29 marzo, 2024

Al Dr. Nicolás Castro Benítez (+)

Su inesperada muerte, me privó estar en su sepelio. Solo alcance a darle el pésame a sus hijos/a, nietos/as, familiares, allegados y amigos del Dr. Castro Benitez. Consecuencia de planes ya concebidos e inevitables, fuera de la ciudad, me lo impidieron.

Guardando las distancias, entre este Personaje público de la Política ecuatoriana, Maestro de juventudes, Catedrático universitario de larga data, en la materia de Derecho Político: (1er. año de Jurisprudencia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Guayaquil). No fue mi profesor, en ese entonces yo estudiaba en la Universidad Catolica Santiago de Guayaquil.

Dije, guardando las distancias y la edad, fueron muchos los eventos de m vida, que compartí con el Dr. Nicolás Castro Benítez.

El primer recuerdo, era aún un joven de colegio. Fui llevado por mi tío Abdón Calderón Muñoz, a la Plaza de San Francisco en Guayaquil, al cierre de campaña, del ex Presidente Galo Plaza Lazo, del cual el Dr. Castro Benites, era su Vicepresidente.

Ahí en la calle, como simples ciudadanos, escuchamos la intervención del ex Presidente Plaza Lazo y las palabras vibrantes de emoción y de deseo de servir a la Patria, del Dr. Castro Benitez.

Lamentablemente, el fervoroso discurso populista del Dr. Velasco Ibarra, impidió ese triunfo electoral. El Dr. Velasco, ganó tales elecciones.

Años después, como estudiante de años superiores de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Guayaquil, el Dr. Castro Benítez, asumió el Decanato de la Facultad.

Dos, eran las grandes preocupaciones del Dr. Nicolás Castro Benítez.

1. La edición de la revista de Derecho de la Facultad, cuya publicación había sido descontinuada. Nos decía, Las Revistas, tienen la virtud de recoger en sus páginas, las más nuevas y actualizadas tendencias, -en este caso del Derecho-. La editaban periódicamente, en los talleres gráficos de la Universidad de Guayaquil. Tuvo el acierto de remitir varios ejemplares a cada una de las Facultades de Derecho de Latinoamerica.

Los Decanos, de esas facultades, recibieron con agrado tales publicaciones, y en reciprocidad, remitían a la Facultad, obras de Derecho, de esos países, que enriquecieron la Biblioteca de la Facultad de Derecho, con tales obras.

La otra preocupación, como Decano, fue la Celebración del Centenario de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Universidad de Guayaquil. Para lo cual invitó a Guayaquil, a varios distinguidos y famosos Juristas Latinoamericanos, a un ciclo de conferencias que se dieron en el local de la Vieja Casona Universitaria. (durante una semana).

Uno de los profesores invitados fue el Dr. Fernando Fueyo Laneri, chileno; famoso profesor de Derecho Civil de la Universidad de Santiago de Chile.

El Dr. Nicolás Castro Benítez, tuvo la amabilidad de nombrarnos, -anfitriones- al Lcdo. Efraín Pérez Camacho, al Lcdo. Carlos Peña Mateus y al suscrito, para que lo atendiésemos, durante su estadía en Guayaquil y así lo hicimos y cumplimos con esmero el encargo. Tuvo la amabilidad el Dr. Fueyo Laneri, de autografiarme, mi Código Civil. No creía en nadie. Todavía lo conservo.

Posteriormente, -a pedido de Nicolás e Iván- ya como Profesional del Derecho, tuve el privilegio de integrar, con un excelente grupo de ex estudiantes del Dr. Nicolás Castro Benítez, la celebración académica de sus Bodas de Oro Profesionales. De las intervenciones y escritos de tales ex alumnos, se editó un libro, para el recuerdo de sus ex alumnos y más profesionales del Derecho.

En tiempos de la última Dictadura militar, el Dr. Nicolás Castro Benítez, junto con mi tío, el Econ. Abdón Calderón Muñoz, el señor Asaad Bucaram y otros políticos ecuatorianos, conformaron un Comité Constitucional, propugnando el término de la Dictadura y el retorno a la Constitucionalidad del país. Yo, también estuve presente en dicha marcha,

Se dispuso una marcha, que avanzaba por la Av. Boyacá, en dirección a la Av. Nueve de Octubre. Marcha que fue interrumpida y desbaratada por la Policía Nacional. Tales dirigentes, fueron tomados presos, llevados a la calabozos de la Policía del Guayas (Av. de las Américas), incomunicados y traslados secretamente a la Base de la FAE, en Salinas.

De ahí, partieron, este grupo de políticos ecuatorianos, al Paraguay, y dejados en el Aeropuerto de la Asunción -su capital-. Hicieron escala previa en Lima. Fueron en un transporte Aéreo de TAME.

En el Paraguay, gobernaba el Dictador Stroessner, que al conocer de esta expatriación de Políticos ecuatorianos, los alojo en un Hotel 4 Estrellas, a todos los dirigentes ecuatorianos expatriados -unos 10 quizás- y los alojó en habitaciones de dos personas por cuarto.

Al Dr. Nicolás Castro Benítez, le correspondió como compañero de habitación a su amigo y compadre, Dn. Asaad Bucaram.

