29 marzo, 2024

Repensando…

Desde que el hombre razona; cuestiona. Uno de los pensamientos a los que recurre para justificar su limitación intelectual, es la conceptualización de un dios superior. Lo hace para escudar su temor frente a lo que no puede comprender.

El buen juicio es el resultado de la experiencia y la experiencia es el resultado de los malos juicios.

¿Es Dios un invento del hombre?

A través de la historia hemos recurrido a diversas maneras para explicarlo.

Se lo ha hecho usando los enfoques culturales que cada pueblo ha tenido para creer como suya la explicación de esa necesidad intelectual.

Con esa finalidad se hicieron las religiones.

La libertad de una religión es intocable. La relación entre el hombre y dios solo depende de su conciencia.

Mucho se ha especulado sobre el origen de Dios. Yo creo que si no se sabe todo no se sabe nada; puesto que todo se relaciona con todo. Mediante los dogmas se quiere revelar esta necesidad intelectual.

Por fe se define el creer en algo cuando el sentido común nos dice lo contrario.

Entendidas las cosas de esta manera, los chinos creen que dios se encuentra en el budismo, los musulmanes en el Corám, los judíos en las escrituras, los Brahamanistas en lo suyo, los mormones de igual forma etc.

De estas maneras, cada pueblo con su propia mitología, se ha sentido poseedor de la verdad sobre Dios.

Las religiones solo son caminos que tratan de explicar un punto de vista sobre el creador. La posibilidad de otra verdad sobre cualquier verdad; es solo otro punto de vista sobre cualquier punto de vista. La fuerza de una religión reside en su inmutabilidad. Si cada religión tuviera su propia verdad, todas las verdades serían solo semiverdades.

En el universo hay un solo dios eterno y activo.

No puede haber dos, pues serían iguales o diferentes. Si son diferentes se destruirían; si son iguales serían uno solo.

Los humanos corporizamos a dios de distintas maneras.

Para los chinos es gordo y amarillo. Para los israelitas blanco barbado. Para los aztecas es el sol y para la mayoría de las religiones tiene sexo masculino.

Nuestros prejuicios nos impiden concebir a dios como una mujer o peor que sea de color negro.

El día que un viajero del espacio llegue a la tierra, descubriremos que dios no es Judío, chino o de la india.

El visitante nos revelará otra concepción diferente sobre el creador.

Nos dará una significación más avanzada o atrasada, que dependerá de su desarrollo cultural e intelectual.

Para hablar de dios se debe utilizar la inteligencia y el sentido común.

Debemos concebirlo como una energía infinita.

Una fuerza que ha existido desde el principio del tiempo, pero entendiendo el tiempo como un invento humano para dar sentido a la experiencia. En otras palabras; este no existe por sí mismo. Es una deducción intelectual que nos sirve para medir lo que sucede.

La denominación de siglos, años, horas, segundos, no existe. Inventamos estos parámetros para ordenar los hechos.

Si pensamos en lo que ha existido desde siempre, encontraremos que solo los principios filosóficos han estado en lo existente y son lo que verdaderamente importa.

El principio de cada cosa es trascendente. El final de cada cosa lo es igual. Ambos hechos se encuentran en todo lo existente.

Los seres, los planetas, los sistemas, las galaxias, el universo, los otros universos, siempre tuvieron un principio y también un final.

Estas reglas solo pueden ser entendidas por una inteligencia que le da sentido a la percepción de su conciencia.

Los animales carecen de esta capacidad y solo existen. Sin su discernimiento, no se preocupan del principio o el fin de lo que interactúa con ellos y mucho menos sobre el concepto de dios.

Los principios universales son los entendimientos indispensables para resolver las disquisiciones intelectivas de las creaturas razonantes.

Estas respuestas carecerían de sentido si no se las experimentara junto a una sensación cuando son encontradas.

Las sensaciones son los sentimientos. El sentir que algo nos gratifica o perjudica, le da el valor o la importancia a lo reflexionado. El sentimiento matiza y le da significado al intelecto.

Si como consecuencia no tiene consecuencia; debes repetir lo que hayas hecho.

Con el descubrimiento de la partícula de dios, el origen del universo ha cambiado para nuestro entendimiento. Nos introduce a la realidad de que la antimateria existió antes que la materia. También nos evidencia la existencia de otras realidades paralelas que son reguladas por diferentes leyes físicas.

Estas certidumbres y los universos paralelos son tan infinitos como lo infinito de nuestra imaginación los pueda concebir. La partícula de dios demuestra que una diminuta fracción de energía se desplaza a una velocidad mayor que la luz y cuando bombardea a la antimateria; crea la materia.

El origen del universo ya tiene una explicación en las leyes físicas. Por este descubrimiento también se puede deducir que en su esencia Dios no es amarillo, negro o blanco y peor que solo exista corporizado en nuestro planeta o en este universo.

Esta deducción no tendría sentido sin el sentido del sentir.

Por eso Dios es esta energía del sentir. Es un principio; una continuidad del sentimiento, un ordenador universal.

Es el equilibrio de todo. Una razón que existe desde el comienzo del tiempo y antes de él.

Es una esencia reguladora de la materia y antimateria.

Es la intensidad que moviliza todos los planos y está presente en cada uno de los universos paralelos. Es una dinámica que ordena lo imaginable y aquello que no alcanzamos a imaginar. Dios constituye ese poder.

Está en todo y en cada uno de nosotros.

Somos una fracción suya y por ello parte de su todo.

El creador no puede ser prisionero de la limitación de un cuerpo físico.

Es la energía que se particulariza en cada uno de los seres que ha creado.

 

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