29 marzo, 2024

¿Impunidad?

Aparentemente las cosas están prácticamente juzgadas por el pueblo. La forma como las diversas poblaciones han recibido al expresidente Rafael Correa así lo demuestra. La magnitud de hechos que han salido a la luz y las que continuamente se vienen denunciando y saliendo, han encendido las protestas del pueblo que hasta hace al menos un año, dudaba sobre si convenía o no, la continuidad.

La misma forma de obrar del expresidente, rompió aún más el hechizo del pueblo al que hipnotizó con su verborragia. La forma de decir y desdecir lo dicho, de decir una cosa y luego decir lo contrario, como se lo ha demostrado en las redes sociales, ha ido desengañando al pueblo hasta llegar a recibirlo con huevos, tomates y más actitudes de rechazo. En verdad es una vergüenza que haya regresado para ser recibido en tan mala forma. “Siembra vientos y cosecharás tempestades” dice un sabio y viejo refrán. Después de once años de insultar, perseguir, enjuiciar, demandar, encarcelar a sus opositores, por el simple hecho de no estar de acuerdo con su omnímodo poder, tenía que venir la resaca.

A lo ya denunciado hay que añadir hechos aún más graves: Durante su Gobierno se destruyó no sólo al país, lo que es aún más grave, para justificar el lleve y el deber, se destruyó la moral, se fomentó la droga, a tal punto, que acabamos de ver como los narco terroristas han destruido un cuartel en Esmeraldas, como advertencia. Esta pregunta faltó en el Referéndum. El narco tráfico y la narco guerrilla, que el Gobierno anterior aupó, como aparentemente se comprobó con la computadora que rescató Colombia en el oriente ecuatoriano, en que se demostraba la ayuda de las FARC a la campaña de Correa, debe ser eliminada radicalmente. Esta es una dura labor que el Gobierno actual tiene la obligación de emprender. El daño a nuestra juventud es tremendo por satisfacer el ansia de dinero y poder de estos grupos criminales.

Pero esto no es lo peor. Aún, con tantas pruebas en contra de los varios miembros del Gobierno involucrados en actos ilícitos, se le permite al señor seguir deambulando por las calles promoviendo el NO, para poder volver a ser Dictador. Con cinismo incalculable se atreve a decir que no es para él, y en su Twitter dice que las coimas menores no deberían ser tomadas en cuenta. ¡No es cuestión de cantidad! ¡Robo es robo, aunque sea de un centavo! ¿Quién nombró a Glas Encargado de áreas estratégicas? Si Glas es culpable, sólo por eso, debería estar en la cárcel, acompañándolo, el expresidente. ¿Qué esperan las autoridades? ¿Esperan que se regrese a Bélgica?

¡Ya es hora de un cambio! ¿Hasta cuándo seguirán las autoridades y la Asamblea impidiendo la justicia?

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No se podía creer, dejaba atónito a todos, se leía y releía: El Pleno de la Corte Constitucional había anulado su fallo sobre el caso de la Cervecería Nacional.

No podía ser: Eso significaba que reconocían que su fallo inicial no tuvo ningún fundamento y es grave porque las sentencias de la Corte son inamovibles. No es factible que sean revocadas. ¿Admitían haber dado su fallo irresponsablemente?

Claro que entretanto habían salido a relucir muchas cosas sospechosas, denuncias de un Asambleísta que circunstancialmente olían a extorsión o cohecho.

Abonaban a la imaginación la carrera por las calles del señor que habría recibido US$ 500 mil, huyendo de la prensa, para no dar ninguna declaración, y que era nada menos que Alfredo Larrea Jijón, abogado de la Cervecería y hermano del secretario de la Corte.

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