24 abril, 2024

El arroz con lenteja del 1ero de Enero

Como siempre, Margarita y Nacho -excelentes amigos y anfitriones-, nos llamaron el Primero de Enero, a las 11 am. Margarita le dijo a Coca, esta vez no me puedes fallar, tenemos un arroz con lenteja, para brindarles, y fuimos.

Nos deparó otra sorpresa, no menos agradables. La otra pareja invitada eran Antonio Sotomayor y su esposa. Antonio fue compañero de aulas en la Univ. Catolica de Guayaquil, el venía de San José la Salle y yo del Javier.

A Antonio, lo llamo “Poeta”, lo conocí en la etapa del colegio y lo escuchaba por radio. Tenía un programa especial de una hora, donde recitaba, las poesías del Indio Duarte, y de los famosos Poetas Mexicanos de esos años.
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Las recitaciones siempre me encantaron escucharlas, leerlas y declamarlas. Pero, las mías, en la primaria, eran patrióticas, en el IPAC. En la etapa del colegio, eran las románticas mis preferidas.

Viejos tiempos aquellos, de Antonio y mías. La pasamos divertido. A las 4pm, nos retiramos, camino a San José, donde nos dimos unas cortas vacaciones hasta el 5 de enero, que regresamos.

Mucho sol, buena brisa y mucha paz, sólo interrumpida, por varios perros callejeros, que ladran por todo, por lo que ven, por los que pasan, por los que andan en bicicleta, o en cuadrones.

Esta tradición del 1ro. de Enero, la cultivaba y la cultiva, una tía política: Doña Mirna Bustamante de Calderón Muñoz, esposa de mi tio Jorge (+).

Su arroz con menestra, del 1° de enero, era famoso, toda la familia del lado de los Calderón Muñoz, se reunia en su casa, incluídos los más jóvenes, hasta los niños. Grandes tertulias familiares.

Detrás del arrocito con menestra, hay una Cábala. Ojo, no es “arroz verde”, es blanco. La cábala, -se dice- es que, quien lo come, tendrá un año feliz.

Así somos los ecuatorianos, llenos de cábalas, sobre todo a fines de año: Que la vuelta a la manzana, con maleta en mano, para viajar, que come doce uvas, durante las 12 campanadas de las iglesias, para tener riquezas, que las chicas deben utilizar prendas íntimas, de color amarillo, para que las solteras consigan novio o marido, y así por el estilo.

Ilusos nos llamaría un muy bueno y estricto profesor universitario, en materia constitucional.

Yo, no creo en cábalas, pero tampoco las critico, que sea lo que deba suceder, nadie conoce al futuro, ni lo tiene asegurado.

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Yo amo Guayaquil, mi ciudad, mi sueño, todos mis sueños, ciudad guerrera, ciudad del río, del cerro y de los guasmos. Guayaquil ciudad viva, existente, ruidosa, parlante, ciudad atrapada en un puño, suelta como la silaba que llena la palabra amor.

Ciudad revuelta y escenario de revueltas, ciudad revolucionaria, moderna, cibernética, donde nacen todos los amaneceres, donde vienen a morir los cangrejos voladores después de la procesión del viernes santo. Ciudad libre no imaginada, creada y vuelta a imaginar. Ciudad erigida al andar, que vive una y otra vez hasta el bajar de las aguas.

Ciudad brava, difícil, dura, ciudad tierna ¿qué te mueve? ¿qué te inspira? Guayaquil ciudad envidiada. Ciudad indomable, despierta hasta caer el calor, despierta hasta la brisa, ciudad rezo, entonación, sensación, ciudad avispa.

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