20 abril, 2024

¿La vida es sueño?

El titular responde a una de las obras cumbres de la Literatura española del siglo XVII, escrita por un lejanísimo pariente, Don Pedro Calderón de la Barca.

Así es, la vida es bella, como bellos son los sueños. Todos debemos soñar. Soñar nuestros sueños, esos que nos levantan felices por la mañana y no recordar aquellos otros que nos levantan a media noche con palpitaciones acaloradas y en ocasiones con gritos -Las pesadillas-. Los sueños deben contarse a quienes nos acompañan en el amanecer, para que se cumplan o no se cumplan, así lo repetían los abuelos.

Soñar de felicidad junto a nuestra esposa, soñar de felicidad junto a nuestros hijos, soñar de felicidad junto a nuestros nietos y junto a nuestros parientes y amigos.

Soñar nuestros planes y los que estamos proyectando.

Pero, los sueños, por muy valederos que sean, no deben, elevarnos del piso, porque nos podemos caer.  Si acaso nos caemos, debemos volver a soñar, para volver a empezar.

Tampoco nos podemos volver ILUSOS, las ilusiones son válidas, para darnos aliento y construir  nuestros propósitos.

No podemos vivir, ni tenemos que quedarnos sólo en la(s) ilusión(es), por cuanto, con seguridad no llegaremos a concretar lo deseado, ni lo soñado.

Soñadores, como los inmigrantes, los “dreamers”, que lo dejaron todo, asumieron todos los riesgos -hasta el riesgo de morir en el intento- para llegar al destino escogido.

El “sueño americano”, el “sueño europeo”, el “sueño japonés”, el “sueño venezolano”, en fin, son movimientos sociales, de gente decidida a  lograr y disfrutar de las mejores oportunidades y comodidades de los paises mas desarrollados. Aún cuando,  ese inmenso número de ciudadanos del mundo, resten oportunidad y plazas de empleo o los propios connacionales, de los países que los acogen..

Pero, los movimientos migratorios son casi imposibles de controlar y/o regular. Migraron los escoceses, los ingleses y los franceses a América del Norte; migraron los españoles y los portugueses a América del Sur, migraron los chinos a América.

Migraron los europeos al África, nor y sur Sahariana, al Asia, a la China y a la India; migraron los rusos y los centro-asiáticos a Europa, en fin, la historia de la humanidad es la historia de los movimientos  migratorios universales.

Detrás a la inmigración, vino el progreso, el desarrollo y el bienestar.

No todo en materia de migración es “color de rosa”. Con ella, llegan buenos y malos ciudadanos extranjeros, -en la actualidad, extremistas incluidos-, y alineados por motivos generalmente religiosos, que causan en los países donde migran, serios problemas y hasta crímenes, en nombre de su Dios, o de sus ideas absurdas y nada convencionales.

Por ello, se hace necesario ejercer ciertos controles y dictar regulaciones indispensables.

Las “fronteras abiertas”,  demostraron, que no son buenas políticas de Estado. Quienes lo intentaron desde sus gobiernos, tuvieron que dar pie atrás y rectificar.

El tema migratorio, es de orden político, económico y social, nada fácil de impedir y regular para los países de mayor desarrollo, pero, sobre todo, es de orden Humanitario, y este aspecto neutraliza todo intento de impedirlo.

Terminamos esta carta con una estrofa maravillosa; de la obra cumbre de Calderón de la Barca: “Que es la vida, un frenesí, qué es la vida, una ilusión, que el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.

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3 comentarios

  1. En el mundo, todos somos migrantes o descendientes de migrantes. Los primeros emigrantes fueron Adán y Eva, expulsados del paraíso, aunque la expresión fuera metafórica. La migración debe ser regulada. Una persona, por humanitaria que fuera, no albergaría en su casa a un ladrón o a un asesino. Los países deben hacer lo mismo. Comparto el artículo.

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