25 abril, 2024

El Servicio Exterior Ecuatoriano y la Cuota Política

La costumbre de enviar embajadores o emisarios de un país hacia otro es, muy antigua, y se practicaba en las civilizaciones mesopotámicas hitita, egipcia, etc. Más, tuvo que transcurrir mucho tiempo para que el Servicio Exterior adquiera gran parte de las características que tiene actualmente. Precisamente fue después de la Paz de Westfalia, concertada en 1648 que hizo costumbre la existencia de las misiones diplomáticas permanentes. Nuestro País al lograr su independencia, y quizás por lo escaso de los recursos fiscales entregó al Ministerio de Gobierno la capacidad de dirigir también el Servicio Exterior, motivo por el cual se lo denominó Ministerio de Gobierno de lo Interior y Exterior. 

En el lento desarrollo de nuestra institucionalidad, se creó el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero careciendo casi totalmente de verdaderos diplomáticos. Las embajadas y los  consulados casi siempre eran llenados por amigos del régimen imperante.

Recién en 1978 se creó la Academia Diplomática que profesionalizó el Servicio exterior, estableciendo que la diplomacia no es una profesión universitaria sino una carrera pública. 

Por otro lado,  la Ley Orgánica del Servicio Exterior dispone  que el Presidente de la República podrá designar para el desempeño de misiones diplomáticas previo dictamen favorable de la Comisión Calificadora de Personal. Los así nombrados deberán exhibir reconocidos méritos y haber prestado relevantes servicios a la República. 

A estos nombramientos se los conoce como la cuota “política” que no puede exceder del 20% del total del servicio exterior.

 La cuota política celosamente vigilada no ha tenido ningún problema, aportando a la Cancillería ecuatorianos  que sin haber pertenecido a la carrera diplomática eran ciudadanos de reconocido prestigio tales como Antonio Parra Velasco, José Vicente Trujillo, Leopoldo Benites Vinueza, Luis Orrantia González, Antonio Parra Gil, Sixto Durán Ballen, Clemente Yerovi Indaburo, Werner Moeller, Reynaldo Huerta Ortega, Francisco Huerta Montalvo, Mauricio Gandara, Lily de Arenas entre otros. 

Al Servicio Exterior, así como a puestos de importancia deben de ser cubiertos por hombres y mujeres de preparación académica notable experiencia y limpia trayectoria. El embajador representa a nuestros  País y tiene que poseer la prestancia necesaria para ello.

El Presidente de la República debería de asesorarse de su Canciller que es un distinguido diplomático de carrera para escoger meticulosamente la calidad de los nombrados. El servicio exterior no es una dádiva, una canonjía. Es una responsabilidad republicana. 

 

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Me preocupa en sumo grado lo que está sucediendo en el país. Si bien es cierto se está dialogando sobre muchos temas puntuales, ya sea con las comunidades indígenas, la UNE, etc., es decir con los grupos rebeldes que con razón o sin ella se han sentido marginados en los gobiernos anteriores y colaboraron con su voto para que la revolución ciudadana triunfe para poder conseguir sus ideales, no es menos cierto que el Ecuador somos todos los ecuatorianos, incluyendo los que no votaron por la revolución ciudadana.

Unir minorías para lograr hacer una mayoría es democrático y bueno, pero hacerlo engañando a esas minorías o sin haber antes de llegar a un acuerdo definitivo con ellas sobre lo que se va o no se va a hacer, es peligroso, pues desestabiliza el país.

3 comentarios

  1. Error de tipeo en la fecha de creación de la Academia Diplomática que es en el año de 1987 y no en 1978

  2. Error de tipeo en la fecha de creación de la Academia Diplomática, su creación no es en el año de 1978 es en 1987

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