28 marzo, 2024

¿Las razones de la soberanía?

«Quizá no exista ninguna concepción política más controvertida que la del sentido de soberanía”. Lassa L. Oppenheim

La concepción política de la soberanía de los estados y la libre determinación de los pueblos  para definir su tipo de gobierno, son resultado histórico de la lucha por la descolonización, desde hace un poco más de dos siglos. Lucha ideológica. Lucha política. Lucha armada. Sin embargo, todavía, la contradicción, en la práctica de ambas situaciones de orden social, sigue en vigencia. Esto de definir el significado socio político del estado y lo que, en verdad, se acepta como pueblos sigue dando quehacer a teóricos y diplomáticos.

Hay quienes, incluso, están posicionados en que por autodeterminación debe entenderse que, en cada estado, la cosa pública en sí y en relación con la vida social, puede ser administrada por cualquier tipo de gobierno.  ¿Tal punto de vista, debe ser considerado, entonces, la expresión de la soberanía de una sociedad?. Hablando un poco en criollo: “en mi casa hago lo me viene en gana… Nadie puede intervenir ni presionarme para lo contrario…”. La mínima consciencia social aclara, desde luego, que hasta viviendo sola, cada persona  está obligada a guardar ciertos comportamientos, en tanto el grado de respeto para su dignidad. Pero para el poder todo es posible mientras la fuerza obligue a la razón.

¿Cara y cruz  de los rostros de  los mandatos supremos  que aventuran el poder por la violencia? Lo cierto es que en Latinoamérica son las dictaduras, los populismos, los fascismos los eventos políticos que, por sí y para sí, reclaman, en representación del pueblo, el respeto a la  autodeterminación… Con exigencia. Con chantaje. Con amenaza. El autoritarismo  gubernamental, sea militar o civil, pretende convencer, por eso, que encarna en su gestión la soberanía popular. ¿Y es o no así?

¿Cómo puede aceptarse semejante falacia si la soberanía de un pueblo solo se expresa, en validez social, política, cultural única, y exclusivamente, mediante la vivencia de las libertades y la practica de los derechos sociales y humanos? Las declaraciones internacionales, más o menos a partir de 1945, han asumido la responsabilidad, en base a la “igualdad de derechos”, de reconocer el principio de “libre determinación de los pueblos”. Algo que no significa, de ninguna manera, la asunción del crimen, la delincuencia, la persecución, la corrupción, el sicariato so pretexto de evidenciar el poder gubernamental, tal cual lo sigue entendiendo el inhumanismo populista. ¿Cómo, aceptar, por lo tanto, que pueden subsistir, en una sociedad, conviviendo en fraternidad, la represión y la libertad, la criminalización de la palabra y la opinión en su defensa?

Si no hay libertad no hay democracia…Si no hay democracia no hay derechos…Y si no hay derechos todo crimen está justificado. Es el reino de la miseria social y la impunidad política!

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La Iglesia por sí sola no puede hacer las cosas. La Iglesia no tiene manos, ni pies. Tampoco sexo, preferencias sexuales ni perversiones. Son los hombres dentro de ella, los que tienen manos y pies. Los que son célibes o no lo son. Los que pueden o no tener aberraciones de cualquier tipo.

Supongamos que la Iglesia Católica es una gran familia. En una familia, más aún si es numerosa, puede haber de todo. En medio de ese todo seguramente habrá: el rebelde, el desadaptado, el vago, el inoportuno, el intolerable, el indeseable, el drogadicto, y en ocasiones terribles, dolorosas y devastadoras el aberrado sexual.

Díganme ustedes, ¿qué culpa tiene la familia?

1 comentario

  1. SENCILLAMENTE….EXCELENTE ANÁLISIS MI QUERIDO MARCO…. SIGUE AVANTI CON TUS MUY
    ESPECIALES COMENTARIOS QUE NOS ENRIQUECEN Y AUMENTAN EL DESEO DE LEERLOS….

    CON UN AFECTUOSO ABRAZO DE TU AMIGO DE SIEMPRE

    FERNANDO CASTRO PONTE

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