25 abril, 2024

2020: Tres escenarios posibles para la economía

01.- TELÓN DE FONDO

(i) 2020 será el último año completo del período de Lenin Moreno.

(ii) El debate electoral se intensificará en el último trimestre, por las presidenciales de 2021: tendrá mucho que ver con propuestas para superar los problemas de la economía.

(iii) Es probable que se agite —estimulado por afanes proselitistas— el clima de confrontación que se vivió en octubre/2019, animado también por lo que pueda ocurrir en Colombia y Chile.

(iv) Gobierno virtualmente “de salida”: tendrá dificultades para consensuar(*), con poco margen de maniobra para resolver déficit fiscal/inversión pública/endeudamiento público; atraer inversión privada para reactivar la producción/atacar desempleo.

(*) Según CEDATOS, (a Noviembre/2019), 85,6% de sus encuestados considera que Ecuador va por “mal camino”; 18,2% se declara “optimista”; y 19% aprueba a Moreno

(v) Para 2019, se espera: crecimiento del PIB de 0,2% (el FMI pronosticó —antes de los desmanes de Octubre— decrecimiento de 0,5%); inflación anual a noviembre(*), de 0,04%, (INEC); y en el período enero-octubre, un leve repunte de las exportaciones, (por banano, camarón y flores), mientras las importaciones también se redujeron especialmente en los rubros de bienes de consumo y de materias primas.

(*) Según el Banco Central, Ecuador registró a noviembre, la inflación más baja de toda la región; (Colombia 3,84%; Perú 1,87%, Chile 2,79); incluso menor que la de USA: 1,8%

02.- EL ENTORNO DE 2020

02.1. Bases para la Proforma Presupuestaria de 2020 (que bordea los US $ 35.000 millones): crecimiento del PIB de 0,57%; inflación de 1,5% y US $ 51 de precio promedio del barril de petróleo.

Déficit global superior a los US $ 3.300 millones, (entre los ingresos constan US $ 2.000 millones por “monetización” de activos).

Ajustes fuertes en inversión; y en gastos de personal, se mantendría el esquema de solo desenrolar a quienes no tienen nombramiento.

02.2. Ley de “Simplificación y Progresividad Tributaria”, buscará recaudar hasta US $ 600 millones, en 2020.

Entre otros beneficios para el sector productivo, la ley contempla:

(i) Elimina el anticipo al Impuesto a la Renta: libera liquidez

(ii) Devolución de impuestos a exportaciones

(iii) Exenciones del ICE para productos agrícolas

(iv) IVA 0% para flores, tractores de hasta 300 caballos de uso agrícola

(v) Régimen simplificado de tributos para emprendedores y microempresas

No obstante lo dicho, también la ley crea impuestos como:

(vi) Para las empresas con ventas anuales superiores al millón de dólares

(vii) Para el 40% de los dividendos repartidos, el 25% de impuesto a la renta

(viii) ICE del 10% para el servicio post pago de la telefonía celular

(ix) IVA del 12% por uso de plataformas digitales

02.3. El gobierno obtuvo el pasado 19 de diciembre, el apoyo del FMI a sus planes de ajustes fiscales: se anunció que antes de que termine 2019, recibirá el desembolso de US $ 498 millones, por haber pasado las revisiones 2 y 3 al cumplimiento del acuerdo alcanzado en marzo. Este monto le permitirá cerrar el año cubriendo pagos de sueldos y a proveedores. Pero no es probable que le alcance para cubrir necesidades de 2020.

En este entorno, se plantean 3 escenarios para las empresas:

No. UNO:

La Ley de Simplificación y Progresividad Tributaria, más otras medidas administrativas del gobierno, aseguran un marco de confianza para que la producción se reactive, genere empleo y exportaciones

Este es un escenario ideal. Sin embargo, la confianza empresarial puede verse afectada por los costos que generen la tributación establecida, especialmente en lo que se relaciona con el impuesto a las empresas que vendan más de US $ 1 millón al año y las expectativas negativas sobre la inversión que pudieren provocar el tributo sobre los dividendos. Una señal de que el gobierno tiene el control sobre la economía, estaría vinculada a la renegociación de la deuda externa, y en especial a la que se mantiene con China, así como a la obtención de créditos blandos, adicionales a los desembolsos pactados con el FMI. Este escenario requiere que la economía muestre síntomas claros de convalecencia antes del primer trimestre de 2020, de manera que al inicio del segundo semestre las señales de crecimiento generen optimismo.

No. DOS:

El gobierno no logra resolver el problema del financiamiento y se ve abocado a retomar el tema de la eliminación del subsidio a los combustibles, disminuir el gasto público improductivo para resignar recursos financieros y culminar los procesos de monetización de activos. La inversión privada es mínima y el desempleo amenaza crecer por la reducción del sector público. La producción y exportación petrolera no mejora; no hay renegociación de los contratos con China. Las exportaciones no petroleras registran un comportamiento similar al de 2019

Este es un escenario que teniendo algunos elementos conflictivos, puede ser el más probable. Incluso, tiene rasgos optimistas. No obstante la vigencia de nuevos tributos, la eliminación del anticipo al Impuesto a la Renta y otros estímulos tributarios, pueden causar efectos positivos sobre el ahorro y la inversión. Sin embargo, la eliminación del subsidio a los combustibles —aunque siga un patrón de focalización y gradualismo— provocará reacciones de los mismos actores de octubre pasado, a menos que el gobierno haya aprendido la lección, y disponga de los elementos del caso para controlarlos o disuadirlos. Estas serían medidas con fecha de caducidad: no se las podría tomar sino hasta el primer trimestre de 2020, para reducir potenciales efectos electorales.

No. TRES:

El gobierno diseña acciones para lograr sobrevivir los siguientes 17 meses, sin “hacer olas”. Probable incremento de la conflictividad social: la economía sigue deprimida y el desempleo aumenta. 2020 puede convertirse en una reedición de lo que fue 2019

Este escenario es pesimista. Las empresas tendrían que apostarle a 2021 como un año de mayor estabilidad y con más altas probabilidades de crecimiento, empujado por el cambio de gobierno.

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