18 abril, 2024

Malas costumbres

Empezaré por mencionar TRES de las peores, que caracteriza a buena parte de la población:

  1. Escupir en el suelo o desde la ventana de un vehículo hacia el exterior.

  2. Arrojar papeles o envases usados a la calle, bien sea al caminar o también desde la ventana de un vehículo, sea de pasajeros o de los acompañantes del conductor de un vehículo particular.

  3. Reírse a carcajadas, en algún lugar, donde se encuentran otras personas con o junto a Ud.

 

Sólo demuestran un gran falta de educación y de respeto hacia los demás.

Me alejare un poco del Manual, (nueva adaptación) de Carreño, que trata del comportamiento de las personas en diferentes escenarios: los más elementales, en la conversación (interrupciones), o en las visitas o invitaciones, (inoportunas) o en las reuniones, etc., que los trata de excelente manera.

Solo quiero indicarles, que las buenas costumbres y los buenos modales, se inicia su enseñanza y aprendizaje, desde la lactancia del bebé. Es la madre la que, con su ternura, va educando a su bebé, para que éste  no se desespere, cuando tiene hambre, o cuando llora al ver que su mamá lo deja en su cuniita, para continuar con otros menesteres, que incluso giran a su alrededor y para su bien, y así sucesivamente, durante su crecimiento, enseñándole el respeto a los demás: (a sus hermanos, a sus más cercanos familiares, a las niñeras, a las “tías”  (Parvularias), a sus compañeros y amigos, etc., de suerte que se puedan ganar, el aprecio, la consideración y respeto de los demás.

En mis observaciones del dia a dia, veo por ej: al tornar el ascensor, de algún Mall, las personas quieren ingresar, aun cuando hayan personas en su interior que desean y tienen que salir primero, no se cede el paso a las personas mayores, señoras embarazadas o a mamas con niños pequeños, o a los carretilleros que las acompañan.

En el bus, he visto en el pasado no lejano, cómo los varones permanecen en sus asientos, mientras hay señoras, -algunas embarazadas- de pie.

Recuerdo un “chiste” de la época, cuando en un bus una señora, que iba parada, preguntó en voz alta: ¿“Que ya no hay caballeros”? -insinuando que se lo cedan- y alguien contestó: “caballeros si hay, lo que no hay es asientos”.

Mientras se maneja, se puede en ocasiones ser caballero al conducir, aún cuando la mejor “caballerosidad” es respetar los carriles y las señales de tránsito, sin embargo, buses, camiones pesados, plataformas, creen equivocadamente que ellos tienen la preferencia, aun a costa de poner en peligro al usuario de vehículos menores, aun cuando éstos no están tampoco exentos de culpa.

Los taxistas, son los peores, los mayores infractores, los roba carriles por excelencia, el pito, es indispensable utilizarlo para evitar que te choquen, o indicarles a viva voz, que tengan más cuidado con tu vehículo; les importa un comino, cuando no te responden con alguna grosería o seña obscena.

Sin perjuicio de lo anterior, que bien puede disminuirse con una campaña permanente de educación vial, -que se ensayo en el pasado, pero hoy, por razones presupuestarias, ya no se hacen-, pero sobre todo, la exigencia del aprendizaje de las normas de tránsito, cuando vas a obtener por 1era. ocasión tu licencia de conducir.

Todavía se conoce que la licencia de conducir, se obtiene por la “izquierda”. No sólo en ciudades lejanas, también en Guayaquil, (al Sur).

Las “Escuelas de Conducir” privadas, o a cargo de los propios gremios de choferes,  deberán insistir más, en sus clases, sobre el tema del respeto a las señales de tránsito y de la forma de conducir, en especial, en el respeto a los límites de velocidad, en carreteras. Los continuos accidentes de tránsito, en el presente año y el número de muertos y accidentados, como consecuencia, del mal manejo de esos transportes de pasajeros, entre otras causas, son fundamentalmente por exceso de velocidad, falta de las horas mínimas de sueño: 7 horas mínimo, antes de conducir una Unidad, que tienen que manejar por 8 a 10 horas seguidas y en ocasiones con ingerencia de alcohol, en el trayecto, a insistencia del ayudante del chofer. Lo he observado, lo he vivido, en épocas que utilizaba estos transportes para viajar a la Capital.

Los viajes se convierten, durante el recorrido, en largas horas de angustia, que terminan, en la propia estación de destino.

Mejoremos la forma de conducir un vehículo, respetando las leyes, reglamentos y señales de tránsito a rajatabla,  para bien nuestro y de los demás.

Los beneficios estarán a la vista.

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