El mensaje de Jaime Nebot en su alocución con motivo de los 483 años de la fundación de Guayaquil el 25 de julio pasado fue muy claro; nadie puede negar que llama a la meditación no sólo de los guayaquileños sino a todos los ciudadanos del país.
Con el inicio de agosto todas las tiendas y movimientos políticos se comienzan a mover con miras a las elecciones de marzo del 2019. Las elecciones de Alcaldes y Prefectos en las provincias son cruciales para lo que será el destino del país en los próximos años.
El editorial de uno de los Medios de nuestra ciudad indicaba: “Sólo aquellos que llenen las expectativas ciudadanas podrán ser considerados a la hora de elegir a quienes dirigirán los destinos de la sociedad”.
Por su parte Nebot manifestaba: “Voten por ustedes mismos… los candidatos son sólo un medio para resolver sus problemas, los de ustedes, no los de ellos. No voten por apariencias, algunos parecen salvadores y acaban siendo enterradores.”
Con respecto al país: llamaba al optimismo, a ejercer un pragmatismo eficaz y solidario con equilibrio entre el Estado y la empresa privada. El equilibrio es el requisito indispensable para alcanzar el desarrollo entendido como cambio positivo, permanente y no violento, mediante el cual la riqueza desplaza la pobreza esa es la verdadera revolución.
Por último, recordaba como demandaba Ortega y Gasset, el verdadero revolucionario debe olvidar el discurso retórico y demagogo y ponerse estudiar Economía. De la derecha aprendimos el concepto de administrar bien para tener recursos y de la izquierda el de invertirlo en los pobres.
Durante el presente mes saldrán a relucir una gran variedad de nombres de candidatos a las 221 alcaldías y prefecturas. Veremos a los oportunistas e improvisados buscar los espacios para el acomodo. Los Correistas rebuscarán afanosamente al menos corrupto del grupo, mientras otros tratarán de perennizarse en sus cargos.