23 abril, 2024

Introducción a libro sobre Olmedo a publicarse en el año del Bicentenario (2)

Entre otros escollos que encontró Olmedo estaba el cómo manejarse en buenos términos con San Martín y Bolívar, dos genios de la guerra que habían puesto la mirada en Guayaquil, adonde comenzaban a enviar representantes para firmar acuerdos, lo que hoy se llaman alianzas estratégicas. Olmedo estaba consciente de que los necesitaba y no podía romper relaciones, por lo que se manejó con diplomacia, sin perder la dignidad y tratando de no mostrar inclinación por alguno de los dos. Olmedo mostró habilidad para aprovechar el momento y obtener de San Martín y Bolívar, lo que más convenía a los intereses de Guayaquil. Con el primero no tuvo el mismo número de correspondencia que con el segundo y da la impresión de que Olmedo se encontraba más a gusto con San Martín. Las cartas a ellos son de diferentes tonos, unos diplomáticos y otros autoritarios. A Olmedo no le tembló la mano cuando escribió en duros términos a los dos libertadores y sus representantes. Bolívar y Sucre fueron más frontales que San Martín, por lo que desde sus primeras comunicaciones pretendieron que Olmedo no tuviera mayor contacto con San Martín.

Su relación con Bolívar fue muy peculiar. Después de julio de 1822 la vida de Olmedo estuvo atada a la de Bolívar hasta 1830, año de su muerte. Fueron dos personas que se necesitaron mutuamente. La lectura de las cartas entre ellos me hizo ver su ambigua relación. Cruzaron cartas entre 1821 y 1829;  algunas muy amables y excesivamente halagadoras contrastaban con otras muy duras, en términos violentos. Se vieron en dos ocasiones: Guayaquil, julio de 1822, cuando Bolívar llegó a Guayaquil y asistió a un banquete en casa de Bernardo Roca, y en la Casa Consistorial. El General Gerónimo Espejo, en su obra sobre la entrevista entre Bolívar y San Martín, no indica que cruzaron palabra, además del saludo protocolario. La segunda vez fue en Quito en 1823 cuando encabezando una delegación peruana lo visitaron para que terminara la Independencia de Perú. Durante la guerra entre Colombia y Perú, agosto de 1829, Bolívar pasó varios meses en Guayaquil; Olmedo ya se encontraba de regreso de Londres, pero no hay evidencia de que ellos se vieron. Por esa fecha Bolívar le ofreció el Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Colombia, pero no se lo propuso personalmente. ¿Si pasó meses en Guayaquil, por qué no lo invitó a una reunión y ofreció el cargo?   

A través de las numerosas cartas de Olmedo, se puede uno dar cuenta de que, a pesar de no haber buscado cargos públicos, fue un hábil estadista y supo conducir a la Provincia de Guayaquil por el camino correcto. Demostró ser amante de las libertades; los desencuentros con Bolívar, Sucre y luego Flores fueron por defenderlas y criticar su actitud autoritaria. Él conocía sus limitaciones y las hizo públicas en una carta a Sucre fechada el 18 de Octubre de 1821: “Yo no he nacido para este puesto:  el retiro, la soledad y la comunicación  con las musas eran convenientes a mi genio y carácter;  mandar, regir, moderar un pueblo y en revolución no es para mis fuerzas intelectuales y físicas personaje de muchas facetas”. El Olmedo descrito por nuestros historiadores, no es el Olmedo de sus cartas, al final tuvo que ceder, no por ser débil, sino por práctico, estaba en desventaja frente a Bolívar.

La verdad histórica jamás se conoce, la labor de quien estudia e interpreta la historia es intentar aproximarse a la veracidad. Para lograrlo es preferible trabajar con fuentes primarias, no con historias escritas por terceros, décadas después de ocurridos los eventos. Hay historias que sí son confiables, particularmente las redactadas en fechas cercanas a lo que se cuenta en la obra; se lo debe hacer libre de prejuicios y sin ideología. En el siglo XIX, la mayoría de historiadores ecuatorianos escribieron guiados por sus ideologías liberales o conservadoras, restando objetividad a sus obras; en el XX, de acuerdo a la ideología de derecha o izquierda. Los primeros en escribir sobre la historia de la Independencia, fueron historiadores libres de prejuicio, protagonistas y testigos de la Independencia. En esos años formativos, lo que tenían que hacer los dirigentes políticos era decidir si querían vivir en un país independiente o estar supeditados a otro; tener un régimen federal o centralista; vivir en libertad o con restricciones para incursionar en lo que uno deseaba hacer.

Al iniciar el siglo XIX seguramente hubo celo y agendas escondidas o públicas entre los miembros de las élites. Abunda información sobre cada uno de ellos para formarse una idea de su personalidad, forma de pensar y actuar, tipo de liderazgo que ejercían, etc. Siendo Bolívar el principal protagonista, fue quien recibió la mayor atención de los escritores de la época, por lo tanto, sobre el que más se ha escrito y analizado. ¿Qué hay de verdad sobre las numerosas censuras a Bolívar, Santander, San Martín, etc.? ¿Serán verdades a medias? Acerca de ciertos hechos hay evidencias, de otros, no.

 

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2 comentarios

  1. Muy interesantes e instructivos estos artículos Se queda uno esperando la siguiente entrega Felicitaciones y muchas gracias

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