19 abril, 2024

Mujer, aborto y suicidio

De acuerdo con la OMS (Preventing suicide: A global imperative – 2014), el suicidio afecta de forma intensa a poblaciones vulnerables, pese a ser prevenible en gran medida. Aunque las causas para quitarse la vida son múltiples, hay investigaciones que identifican a un grupo vulnerable en alto riesgo de incurrir en conductas suicidas. Se trata de las mujeres que han tenido un aborto inducido. La misma OMS presenta una tasa global de suicidio de 10.5 por cada 100 000 personas, en tanto que hay estudios que ubican a las mujeres que han abortado entre el doble y triple de esa cifra, e indican que el riesgo de suicidio es hasta 6 veces superior cuando se las compara con mujeres que no han abortado.

Un análisis que investigó a más de 870 000 mujeres, publicado por The British Journal of Psychiatry, encontró que aquellas que abortaron presentaban un riesgo de conductas suicidas 155% superior al de las que no abortaron. Por lo tanto, el peligro para la vida de la mujer por suicidio después del aborto es altamente significativo.

Sobre este mismo tema resulta muy valioso un estudio realizado en Finlandia, donde el aborto es socialmente aceptado y es legal desde 1950. Este estudio, financiado por el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo para el Bienestar y la Salud, analizó las muertes de mujeres entre 15 y 49 años de 1987 a 1994, con el objetivo de determinar las tasas de suicidio relacionadas con embarazos, partos, abortos inducidos y abortos espontáneos. Los resultados indicaron una probabilidad de suicidio casi 6 veces más alta para las mujeres que abortaron frente a las que tuvieron a su hijo. Mientras que se produjeron 5,9 suicidios por cada 100 000 mujeres que dieron a luz, se suicidaron 34.7 mujeres que abortaron por cada 100 000. La tasa de suicidio asociada a abortos espontáneos fue de 18.1 por cada 100 000, lo cual coloca a estas mujeres también en una situación de riesgo que, sin embargo, es menos grave que para quienes tuvieron un aborto inducido. El estudio concluyó que el riesgo de suicidio femenino después de un aborto era tres veces más alto que la población general de mujeres entre 15 y 49 años. En cambio, para las mujeres que habían dado a luz a su hijo, el riesgo era la mitad comparado con la misma población general. Dicho de otra forma, traer a su hijo al mundo en vez de abortarlo mostró un efecto protector para las mujeres del estudio, haciendo 6 veces menos probable que abortasen en comparación con las que decidieron terminar con la vida del niño que llevaban en su vientre.

El gobierno finlandés y el sistema de salud quedaron muy preocupados por estos resultados pero, en lugar de intentar reducir el número de abortos, establecieron sistemas de apoyo para las mujeres que habían abortado. Publicaron sus resultados el año 2014 en European Journal of Public Health (Vol. 24, Supplement 2), indicando que lograron reducir la tasa general de suicidio a 24.3 por cada 100 000 mujeres que abortaron, pero que se incrementó un 30% en el grupo de adolescentes post aborto y no se consiguió mejoría alguna luego de 20 años en el grupo post aborto de mujeres entre 20 y 24 años. Para la misma fecha, en Finlandia la tasa de suicidio fue de 9.9 por 100 000 para mujeres de 15 a 49 años. De esta manera el riesgo de suicidio para quienes abortaron continuó siendo 2.5 veces más alto que el de la población general, a pesar de los sistemas de apoyo implementados durante dos décadas.

Sólo un ingenuo creería que Ecuador puede implementar hoy un sistema de apoyo para mujeres que abortan superior al finlandés. Nadie debe ignorar la amplia bibliografía que muestra con claridad que tener un hijo reduce el riesgo de suicidio femenino. Los estados que autorizan el aborto con la excusa de proteger a la mujer y sus derechos, en realidad crean una situación de riesgo para la vida de la mujer, insertándola un grupo vulnerable con alta probabilidad de cometer suicidio. El camino es en otra dirección: Nuestro país debe fomentar políticas que nos permitan ver a más niños sanos en las escuelas y a menos madres llorando porque su hija se quitó la vida.

 

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Me siento muy triste por no haberme equivocado con mis deducciones, claro que fueron resultados fáciles que provienen de que a iguales ingredientes y comportamientos iguales resultados. Vamos de mal a peor. Voy a estipular varios puntos que puedo ampliar demostrando el intenso estudio que me han llevado a mis aseveraciones.

El Presidente Correa debe pensar que sólo él y su círculo son los iluminados, y que los demás somos agnósticos. Prueba de ellos son sus monólogos sabatinos en los que constantemente pregunta “¿no es verdad?” a manera de ver si estamos cayendo en sus hábiles usos de la demagogia.

4 comentarios

  1. Conclusión: ¿dejamos nomás que violen a nuestras niñas y adolescentes para evitar que más adelante se suiciden o dejamos en libertad para que cada mujer elija si quiere tener un hijo fruto de la violación?

    1. Sr. Carlos. El informe habla de abortos sin motivo de origen, no sólo por violación.
      La solución a las violaciones es penas más duras al depravado; ayuda material, psicológica, psiquiátrica y fe a la víctima; y prevención a corto, mediano y largo plazo mediante educación.

      Si una mujer no desea al bebé en su vientre porque fue concebido por violación, que lo entregue a un orfanato, mas no que aborte.

      No se puede corregir un mal con otro mal. El niño por nacer es inocente.

      Att.
      Carlos.

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