En un artÃculo de junio pasado cuando la representación de Juan Guaidó negociaba con la de Nicolás Maduro en Noruega, advertimos de que quedaban seis meses para alcanzar el éxito o el fracaso definitivo. En aquel momento nos referÃamos obviamente a los resultados de la negociación en curso. Hoy, dos meses después, cuando la negociación ya no parece una alternativa viable, dado la negativa del régimen de Maduro a proseguir con las conversaciones, el tiempo es aún más corto para encontrar una salida a la actual crisis polÃtica y humanitaria que vive el paÃs antes del dÃa cinco de enero del próximo año, cuando debe nombrarse la nueva directiva de la Asamblea Nacional.
Desde que Juan Guaidó el recién nombrado presidente de la Asamblea Nacional se tiró al ruedo el 23 de enero de este año para encargase de la presidencia de Venezuela como consecuencia de la usurpación del cargo de presidente por parte de Nicolás Maduro, han pasado muchas cosas, pero ninguna hasta ahora ha podido poner cese a dicha usurpación. En aquel entonces, el año 2019 que comenzaba, parecÃa muy largo y más que suficiente para alcanzar dicho objetivo.
Sin embargo, no ha sido asÃ, y el reloj tampoco ha cesado de correr marcando inexorablemente las horas y los dÃas, colocando a Juan Guaidó a solo cuatro meses, pasada ya la mitad del calendario, de que deje la presidencia del poder legislativo, tal como está acordado entre los partidos polÃticos que conforman la coalición opositora y los cuales decidieron rotarse en el ejercicio de la dirección de dicho poder público, anualmente.
Las consecuencias de este hecho tan significativo, no pueden dejar de tomarse en cuenta dentro del escenario tan frágil que se presentarÃa, de mantenerse el actual estado de usurpación del régimen hasta enero próximo, pues serÃan completamente inconvenientes y nefastas para el gobierno interino cuyas acciones y estrategias para obligar a Maduro a que abandone el poder pueden verse seriamente perjudicadas.
Quienes piensan que de darse dicho cambio de mando en el parlamento venezolano no ocurrirÃa ningún resquebrajamiento de las actuales condiciones polÃticas que sostienen a Guaidó como presidente provisional de Venezuela, pues el nuevo presidente de la Asamblea Nacional, quien quiera que fuere designado, continuarÃa como presidente provisorio del paÃs en sustitución de Guaidó, pudieran llevarse una sorpresa. Que el medio centenar de paÃses que apoyan a Guaidó, ahora mismo, se vuelquen a hacerlo nuevamente, con un cambio de protagonista en la pelÃcula a comienzos del 2020, es una posibilidad que después de casi doce meses puede ser vista por los mandatarios de aquellos estados, con una óptica muy diferente, más aún cuando algunas circunstancias polÃticas y de gobierno pueden quedar modificadas sustancialmente en algunos de ellos de aquà a enero.
Y ésta es la razón, si es que se le puede llamar asÃ, por la cual el régimen ha venido intentando clausurar la Asamblea Nacional y tratando, como segunda alternativa dentro de su estrategia, de adelantar las elecciones parlamentarias nacionales sin fundamento alguno. Maduro y sus secuaces saben, perfectamente, que erradicado Juan Guaidó de la presidencia de la Asamblea Nacional, la situación jurÃdico-polÃtica del gobierno opositor, que hasta ahora viene encabezando, no tendrÃa el mismo sustento que lo ha alimentado hasta ahora, y que en el caso de que se designe un nuevo titular de ese órgano legislativo, aún con el apoyo de los Estados Unidos, habrÃa carencias significativas de percepción, asà como unas circunstancias que, en general, desmejorarÃan a la oposición, aunque no a ellos.
Por eso, salvo una modificación de última hora de aquellos acuerdos entre los grupos parlamentarios no oficialistas, que prorrogué, por ejemplo, a Guaidó en el cargo de presidente de la Asamblea Nacional para el año 2020, la legitimidad de que goza el gobierno transitorio, actualmente, ante el pueblo venezolano y la comunidad internacional, pudiera verse comprometida y perjudicada hasta el punto de perderse.
Por eso, es de esperar que en el caso de que nada cambie de aquà a diciembre, la oposición venezolana y especÃficamente la que nos representa en la Asamblea Nacional, sepa actuar con la madurez del caso y tome las decisiones que las circunstancias imponen en interés de todos los venezolanos y no las que sus respectivas toldas polÃticas desean.
De lo contrario, luce muy cuesta arriba que Venezuela pueda salir de la crisis que la agobia desde hace tiempo, si en estos cuatro meses que aún quedan no se produce el resultado que toda Venezuela está esperando como es el cese de la usurpación y la elección posteriormente de un nuevo gobierno en elecciones verdaderamente libres y democráticas.
@xlmlf
La igura de Guaidó es fundamental,
no producirse un resultado distinto a los que ha ahbido ahasta ahoraa
Guaidó, que hizo que no sea hablar y no tomar la iniciativa en contra del usurpador. Otro bombero, igual que Capriles tan solo.