadamente  figuración que raya en la estupidez.
No podemos enumerar los innumerables errores cometidos por gente que rodea a un presidente débil, sin liderazgo, carente del porte de estadista. Que en lugar de guiar al pueblo sale con peroratas vagas e incoherentes. Tampoco podemos dejar de lado a otras autoridades que toman decisiones autocráticas sin medir su lenguaje incendiario. La Asamblea con una mayorÃa de incapaces felizmente permaneció en mutis, mientras el prontuariado del ático y su gente difundÃan correos falsos con sus acostumbradas prácticas delincuenciales.
Ya habrá el momento de analizar las actitudes y comportamientos de los que tuvieron en sus manos el manejo de la pandemia. No es el tiempo de pensar en Juicios PolÃticos ni de buscar a los culpables de la muertes de muchÃsimos ecuatorianos. Pero sin defender a  un gobierno carente de autoridad y sin un norte definido, se deberÃa esperar, y solo entonces iniciar las investigaciones y encontrar a los responsables. Sin dejar de .tener en cuenta que en el mundo casi todos los gobernantes erraron ante un enemigo invisible.Â