29 marzo, 2024

Industralización y desarrollo industrial

Industrialización y desarrollo industrial, parecen ser sinónimos. Pero en realidad la industrialización caracteriza a una economía cuya actividad manufacturera tiene importante peso específico propio en la formación del PIB. Y el desarrollo industrial concierne al uso de técnicas avanzadas de producción, que permiten ganar productividad y competitividad tanto en el mercado interno como en los foráneos.

En 2009 la manufactura —exceptuando derivados del petróleo— participaba con el 12% en el total del PIB. En 2018 ese indicador llegó al 13%. O sea que aumentó 1 punto en 10 años. Y la tasa de crecimiento del PIB manufacturero fue realmente escuálida: -2,6% en 2016; 3,1% en 2017, y apenas 0,8% en 2018. Para 2019 no hay optimismo de que ese índice mejore. Es más, tomando el período enero-abril, en 2019 las exportaciones de productos industrializados representaron el 19% del total, 2 puntos porcentuales menos que en 2017.

Y en cuanto al desarrollo, si bien es cierto que hay determinados sectores de la industria que incorporan innovaciones tecnológicas a su producción, no es menos verdad que prevalecen procesos con marcados rasgos de obsolescencia, que el tamaño relativamente pequeño del mercado interno no hacen factible sustituirlos, a riesgo de aumentar la capacidad ociosa instalada. Para ponerlo en términos sencillos, la generalidad de la industria ecuatoriana todavía está en las fronteras entre la segunda y la tercera revolución industrial. Y por ende muy lejos de lo que se conoce como industria 4.0, por el uso intensivo de procesos digitalizados, inteligencia artificial, mecatrónica, robótica y otros instrumentos que potencian su capacidad para competir.

Bajo la idea de “austeridad”, el gobierno del presidente Moreno redujo la capacidad del ministerio de Industrias, fundiéndolo con el de Comercio. Esto es más o menos como que si una empresa encargase al gerente de ventas, las funciones de dirigir la producción. El ex ministro Campana pudo hacer una magnifica gestión manejando el comercio exterior, pero muy probablemente su desempeño debió ser mejor si tenía la ayuda de un ministerio dedicado a promover y ejecutar dos tareas específicas: la industrialización y el desarrollo industrial.

Y claro, no es que esté diciendo que la industria muere si no tiene un ministerio que la atienda. Pero considero que en la medida que el ministerio de industrias se dedique a facilitar la producción —alejándose de la visión estatizante y burocráticamente controladora que el gobierno anterior impuso— será más fácil definir y aplicar políticas de industrialización y de desarrollo industrial, para superar los magros indicadores de la actividad que se han mantenido por décadas.

Son conmovedores los llamados que el Presidente Moreno formula reiteradamente, para que los empresarios inviertan en actividades productivas. Y no creo que los aludidos sean sordos a los requerimientos del Primer Magistrado. Lo que pasa es que si advierten que no tienen interlocutor directo en las más altas esferas del poder, serán reticentes a destinar recursos a una actividad que por sus altos riesgos, demanda políticas claras, predecibles y sostenibles en el tiempo, tanto en el ámbito tributario como

En el laboral, así como en el manejo del comercio exterior y en el estímulo a realizar inversiones para innovar aceleradamente procesos productivos y superar los rezagos que se registran para llegar, por ejemplo, a la industria 4.0.

El Código Orgánico de la Producción, Comercio e Inversiones, (COPCI) data de diciembre de 2010. Y pese a que muchas de sus disposiciones son necesarias y suficientes para estimular la industrialización y el desarrollo industrial, (así como otras actividades de producción de bienes y servicios), quedó en calidad de papel mojado porque fue concebido bajo el signo de la desconfianza a los empresarios, especialmente por la voracidad fiscalista del SRI. Es tal la cantidad de controles y requisitos que se obliga a quienes intentan optar por los beneficios tributarios ahí contemplados como incentivos a la producción y a las exportaciones —en algunos casos so pena de drásticas sanciones incluyendo cárcel— que los empresarios finalmente desisten de utilizarlos.

Aunque la industria no es, per se, una generadora masiva de empleos, tiene entre sus efectos multiplicadores los de dinamizar encadenamientos productivos (clusters) que incluyen desde sectores primarios hasta los de la construcción, así como servicios financieros, de capacitación e informáticos. Esto se expresará en una dinamización del mercado laboral, con la demanda de empleos de calidad y otras formas de contratación. En consecuencia, muchos emprendimientos pueden tener nichos acogedores, contribuyendo a aliviar los problemas de desempleo que afectan a la sociedad ecuatoriana.

En vez de querer descubrir el agua tibia con nuevas leyes para “reactivar” la producción, al gobierno de Moreno le basta y sobra con apostarle a una buena política de industrialización y de desarrollo industrial reactivando el COPCI, tal vez haciéndole ciertos ajustes que desburocraticen drásticamente su aplicación.

Para eso, no hay que inventar la pólvora: solo nombrar un titular de la cartera de Industrias, competente y de reconocida experiencia. Y dejar que Comercio siga haciendo lo que se necesite para ampliar mercados. E Industrias haga lo que tiene que hacer para convertir a Ecuador en importante productor de manufacturas.

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2 comentarios

  1. Excelente exposición de la situación del sector industrial ecuatoriano y las razones de su atraso y desaprovechamiento de oportunidades. Como en todo sector productivo, las décadas de atraso no son sino efecto de un entorno con ausencia de Seguridad Jurídica y Seguridad Política. Durante Más de 30 años.

  2. Si el timonel esta limitado por compromisos políticos e intereses creados y afines, hasta donde pueden avanzar los marineros? Si no divisan si llegan a tierra o siguen navegando sin brujula confiable.?
    Para entender esos sectores deben estar gestionados por gente de experiencia que entienda y saque lo mejor de las propuestas que hacen los sectores productivos y propendan el tan anhelado despegue de la industria nacional, suena útopico pero no imposible!

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