18 abril, 2024

¡Por el plástico!

El problema del deterioro del medio ambiente, no es la existencia del plástico, sino circunstancias del hombre que vive en este siglo.

En cuanto a la cultura de preservación que debemos aplicar desde todos los niveles depende de la cultura humana .

Vivimos la era del plástico, desde más de un siglo que, aunque parezca inverosímil, es producto originario en la naturaleza, como la goma de los árboles; ejemplo el caucho, en su transformación a diferentes materiales sintéticos como el celuloide, baquelita hasta los que hoy denominamos plásticos, que son parte fundamental de nuestra vida cotidiana doméstica, agrícola, industrial, etc., etc.

Dentro de ellos están los logros, como plásticos biodegradables o polietilenos, con algunas propiedades físicas y químicas, que los hacen elementos positivos para la vida humana, ejemplo en sus empaques espumosos o transparentes, hablando de los de uso doméstico por su valor higiénico a su valía en conservar las cualidades de los alimentos. Sin contar la inmensa variedad desde elementos electrodomésticos y de construcción, baldosas de pisos, a los accesorios en baño, duchas, hasta material médico y de cirugía…

Mas, de pronto nos encontramos que la mayor parte de la basura o desechos del mundo es también de plástico y entonces indiscutiblemente, la humanidad está viviendo ante una encrucijada tremenda: entre la indiscutible valía del plástico en la vida del hombre y estos mismos, convertidos por él, en basura que deterioran su vida y de la naturaleza.

Por lo pronto, dentro del plan de preservación del medio ambiente, hay que crear mecanismos, uno de ellos y que les compete a los gobiernos tanto seccionales como centrales, los centros de acopios- como el que maneja Malecón 2000 del Municipio de Guayaquil, que es valioso como “escuela de reciclaje”, igual que las plantas procesadoras de basura, que resultan mínimos para la necesidad de toda una ciudad metropolitana. Por lo que urge una legislación que, al respecto, tengan que cumplir las industrias y centros productores de deshechos; antelado todo, por la clasificación de los mismos, de parte de todos los habitantes, desde sus hogares.

Reutilizándolos en lugar de desecharlos que, en sí, significa reducir su producción como basura, porque, como lo plantea Catherine Costa- Presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil “Prohibir el plástico no ataca el problema de raíz” – lo que significa sobre todo y esto es lo más difícil, ya que ello tiene que ver, con la cultura de todos sus habitantes: desde sus hogares y escuela, donde la educación juega un papel importante para reforzar en el niño, el púber y adolescente  a activar las 3 R medioambientales: Reducir-Reusar y Reciclar.  

Todo ello, con miras a no eliminar todo el plástico, sino transformar sus desechos, especialmente los biodegradables, ejemplo: el proyecto social ambientable presentado por Plastigama, en el evento de la explanada del Puerto Santa Ana de Guayaquil, hace poco; de “transformar los tubos de PVC desechados de las obras, en un nuevo ciclo productivo”.  

Talvez estoy errada, pero no sé qué sería para el hombre de siglo XXI y más allá, sin el plástico…

Por lo que -eliminar su producción, en 36 meses o más… ¡No es la solución

¡Por la paz del mundo!

 

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