20 abril, 2024

Capitalismo y Desigualdad

Camino a la prosperidad

Antes de 1800, una persona nacida en pobreza no podía morir en opulencia. La riqueza se heredaba, no se hacía. A nivel macro existía similar condición. Los países explotaban sus recursos naturales, los heredados por gracia de Dios; su economía se desarrollaba por medio de ventaja comparativa. A los gobiernos no se les ocurría triunfar en base a ventaja competitiva: capital humano creando lo que la naturaleza no ha dado. Japón, sin recursos naturales, fue el primer país que no necesitó la ventaja comparativa para conquistar el mercado mundial.

Con la invención de la maquinaria, la producción aumentó enormemente. La carreta fue reemplazada por  el ferrocarril, capaz de transportar cientos de toneladas, reduciendo el costo unitario de transporte.  Al hacerse más complejos los sistemas de producción, haber más competencia, elaborarse mayor número de bienes y servicios, y crearse organizaciones más complejas, nacieron nuevas carreras,  formas de organización, sistemas contables, producción, planificación, etc. Fue necesario especializar a obreros y empleados. Todos estos cambios transformaron para siempre la vida de las personas. Surgieron escalas de sueldos relacionadas al nivel de conocimiento  y responsabilidad. Esta revolución tecnológica terminó cambiando la composición de las clases socio-económicas. Nació la clase media conformada por obreros especializados y oficinistas y a la clase alta se incorporaron personas que habían triunfado en el mundo de los negocios. No habían heredado dinero, lo habían creado.  

La variedad de bienes y servicios fue factor diferenciador de la desigualdad. Los niveles de salario determinaban lo que se podía comprar. La explosión industrial   aumentó exponencialmente la demanda de obreros y se formaron tugurios alrededor de las fábricas. En Inglaterra las pobres condiciones físicas de trabajo llevaron a escritores como Charles Dickens a escribir novelas denunciando la inequidad social y forma de vida de los pobres. Carlos Marx, que vivía en Londres,  escribió a favor de lo que él llamó el proletario (trabajador) y predijo su triunfo.  

Dos sistemas económicos

En el siglo XIX, el mundo tuvo un espectacular desarrollo económico y tecnológico producido por el sector privado: líneas ferroviarias en todos los continentes, grandes fábricas de acero usado en puentes, barcos, maquinarias, etc. Fue un siglo en donde unos países buscaron liderar el progreso humano y otros se quedaron rezagados por actitudes negativas, que aún persisten. Los gobiernos se preocuparon de crear la institucionalidad. No se discutió si el Estado debía intervenir en la economía. La telegrafía, luz eléctrica, telefonía y otros inventos, algunos todavía útiles en el siglo XXI, se dieron por emprendimiento privado. Marx y sus ideas de un mundo utópico fracasaron por no  ser prácticas, asumían que el capital no convenía a la sociedad. El sistema capitalista, a pesar de sus errores, se había impuesto. Irónicamente Marx había admitido que el capitalismo había hecho en 100 años, lo que no se había logrado en los siglos anteriores.

El siglo XX fue de confrontación entre Estado y mercado. La Revolución Rusa y Depresión Mundial fomentaron ideas respecto a la conveniencia para la sociedad de que el Estado participe en la economía y tome roles de benefactor y empresario. En Europa nacieron partidos de corte socialista y el sector público que representaba 10% del PIB, para 1980 se aproximaba en 80% muchos países. Centenares de miles de ineficientes empresas públicas consumían los presupuestos de los gobiernos. El Estado creció descomunalmente, los europeos pagarían las consecuencias en el siglo XXI.

En el XX,  el progreso humano se aceleró, no por tener Estados obesos; sino  iniciativa empresarial y competencia; la tasa de obsolescencia disminuyó dramáticamente. Inventos en países capitalistas favorecieron al pobre: aumentó su esperanza de vida; ya no trabajó usando fuerza bruta, se convirtió en operario de máquinas y equipos. Centenares de millones de personas tuvieron acceso a agua potable, educación y entretenimiento. Hubo consumo, la televisión llegó a casi todos los hogares. El carro dejó de ser un lujo, así como la cocina a gas o eléctrica y refrigeradora.  

