29 marzo, 2024

No hay que hacer lo que se quiere, sino lo que conviene.

Este es un viejo y sabio refrán, que mi abuelo repetía constantemente. Los refranes viejos mantienen una sabiduría ancestral, que no debe perderse. El mundo anda a la deriva con los sofismas y las irracionalidades de gente que piensa que tergiversar el pensamiento o que, con llamar negro a lo blanco y blanco a lo negro, ya se arregló el asunto. Las cosas no cambian de color porque yo así lo digo. No se puede crear un mundo irreal, sólo porque a mí se me ocurre.

La moral no se puede voltear a mi antojo, y me preocupa sobremanera lo que está ocurriendo en nuestro país, donde ya se ve que las coimas, sobornos, diezmos, pagos por favores, y otras formas de infame robo, empiezan a aparecer como normales y no como lo que son: vulgares asaltos a los demás.

Desgraciadamente, la gran masa, generalmente, por recibir algo, no piensa si lo que se recibe es moral o no. Ellos quieren recibir y si usted le da $500 él le puede firmar que ha recibido $2000, total, ya recibió sin hacer nada 500, y eso es lo que importa. Lógicamente, en las próximas elecciones, votará por el que le dio, a ver si consigo algo más.

El sistema del Socialismo del siglo XXI, AP, Correísmo .o cualquier otra forma de populismo, llamémoslo como queramos fue inflar el Estado, creando, durante la época de las vacas gordas de la bonanza petrolera una gran cantidad de puestos burocráticos, con los que, se creó adeptos a los que mantienen con la esperanza de volver a lograr una época igual, lo que no depende de ellos, sino de los cambios de política mundial, como el precio del petróleo.

Esto ha hecho que haya un grupo importante de personas (votos), aproximadamente un 20 a 30% que han pasado a ser votos fijos para esas candidaturas, que ya han demostrado que su angurria es ilimitada y que su único interés es seguir metiendo mano en las arcas del Estado.

Esto obliga a las personas conscientes, a replantear su forma de pensar y proceder, ya que, si queremos evitar que la gavilla de asaltantes vuelva, hay que unirse, porque ellos pueden ser un peso grande en la decisión de una candidatura. La única forma que tenemos de salvar al país, es renunciar a egos, prepotencias, ambiciones personales y unir a toda la gente pensante, para que, pensando todos en Ecuador, unidos como un solo puño, busquemos el bienestar del país, deponiendo personalismos y convirtiéndolo en patriotismo.

En el 2021 elegiremos Presidente del Ecuador, para terminar la lacra corrupta que ya superó los 12 años. Creo que todos estamos seguros que no se recuperará nada o a lo mejor sólo unos pocos centavos de lo asaltado, y robado, por la mafia que nos ha gobernado.

A mi modo de ver, por los resultados de las últimas elecciones, la persona que más ha demostrado capacidad y efectividad en la forma de Gobernar, ha sido el Abogado Nebot, con todos sus defectos y virtudes. El pueblo premió su prolongada gestión, en las elecciones pasadas. Guayaquil ha continuado el rumbo de desarrollo iniciado por León Febres Cordero y continuado por Nebot. Es, sin lugar a dudas, con todos los errores que se quieran destacar, la mejor alcaldía de todo el país. Al menos en los últimos 150 años. Creo y propongo que, dejando a un lado todas las ambiciones y resentimientos (si los hay) y cualquier pensamiento negativo, nos unamos en una sola candidatura para asegurar un buen futuro a nuestra Patria.

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Yo soy libertario y creo que la libertad es el mayor de todos los bienes. Pero debo reconocer que no todos los ciudadanos nacen con igualdad de circunstancias; unos tiene la libertad de comprarse un BMW de lujo para transitar en veloces carreteras, y otros deben moverse a lomo de burro para sacar sus cosechas por unos caminos vecinales construidos con sus propios andares y eso si las aguas no los inundaron durante un inescrupuloso invierno. Esto me produce sentimientos encontrados. Creo en la libertad, pero el mayor de los bienes no es la libertad misma, sino en lograr que todos puedan disfrutar de similares circunstancias para poder disfrutar de esa libertad que predicamos. Y eso no ha sucedido en Cuba luego de cincuenta años de una revolución que solo se hubiese justificado si conseguía la meta de proporcionar salud y educación “para” usar la libertad que ya se la han arrebatado a dos generaciones completas. Siempre pudo haberse alcanzado un mejor nivel de educación y de salud si hubiese habido libertad para seguir demandándola.

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