Don Assad Bucaram, era un hombre que dormía muy poco, una, dos o máximo tres horas -entre 3 y 6 de la mañana-, pero, hasta que conciliaba el sueño, no dejaba de hablar. Al Dr. Nicolás, no le quedaba otra, que escucharlo y cuando se dormía, “Don Buca”, le decía insistentemente: “No se duerma mi Doctor Nicolas”. Nunca supe sobre los detalles de tales comentarios de Don Buca, posiblemente, sus preocupaciones sobre su futuro político.

En esos años, la popularidad de “Don Buca”, era la más alta del país, y bien pudo a su regreso del exilio, ser Presidente de los ecuatorianos, por elección popular, al término de la Dictadura. Pero, ésta se lo impidió, rechazando su participación electoral, por cuanto “Don Buca”, no era hijo de ecuatorianos, -de padre y madre- y se le impidió su candidatura presidencial, de acuerdo a las exigencias de la Constitución Política, de aquellos días, me parece la Constitución del año de 1946.

En años finales de mi carrera estudiantil, en la Facultad, -cuando se reabrió- ésta, había sido clausurada por la Dictadura Militar de aquella época. Fuí nombrado, Delegado estudiantil de mi Facultad de Derecho. Me correspondió asistir a la Asamblea Universitaria, que decretó, la apertura de la Universidad de Guayaquil.

En aquella Asamblea General, me correspondió el privilegio, de proponer al Dr. Nicolás Castro Benítez, como Rector de la Nueva Universidad de Guayaquil. Mi moción, fue aceptada por unanimidad.

Una de las grandes cualidades del político ecuatoriano, por excelencia, como lo fue el Dr. Nicolás Castro Benítez, fue su fuerza oratórica, elegante, vibrante, siempre salpicada del pensamiento de los más brillantes políticos de la antigüedad hasta la modernidad y apropiada, siempre al momento político, de su(s) intervención(es).

Fueron muchos los discursos del Dr. Nicolás Castro Benítez, que me correspondió escuchar, en los varios escenarios donde intervino con su extraordinaria oratoria.

Entre los que más recuerdo: 1) El de la celebración del Centenario de la Universidad de Guayaquil, en la “Vieja Casona Universitaria”, simplemente brillante. 2) En el homenaje que le realizó al Dr. Raúl Clemente Huerta (+), en el Salón principal del M.I. Municipalidad de Guayaquil, así mismo, extraordinario, y el último que le escuché, fue en la tumba de su esposa, Dña. Maruja Patiño. Un verdadero poema de amor, su últimas palabras en el Parque de la Paz, frente a sus restos, eran: “Maruja, Maruja, Maruja, donde estas…”, que las repitió en varias ocasiones. Hoy, estará junto a Maruja, su compañera inseparable, que lo acompañó, y lo apoyó durante toda su vida.

Otra temática recurrente del Dr. Nicolás Castro Benítez, era su amor por la integridad territorial ecuatoriana y la Nulidad del “Protocolo de Río de Janeiro”, que puso fin a nuestra heredad territorial de gran parte del Oriente ecuatoriano -hoy en manos del Perú- y la pérdida del gran Río de las Amazonas.

Permítanme, contarles una historia que, el propio Dr. Nicolás Castro Benítez, me lacontó, en una de mis tertulias, en su Estudio Jurídico, donde iba a conversar con él, y con sus hijos Nicolás e Iván Castro Patiño.

Siendo aún el Dr Nicolás, un muy joven universitario y encontrándose el país, invadido por el Perú y acantonado, el Ejército peruano, en las Provincias de El Oro y Loja, recibió una misión secreta, del Jefe de la Zona militar de Guayaquil: llevarle un sobre cerrado -al Jefe Militar ecuatoriano-, de la Ciudad de Machala. El Dr. Nicolás Castro Benítez, aceptó sin reparos el “encargo” y partió hacia Machala, en lo que pudo, (transporte) y como pudo, evadiendo controles peruanos, en las afueras de la ciudad de Machala. Dos días de camino le tomó al Dr. Nicolás, su cometido, y cumplio su Mision con exito, cual “Mensaje a García”.

Quería -de esta forma- a través de esta Entrega, rendirle un homenaje póstumo a su memoria, a este gran político ecuatoriano, que representó a su provincia (El Oro), en 6 o 7 ocasiones ante el Parlamento Nacional.

La última Dictadura, les privo a mi tío el Econ. Abdón Calderón Muñoz, y al Dr. Nicolás Castro Benítez, cumplir con sus ideales y sus planes, en bien de los más necesitados. A mi tío Abdón, asesinándolo y al Dr. Nicolás Castro Benítez, impidiéndole ejercer su última representación popular -como representante de El Oro-, ante el Congreso ecuatoriano, esta vez, por el F.R.A., (Frente Radical Alfarista), que años atrás, había fundado su ex consuegro, el Econ. Calderón Muñoz.

Mis sentidas condolencias, a sus hijos/a, hijos de sus hermanos/as, hermanas e hijos de sus hermanos/as políticos, a mi prima Cecilia Calderón de Castro y demás familiares y amigos.

Que en paz descanse el Dr. Nicolás Castro Benítez, junto a Maruja y más familiares fallecidos.

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