¿Cuán injusta es la desigualdad?

La prosperidad trae desigualdad que disminuye a largo plazo, pero no desaparece. A pesar de ello, el mundo se beneficia. La desigualdad económica se ha acentuado en los últimos decenios porque se vive una vertiginosa revolución tecnológica que junto con obsolescencia y globalización, se han convertido en colosal fuente de riqueza nunca antes vista y no todos están preparados para beneficiarse directamente. Hay nuevos paradigmas, no se requiere décadas de trabajo para hacer fortuna. Hoy, se la crea en pocos años. La oferta pública inicial de las acciones de Alibaba, empresa de Internet más grande de China, que se transaron  en la Bolsa de Valores de Nueva York hace un par de años,  fue la más grande de la historia, 25.000 millones de dólares. Los empleados fundadores recibieron 10.000 millones de dólares.  China que hace 20 años apenas tenía 60 millonarios hoy tiene numerosos millardarios. No debe llamar la atención, es el segundo país del mundo con más millonarios, después de EEUU. En 30 años, el índice gini se ha deteriorado, pero todas las clases sociales  han mejorado sus ingresos. Los chinos, sí inventaron la pólvora, pero no cómo prosperar, siguieron la receta de países triunfadores, no alentaron la lucha de clases, ni impidieron a la población hacer dinero. Irónicamente, las naciones proveedoras de materias primas y a la vez deudoras de China, tienen gobiernos que fomentan la lucha de clases, acosan a los medianos y grandes empresarios y ofenden a los que tienen  fortuna.

Hoy hay deportistas centimillonarios, entre ellos jugadores con ingresos superiores a 20 millones de dólares por año. Qué terrible desigualdad económica dirían los que andan atrás de calcular diferencias pero no piensan por qué existe. Los jugadores estrellas ganan lo que ganan porque lo merecen. Lo mismo ocurre con cantantes y personas del mundo del entretenimiento. En EEUU hay profesores universitarios con ingresos de millones de dólares anuales y otros de 100.000. ¿Hay desigualdad económica?  Seguro que sí, ¿debería desaparecer? No se puede, el que tiene mayores entradas es mejor profesor, ha investigado y escrito más libros.  

Renta del capital vs PIB

El que Thomas Piketty, economista francés, haya presentado un libro respaldando el argumento que el capitalismo aumenta la desigualdad, no llama la atención. Los franceses de cierta manera son creadores de la izquierda, décadas antes que Marx popularizara su socialismo. La base que la tasa de retorno del capital es superior a la tasa de crecimiento del PIB, no es descubrimiento. Quienes acumulan grandes cantidades de dinero son personas muy por encima de la inteligencia promedio. En el crecimiento de la economía participan los empresarios de todo nivel de inteligencia, no solamente los genios. Jobs, Watson, Ford, Walton, Dessault y otros, tuvieron inteligencia superior o la habilidad de ver el futuro, haciendo realidad necesidades latentes no fácilmente identificables, fueron muy ricos por su aporte intelectual. Unos son inventores otros no. En días pasados conocí nuevos inventos: cubo virtual que permite desde una pantalla de computadora entrar a seis sitios web y trabajar casi simultáneamente en cada uno de ellos, todo lo que se requiere es hacer clic a cada lado del cubo. Este invento incrementará notablemente la productividad de quienes navegan en la Internet. Otro es el plástico hecho del carapacho del camarón; ya existe el plástico producido de la tusa del maíz, ambos biodegradables. ¿Cuáles son las sociedades que crean estos bienes que transforman la forma de vida de la gente? ¿Las que no tienen desigualdades? ¿Las que todos tienen el mismo ingreso? Definitivamente No. Años atrás se publicó La Sociedad Dinámica, libro de Graeme Snooks, profesor de la Universidad Nacional de Australia. Haría bien a los socialistas del siglo XXI, leer obras como la mencionada. A fines del siglo XIX, ese país y Argentina tenían nivel de vida similar; actualmente tiene este último una renta 6 veces inferior a Australia. La sociedad de esta nación es dinámica, la argentina, estática. Sin populismo, los australianos mejoran la desigualdad, mientras en Argentina, con todo lo benefactor que han sido los gobiernos desde el de Perón hasta los Kirchner, la desigualdad es superior.  

