28 marzo, 2024

Un mundo de locos

“… aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno, sé del beso que se compra, sé del beso que se da, del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga, y sé que con mucha plata uno vale mucho más…”. Con estos y otros versos, describe el tango “Las Cuarenta” el rumbo que ha tomado el mundo.

¡Se ha perdido la congruencia! En los momentos actuales, la moral, la decencia, el buen nombre, la ética, han pasado a ser más bien un obstáculo, en vez de ser la razón de vida. La Constitución defiende la vida, ¡pero si la vida del niño que está por nacer, significa un obstáculo para la libertad de la madre, hay que asesinarlo! Ya en los grupos mafiosos, si tú me delatas, te mando a matar con sicarios, si eres un obstáculo hay que eliminarte, si denuncias el negociado que estamos haciendo, te hacemos matar. Es decir, el derecho a la vida, depende de la conveniencia de la persona en cuyas manos está en ese momento, esa vida. Se dice que no hay que robar, pero no se considera robo, si se le roba al Estado, entonces, los que están en el poder se creen con derecho para coimar a los giles que buscan trabajo, y cobrar porcentajes a cambio de darles contratos a las Compañías a las que hacen ganar esos contratos, Si después ellos para resarcirse bajan la calidad de sus obras, se les acepta, porque la fiscalización es solo otro rubro para pagar a otros amigos. Luego, si se les demuestra el robo y se los ordena cárcel, pasan de ser ladrones a perseguidos políticos, es decir, según ellos, son víctimas de la injusticia.

Hasta donde sé, a ellos se les paga un salario para administrar los bienes del Gobierno, o de las Empresas gubernamentales que administran. Su trabajo es bien remunerado. No son dueños de ellas, puesto que son de todos los ciudadanos. Es decir, es un robo a todos los ecuatorianos, ricos, pobres y paupérrimos. Además, si alguien se enriquece indebidamente, lo meten en la cárcel por unos pocos meses y luego sale a disfrutar de lo mal habido. Se inventan cuanta excusa se puede, para salir libre y los jueces, en muchos casos son negociables. En otras palabras, si comparto lo mal habido, todos miran para otro lado. ¡Aparentemente, la ley fue hecha para ser violada!

Mientras tengamos una ley que defienda al asesino, al estafador, al ladrón, al asaltante, mientras consideremos un acto inteligente a la sapada, mientras le rindamos pleitesía al Poderoso Caballero, Don Dinero y los nuevos ricos estén invitados a todas las reuniones sociales, la Sociedad se irá degenerando, y poco a poco nos iremos destruyendo a nosotros mismos.

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