28 marzo, 2024

Al maestro de todos los tiempos

¡Al de ayer, hoy y siempre! Casi eterno en el transitar de los siglos: cuya subsistencia depende de cuanta trascendencia tiene en la vida de sus alumnos, como seres humanos.

Y es justo, en el presente del siglo XXI, cuando tiende a su deprecio, al dejar de lado su rol más importante de educador, que significa formador, en la relación mental-espiritual de sus alumnos.

-Eso era antes- Me dijo alguien, -hoy necesita vivir el presente ante los nuevos conocimientos del siglo-

Es verdad esto de los nuevos conocimientos, que nos exige a los maestros estar en preparación continua para enfrentar las innovaciones, por ahora, dentro del campo -informático, que es infinito.

Y ahí es, justamente, donde hace falta el maestro para convertir ese mundo infinito de la información, en conocimiento esencial para sus alumnos; lo que depende no solo de su capacidad intelectual, sino también de su habilidad didáctica: ejerciendo su rol de educador que va más allá de las innovaciones científicas y académicas de este y todos los siglos.

Lo que significa que, sobre las verdades científicas cambiantes, están los valores humanos eternos, que hoy deben ser revalorizados por los maestros como educadores de sus alumnos.  Y aquí algo, que ya lo vengo sosteniendo:

No confundir revalorización con actualización, como equivocadamente lo toman ahora. Pues creo que lo bueno será siempre bueno, como lo malo será siempre malo; aunque “los modernos” en desprecio de “los viejos” les dan otro significado.  Pero la esencia de ello no varía, ni aún revestida de sofismas y muchos etcéteras más…

Por lo que este 13 de abril – ¡Día del Maestro ecuatoriano y yo también como tal! ¡Comprometámonos a no declinar nuestro papel preponderante de educadores como formadores de la parte humana de nuestros alumnos!

 

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Si escribo esto es por liberarme de alguna manera de esa visión real, nada ficticia y cada vez más habitual, de jóvenes y no tan jóvenes paseando por la calle, o bien estacionados mientras esperan un medio de transporte, o sentados junto a otros comensales, y qué sé yo cuantas otras muchas situaciones, impregnados del mundo virtual de un aparato, que por supuesto su utilización y aprovechamiento goza de muchas ventajas, no seré yo quien vaya a negarlas, pero también es cierto que priva de la comunicación real, cara a cara, mirándose a los ojos, y de ese tiempo de ocio que antes ocupábamos en la lectura. En esto último quería entretenerme hoy un ratito.

Quiero decir con ello que la gente más joven ya no lee?, por supuesto que no. Estoy segura que son muchos los que lo hacen, aunque también sé que no son pocos los que responden que comparado con otros entretenimientos, la lectura les resulta aburrida, que hay palabras que desconocen su significado, que mejor matar el tiempo con una tableta o un teléfono inteligente. Por eso he utilizado una obra de Cervantes, como el Quijote, para de alguna manera, colaborar en que no se pierda el hábito de leer un libro y lo quiero razonar de alguna manera.

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