¿ Igualdad eliminando la prosperidad o haciendo a todos prósperos?

Hace cuarenta años visité Israel y pasé una noche en un kibutz, organización agrícola socialista; los integrantes de esta comuna no podían ser dueños de nada, recibían el mismo salario y no existían diferencias sociales. No circulaba dinero, las compras se hacían con cupones. En aquellos años no había mayor diferencia de clases socio-económicas. Israel fue creado para recibir a judíos de diferentes partes del mundo, la mayoría refugiados. No era próspero, era una sociedad en construcción, donde la desigualdad era prácticamente inexistente. Como la intensidad del deseo de superación no es el mismo entre todos los seres humanos; al pasar los años, la diferencia económica comenzó a crecer, pero al mismo tiempo la renta promedio por habitante   aumentó y actualmente Israel forma parte del Primer Mundo. Tiene un poderoso sector industrial que participa en sectores de tecnología de punta, es una de las naciones con más avanzado sector de biotecnología. Los kibutz parecen barrios residenciales donde cada uno es dueño de lo suyo. A 2016 tiene 19 millardarios, más que Chile (10) y México (14).En los países nórdicos como Finlandia y Dinamarca también hay un leve repunte en la desigualdad, pero no para el crecimiento del ingreso por persona.

Cuando la gente no informada se refiere a la desigualdad lo hace en base a verdades a medias. No es cierto que el capitalismo ignora al pobre, todo lo contrario, ha sacado a más de 1000 millones de la pobreza en los últimos 200 años. Es el factor predominante para la movilidad de clases. En Ecuador hay familias ricas cuyos orígenes fueron de escasos recursos; cada decenio surgen nuevos millonarios en el sector privado. Sólo hay que revisar el ranking de las 1000 empresas más grandes del país, por década. Es muy difícil tener un país con elevadas tasas de crecimiento económico y baja desigualdad; para disminuirla, los gobiernos deben invertir en educación, estimular la inversión, crear condiciones para el desarrollo y fortalecimiento de la clase empresarial; nada más. Esfuerzo y creatividad hacen ricos a los países, no la intervención del Estado.

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3 comentarios

  1. Aunque tiene una mirada a ojo de pájaro ( perdóneme el atrevimiento) un poco borrosa ( la desigualdad es parte de la condición humana y, es ahora con el capitalismo, que se hace menos aguda) , la tesis suya es , a mi entender, la correcta. Mire que cuando digo borrosa, lo que realmente quiero decir es que no es totalmente cierta. El capitalismo ( o el protocapitalismo ) empieza en Francia ,con los primeros molinos hidráulicos y luego, con los grandes conventos y estados papales ,verdaderos latifundios ,que con el crecimiento y la acumulación de capital y el pago en dinero a su fuerza laboral, ayudó a expandir el comercio y la producción de alimentos, entre otros. El capitalismo es en realidad , la única organización social ( política y económica) que crea verdadera riqueza y solo prospera cuando el estado es un facilitador y no su represor. En el Ecuadore, que gobierno puede ser reconocido históricamente como tal? Le agradezco que se haya ocupado del tema y, sobre todo que defienda frontalmente al capital. Mis saludos.

  2. Felicitaciones Guillermo! Una verdadera cátedra sobre la historia económica. El índice Gini es una referencia que no contempla los cambios tecnológicos arriba mencionados. Lo que nos debe interesar es la elevación del estándar de vida de los ciudadanos y no envidiar a los que hicieron fortunas por sus inventos o aciertos en los negocios. Oportunidad para todos debe ser el legado de Lenin. Saludos

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